El Gourmet Urbano: Valencia Gastronómica por @marielisarteaga: Vivero Café Jardín, un delicioso respiro

viernes, 29 de abril de 2011

Valencia Gastronómica por @marielisarteaga: Vivero Café Jardín, un delicioso respiro


Para nadie es un secreto que vivir en las ciudades trae consigo todo el agite que demanda la urbanidad: agendas apretadas, tráfico para sufrir y pocos espacios para relajarse y respirar profundo.
 
Pero también sabemos que la oferta gastronómica de las urbes es abundante, rica, generosa y son esos los motivos alentadores que justifican que nos mantengamos inmersos dentro de la dinámica convulsionada.
 
Por eso es tan agradable encontrar espacios que resalten sólo lo bueno de vivir en la selva de concreto y se hayan dado a la tarea de traer la naturaleza más cerca de nosotros para que en medio del itinerario hagamos unas paraditas más que justificadas y nos demos al momento del yantar con todo el placer que nos merecemos .
 
En el municipio Naguanagua -al ladito de Valencia, tanto que hemos olvidado las mínimas fronteras municipales- se encuentra Vivero Café Jardín, un indiscutible oasis para el paladar y para los amantes de la naturaleza rotunda.
 
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Este lugar de café tiene poco pues es realmente un restaurante que aunque campestre, respeta todos los requisitos para ser considerado como tal. Rico menú, servicio honesto y cordial, infraestructura preciosa y buena relación precio-valor.
El lugar nació bajo la idea de crear un vivero para gozar de un paseo rodeado de la naturaleza, admirando la belleza de las plantas y flores; un lugar lleno de frescura y verdor para escapar de el trajín cotidiano y respirar tranquilidad sin tener que dejar la ciudad.
 
El escenario era más que emotivo: el patio trasero de la casa paterna de José Ignacio Sánchez, dueño de lo que hoy se conoce como el restaurante.
 
Los inicios apuntaban a realzar la flora impresionante que crecía a sus anchas en la propiedad pero el tiempo fue dictando la pauta para los momentos para complacer el paladar.
 
Primero fueron sencillos desayunos para los que ya conocían el lugar y aspiraban a comer algo mientras paseaban. Luego se fueron incorporando platos sencillos e informales pero el resultado de 11 años de trabajo ha sido un restaurante de cocina internacional comandado por el chef Martín Valderrama, quien con su formación en alta cocina le ha dado un espíritu más gourmet al sitio.
 
Antonio Rosendo, gerente del restaurante sostiene que la gran fortaleza de este reducto urbano es la posibilidad de comer y compartir con los seres más queridos mientras se está rodeado de palmas, frondosos árboles de mangos, calas, enredaderas, helechos y el canto permanente de guacamayas, loros y tucanes. Tampoco es de extrañar que alguna huidiza ardilla se acerque a su mesa pues la flora y la fauna tiene absoluta licencia.

  Cada espacio en su santo lugar

 
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Vivero Café Jardín cuenta con varios espacios para el disfrute de los comensales. El Patio central es el más amplio y se ubica en medio de mucho verde y debajo de altos y hermosos árboles que han creado un perfecto techo vegetal. De haber plantas, aquí estarían ubicadas para que los tenues rayos de sol se encargaran de darles energía por todos los espacios del restaurante han sido ubicados pensando en ese vivero inicial.
 
Más adelante está dispuesto el Gazebo con cuatro mesas para seis personas cada una para aquellos que desean comer bajo techo o necesitan guarecerse de alguna inesperada lluvia.
 
Al final de esa hilera está el Caney concebido principalmente para los eventos familiares y sociales, en fin, para más gente.
 
Como todo el restaurante tiene esas caminerías perfectas para pasear antes o después de la comida, aproveche para ver lo que queda de la casa original. También note las bellas esculturas de artistas nacionales dispersadas por todo el restaurante y que parecen una grata sorpresa en medio de las plantas. Acérquese a las jaulas de las aves, vea algunas antigüedades en los rincones –de la casa original- o permita que los chiquiticos jueguen un rato en un pequeño parque.
 
En medio del espacio verá la gran barra, construida alrededor de una gran árbol. Ahí se preparan las bebidas, se sientan los que quieren informalidad, en uno de los extremos se colocan las carnes a la parrilla y se hacen los menesteres administrativos.
 
Al lado verá el imperdible Invernadero que ha sido intervenido y ahora luce como un regio salón techado con sus claraboyas perfectas, mesas en hierro forjado, las paredes rústicas tan propias del estilo colonial y las flores siempre frescas.
 
El salón cuenta con una suerte de cortinas de plásticos gigantes que permiten ver hacia los exteriores así que no se perderá el protagonismo del ambiente natural.

 Sabores dignos

 
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Una de los aspectos fundamentales de Vivero Jardín es que el menú es presentando en un gran pizarra que es escrita todos los días a criterio del chef. La intención es ofrecer los productos más frescos y más naturales posible día tras día.
 
La propuesta combina los sabores venezolanos con la comida internacional bien amplia. Por ejemplo, el menú más o menos estable de esta semana será: Hervido de Mero, champiñones al ajillo, pollo en salsa de melocotones, churrasco de mero a la Menier, langosta termidor, lomito a la brasa o unos callos a la madrileña.
 
Eso sí, olvídese del pan para comenzar el condumio y pida el casabe crocante con el queso telita gratinado que lo dejará deleitado en su gusta medida mientras espera los platos formales.
 
Pregunte -aunque no lo vea en el menú del día- por el lomito al roquefort que es un festín para el gusto.
 
 
La incorporación de Rosendo en la gerencia ha servido para que la carta de vinos sea más interesante y se sirva una mejor opción en el maridaje. Tal como él mismo expresa, los vinos chilenos, argentinos y españoles son los favoritos en la casa.
 
¿De postre? Absoluta sencillez pero bien lograda, quesillo, pie de limón, torta y marquesa de chocolate.
 
Al final, decántese por un cafecito en los bancos dispuesto de algún árbol para que la satisfacción llegue hasta el último momento.
 
Vivero Café Jardín abre de martes a sábado de 9:00 am a 9:00 pm y los domingos de 8:30 am a 6:00 pm. Está ubicado al final del Av. Universidad, después de la entrada principal de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Carabobo, al cruzar en la panadería, Santa Eduvigis, Naguanagua. Teléfonos: (0241) 8683130 / (0414) 3404928.





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