El Gourmet Urbano: “Comida digital” o cómo las apps de cocina conquistan internet

domingo, 1 de mayo de 2016

“Comida digital” o cómo las apps de cocina conquistan internet

Muchísimas cosas puedes encontrar en la red, pero recetas de cocina y aplicaciones que sugieren combinaciones de ingredientes saltan de inmediato
¿Te apetece un burrito con carne molida, chocolate, queso Edam, edamame y puré de albaricoque? ¿O prefieres un taco con té negro y arándanos? No son sabores tradicionales pero, al parecer, van bien juntos. Según una computadora.

Los libros de recetas solían ser populares en algunos círculos y necesarios en otros. Pero nada comparado con el culto por la cocina que ha inspirado internet. FOTO: BBC


La comida es más que una necesidad universal. En estudios del cerebro se ha visto que se activa más con lo que nos gusta comer que con cualquier otra experiencia. Así que no es de extrañar que las redes sociales estén repletas de imágenes, recetas, videos de platos y preparaciones… Parece que nunca es demasiado.

Sin embargo, aparte de provocar que se nos haga agua la boca, ¿está logrando algo más el mundo digital? ¿Será que la tecnología está cambiando nuestros gustos?

Recetas en la nube


Los burritos que te ofrecimos más arriba fueron una de las ideas de El Chef Watson, que crea recetas extrañas, sorprendentes y además ricas con lo que se conoce como cocina cognitiva computacional.


Azúcar morena, agua, trufa negra, ajo, jugo de manzana, sal, hielo, manzana y ciruela, mezclados para hacer una deliciosa Agua Fresca, según la computadora de IBM.

“Usamos lo que llamamos ‘el método de apareamiento’, cuya teoría es que cuanto más componentes de sabor comparten los ingredientes, más posible es que se usen juntos en la cocina occidental, así que es más probable que combinen bien“, explica Florian Pinel, el ingeniero encargado de El Chef Watson de IBM.

“Entonces, tenemos una base de datos que nos dice qué componentes de sabor contiene cada ingrediente”, señala Pinel. “Con esa información, hacemos un apareamiento químico y estadístico que tiene una calificación” (que aparece como “sinergia” en la página).

“Comparando esa información, vemos qué combinaciones pueden ser interesantes“. Pero eso es la teoría. Si el objetivo de quienes crearon El Chef Watson es revolucionar la manera en la que comemos, la cuestión se complica.

La pregunta del millón


“Es muy difícil saber qué tan exitosas son las recetas de Watson, primero porque es la gente la que tiene que prepararlas, de manera que está la variable de qué tan buen cocinero es quien lo hace”, señala Pinel.


“Además, hay combinaciones tan sorpresivas que quizás te parezcan interesantes pero que nunca las pruebes. Hace poco, una sugerencia fue champaña con leche… ¿En serio? Pues resulta que lo probé y sí funciona, de hecho, sabe rico”, agrega. “Pero al final, quizás puedes medir su éxito preguntándote si las recetas te inspiraron”, concluye.

La cuestión es si, al fin y al cabo, el ejercicio se queda en experimento y voyerismo o si la gente prepara lo que ve y lo prueba.

Watson puede sugerir, pero eres tú quien decide. No sólo porque no te provoque probar algo, sino también por razones más aferradas a la tierra que a la nube.

“Para que un tipo de comida se vuelva de moda necesita, primero que todo, que los ingredientes sean accesibles”, explica David Sax, autor del libro “Tastemakers” (Creadores de tendencias o sabores).

“La pregunta es: ¿tiene sentido en términos económicos? Si tu receta requiere que uses un pez que sólo vive en un lugar específico de un océano, no va a estar al alcance de todos”.

“Segundo: ¿tiene sentido en términos culturales? Qué estamos comiendo ahora que nos pueda llevar al próximo destino y también, qué tipo de comida queremos en ese momento: platos reconfortantes, porque la vida es muy dura, o quizás tenemos ganas de aventurarnos y la economía lo permite”, explica. “Y lo más importante: ¿Sabe rico?”

Sabroso…


“Siempre supimos que iba a ser popular, pero no cuánto. Llegamos al primer millón muy rápido, y la gente pedía a gritos más”, explica Ailbhe Malone, directora de Estilo de vida en la página Buzzfeed de Reino Unido.

Habla de Tasty (sabroso), unos videos breves y energéticos de recetas que explotaron en popularidad en las redes sociales.

“Es probable que lo hayas visto, pero no sabes que es Tasty. Si los empiezo a describir, quizás digas ¡ah, esos! Ves una olla, ves que aparecen los ingredientes y ves las manos de quien está cocinado… Delicioso… Reconfortante… Tentador…“, dice.

Los videos con recetas visuales y concisas, con música alegre, tuvieron un éxito instantáneo.

“Tienen comida en movimiento y son filmados desde la perspectiva de quién está cocinando. Al ver comida, nuestro cerebro no puede evitar engancharse en esa estimulación mental”, dice Charles Spence, psicólogo cognitivo y autor de “La comida perfecta: la ciencia multisensorial de la comida”.

“Proteína en movimiento: el estímulo por excelencia para el cerebro, que es el órgano más sediento de sangre que tenemos… Esos videos son casi adictivos”, señala Spence.

¿Para comer?


Nuevamente, la pregunta es si sus millones de seguidores están alimentando sus cuerpos con las recetas o solamente sus mentes.

“Nuestro público no está muy definido. Hay gente que está interesada en la comida o que le fascina, pero de una manera pasiva -ver videos o programas de televisión, pero no cocinar- y otros que son activos, que ven la receta y la hacen”, responde Malone.

Para algunos, lo más importante es compartir.

Tasty, al parecer, incita unas partes que no son precisamente las papilas gustativas.

“Lo que nuestra audiencia hace mucho es compartir los videos con sus amigos, y eso tiene que ver con identidad, con la forma en la que quieres que te vean: puedes mostrar que estás al tanto de lo último en el mundo gastronómico y digital, o que estás orgulloso de ser de tu país, o que eres muy viajero…”, dice Malone.

“Es una manera de compartir lo que te gusta, pero no significa que lo vayas a cocinar. Para mí, comer con tus amigos no es más poderoso que mostrarles lo que te gusta, porque lo primero depende de cuán bien cocines”.

“Me parece que el elemento básico es que quieres involucrar a tus amigos en lo que te gusta. Personalmente, a mí me entusiasma igual que una amiga comparta conmigo un video o que me invite a comer”, opina Malone.

En ese sentido, los videos son como un tentempié. Lo que pasa es que hay muchos que prefieren la cena. Y hay una tecnología bella e inteligentemente diseñada que realza la experiencia de comer.

El placer de comer


Efectivamente, la tecnología más futurista tiene un puesto en la mesa, según Kjeld van Bommel, asesor de la Organización para la Investigación Científica Aplicada de Holanda (TNO).

“La impresión en 3D ha existido durante unos 30 años, pero la de comida es más reciente y más compleja”.
¿No te convence? Pues quizás ya la hayas probado.

A los tecnólogos entusiastas quizás les guste el sueño del replicador, pero a otros probablemente les repele la idea de comer lo que la máquina construye.

“Hemos hecho varias demostraciones y la gente ve cómo la máquina imprime. Si es un chocolate y se lo ofrecemos, se lo comen. Pero si se trata de un pedazo de carne, a muchos les gusta ver, pero no probar”, cuenta Van Bommel.

Pero no dejes que eso te distraiga: hay unos proyectos fascinantes con alimentos impresos en 3D. Uno de ellos le está devolviendo el placer de comer a los pacientes que ya no pueden masticar o ingerir comidas sólidas ni líquidas.

“Cuando les dan su plato de comida, tienen tres purés: quizás uno es de papa -que no está mal-, el otro de zanahoria -soportable-, pero el tercero es de pollo”.

No importa cuánto esfuerzo se haga por que sean sabrosos, los pacientes pierden el interés en la comida, el apetito, dejan de comer y se desnutren, así estén bien cuidados.
Esto, de distintos colores, todos los días de todos los meses de todos los años.

Receta de la abuela, tecnología del nieto


La meta del proyecto era volver a hacer que la comida se viera como uno desea. Y no sólo es cuestión de estética.

“Hay nutricionistas en las residencias de ancianos que saben precisamente qué deficiencia tiene cada paciente. Así que podemos añadirle eso a la comida. El puré puede tener 80% de zanahoria y 20% de hierro, por ejemplo”.

Y ese puré tendrá la forma de la zanahoria.

“Eso es lo que estos pacientes han extrañado, así que les devolvemos un plato normal de comida, igual que la de su vecino, que está comiendo lo mismo pero no en puré”.

“Mentalmente marca una gran diferencia. Ellos saben que es un truco, pero como se come también con los ojos, les hace bien. Además, se dejan de sentir distintos”, cuenta Van Bommel. Y un detalle algo sorprendente: “Mucha gente, al menos en Holanda, ha consumido comida impresa sin saberlo”.

Deliciosos… ¿e impresos?

“Los panqueques listos que compras en el supermercado en general son impresos. No son impresiones en 3D, porque un panqueque sólo tiene dos dimensiones, así que es 2 o 2.5D, pero usan la misma tecnología que nosotros”.

“En el paquete lo que dice es ‘con la receta de la abuela’. Lo que no dice es ‘hecho con la impresora de su nieto'”. Al fin y al cabo, la comida es emociones, memorias, conexiones, historias impresas en un plato.
Aleks Krotoski

Fuente: La Opinión

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