El Gourmet Urbano: Ocho falsas creencias alrededor del vino

jueves, 17 de septiembre de 2015

Ocho falsas creencias alrededor del vino

Hace muchos años era posible tener 14 grados en una habitación y por eso se hablaba de servir el vino “a temperatura ambiente”. Pero hoy, con los cambios del clima, el aire acondicionado y la calefacción, esa es una temperatura imposible.


“Hoy parece que para beber vino hay que ser doctor en enología y no es así”. Lo dice María Isabel Mijares, conocida como “la Dama del Vino”, una Académica de Número de la Real Academia Española de Gastronomía, directora de la Guía Repsol de los mejores vinos de España y experta vitivinícola.



8 falsas creencias alrededor del vino
(Foto: Archivo/VANGUARDIA LIBERAL)


Y también una convencida de que tantos mitos alrededor del vino están alejando al consumidor, y sobre todo a los nuevos entusiastas, del placer de disfrutar unas buenas copas.

Por eso le pedimos a María Isabel –quien fue una de las invitadas especiales a la Feria Expovinos (del Grupo Éxito), que este año enfocó sus conferencias en orientar al público a un disfrute sin parafernalias- que nos hiciera una lista de esos prejuicios que no nos permiten disfrutar un buen vino.

El vino –blanco o tinto- tiene que estar a “temperatura ambiente”.

Hace muchos años era posible tener 14 grados en una habitación y por eso se hablaba de servir el vino “a temperatura ambiente”. Pero hoy, con los cambios del clima, el aire acondicionado y la calefacción, esa es una temperatura imposible. Por ejemplo, servir un tinto a 16 grados es una exageración.

Hay que refrescar los vinos (blancos o tintos) y la manera ideal de hacerlo es introducir la botella en un recipiente con agua y hielo. ¡Esa es la auténtica fórmula frigorífica!

Estemos donde estemos, en la playa, en un bar, en casa, necesitamos copas reglamentarias.

Puedes beber tu vino en vaso, en copa, con hielo… como más te guste. Y también en la copa que reúne todos los atributos: delgada y de cristal. Pero al final, lo importante es disfrutar.

Los vinos blancos están hechos solo para acompañar pescados.

No es cierto. Algunos tipos de pescado van maravillosamente con los tintos. La idea es probar las comidas que más nos gusten con diferentes vinos –tintos, blancos, rosados- y encontrar cuáles son las mejores armonías.

Los vinos blancos son más “tiernos”.

Se cree que los vinos tintos son toscos y duros, y que los blancos son tiernos. Sin embargo, hoy encontramos vinos blancos que tienen más cuerpo –porque en su elaboración pasaron por madera- que algunos tintos. Es el caso del Pinot Noir.

Los vinos embriagan según su color.

Muchas personas dicen que sienten que el blanco se les sube fácilmente a la cabeza y les produce más fácil embriaguez. Otros, por el contrario, aseguran que esto les pasa con los tintos.

Pues bien, no hay ninguna razón para pensar que por ser rojo o blanco, un vino afecta más o menos. Lo que sí se debe tener en cuenta es el grado de alcohol que contenga cada uno (esta información se encuentra en la etiqueta).

Los vinos que no tienen corcho son ordinarios.

En absoluto. El corcho es indispensable para la evolución de algunos vinos. Es como la piel, los mantiene en contacto con algo de oxígeno. Pero un vino de rotación rápida, que se consumirá pronto, puede tener otro tipo de cierre, como la tapa rosca.

Los espumantes van solo al final.

Siempre hemos oído que hay que tomarlos al final de la comida. Pues no necesariamente. Incluso, según lo que hayamos bebido y comido, pueden ser “una bomba” para el estómago y sentarnos muy mal.

Vinos dulces van solo con comidas dulces.

¿Solo compañía ideal para las tortas y los postres? Yo creo que van mucho mejor con quesos como roquefort o manchego. Es un contraste muy interesante.

Fuente: Vanguardia

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