El Gourmet Urbano: 3 perspectivas del aumento de los precios del vino en Venezuela

viernes, 28 de junio de 2013

3 perspectivas del aumento de los precios del vino en Venezuela

Dado que somos un espacio plural y el tema publicado hoy  El Precio de los Vinos en Venezuela ha generado una interesante y variada matriz de opinión en nuestra red de Twitter @gourmeturbano les dejamos el punto de vista de nuestro amigo colaborador con El Vino de la Semana, Jesús Nieves Montero con respecto al tema. Ciertamente una visión del cliente de calle es un excelente termómetro de la calle y el mercado de retail, pero: ¿Por qué hay tal distorsión de precios en el mercado? Pues leamos otro punto de vista y ello nos ayudará a entender la coyuntura por la que pasa el vino en Venezuela.

 

En los últimos meses las etiquetas presentes en el mercado local han tenido incrementos que van desde el 60 al 400% y acá comentamos tres puntos de vista en relación con esta situación que afecta a los entusiastas del vino

 

3 perspectivas del aumento de los precios del vino en Venezuela

 

No. 1 Bodegas. El consumidor, al ver el cambio en los precios, podría apuntar directamente a los proveedores, las bodegas, pero la realidad es que, en líneas generales, quitando algunos incrementos programados con anterioridad, el precio de los vinos en dólares sigue siendo exactamente el mismo. De hecho, hay que acotar que las bodegas han sido pacientes para adaptarse a las particularidades del mercado venezolano que incluyen tiempos de aprobación de registro para nuevas etiquetas que pueden tomar hasta 2 años (mientras, por ejemplo, en Colombia pueden conseguirse en unos 4 meses) y un control de cambio que lleva más de 10 años impidiendo la fluidez en los pagos. Además, las bodegas siguen percibiendo a Venezuela como un buen mercado y desean estar presentes a pesar de los tropiezos pues consideran que elementos como la madurez que ha venido tomando el consumidor, mucho mayor a mercados cercanos atractivos como Colombia y Panamá, es fundamental, así como la cultura gastronómica local. Tal vez lo único que sí ha sido imputable a ellas es que con contadas excepciones limitan o niegan el presupuesto para actividades promocionales en el país dadas las dificultades comerciales y esto, por supuesto, impide mayores encuentros para degustar los productos.

No. 2 Importadores. Aunque no todo el mundo lo vea, parte del trabajo del importador es no sólo asegurar la recuperación de lo invertido sino la reposición del inventario que, en la actualidad, dada la incertidumbre del mercado cambiario, se convierte en un ejercicio de adivinación y seguro incremento de precios. De hecho, socios de importadoras muy pequeñas a quienes hemos consultado nos comentan: “nos han convertido en brokers de divisas para poder pagar a los proveedores, eso nos impide dedicarnos a nuestra pasión que es vender el vino”. Adicionalmente, como comentamos previamente, el importador debe lidiar con períodos muy largos para registros de nuevos productos, no puede acometer cambios en las etiquetas para hacer más visible sus productos porque requeriría cambios en el registro, trabas de todo tipo en la aduana para poder retirar su mercancía, dificultades de infraestructura para la distribución del vino dentro de Venezuela, condiciones particulares de los retailers y restaurantes para la colocación del producto, un consumidor que, si bien está aprendiendo, todavía (y tal vez ahora más que antes) se guía por precios y grandes marcas. De igual manera, en los últimos meses los importadores no han tenido acceso a un sistema de adquisición de divisas equivalente al extinto SITME y el gobierno no parece encontrar una fórmula para satisfacer esta demanda. La cuestión es que la economía venezolana depende tanto de las importaciones que de alguna manera se debería encontrar una solución para que las divisas fluyan y los precios se estabilicen. La pregunta que todo el mundo se hace: ¿si baja el dólar los importadores reducirán los precios? La respuesta es compleja y no dependerá simplemente de la “buena voluntad” del importador sino de toda la cadena de distribución y comercialización.

 

No. 3 Consumidor. No hay duda de que es la gran víctima en tanto su poder adquisitivo, en el caso de los vinos, se ha reducido de una forma sólo imaginable en contextos de hiperinflación tal cual se leía en reportes de crisis como la argentina en los años ’90. Lo más triste es que todos estos problemas toman al consumidor en un punto de ascenso de su curva de aprendizaje. No hay gerente de exportaciones o enólogo que haya venido durante los últimos 10 o 15 años a Venezuela que no se asombre por el progreso de un consumidor que a duras penas podía distinguir blancos y tintos y ahora, en degustaciones y catas, se preocupa por temas como el maridaje y la influencia de la crianza en madera. De esto desprendemos algunas recomendaciones.

a)La situación actual obliga al consumidor a ser más cuidadoso al momento de seleccionar sus vinos y a buscar los verdaderos best value del mercado para optimizar su inversión.

b)El consumidor deberá abrirse a marcas que tal vez anteriormente no tomaba en cuenta pues hemos detectado que algunos importadores han mantenido precios por debajo del incremento promedio en este tipo de etiquetas que no tienen la visibilidad de Casillero del Diablo, Castillo de Molina o Marqués de Cáceres y pueden ser una buena opción.

c)Será momento de valorar el esfuerzo de Bodegas Pomar que, por ejemplo, en el caso de los espumosos, ofrece ahora una oferta imbatible y de alta calidad.

d)Será también el momento de explorar la forma como algunos importadores, de la mano con bodegas que observan esta crisis como una oportunidad, se animan a introducir etiquetas nuevas a precios competitivos, cual ha sido el caso de los vinos españoles de Bodegas Muga.

e)Es tiempo también de crear grupos de degustación para probar varios vinos y compartir los costos.

f)También hay que consultar con las importadoras para comprar directamente a ellas ya que, en su mayoría, permiten la compra tal cual se establece la ley, de al menos tres botellas, con un precio inferior ya que no hay los cargos de comercialización.

g)Y llegó el tiempo de ser más estrictos al momento de comprar y descorchar una botella: en estas circunstancias, más que nunca, un vino que se sospecha en mal estado debe ser devuelto.

 

Todavía quedan muchas incógnitas por despejar pero, de momento, este es el contexto del mercado de vinos en Venezuela.

 

Fuente: esnobgourmet.com

 

 

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