Pocos son los mercados que se le resisten al albariño. La Denominación de Origen Rías Baixas, la mayor de entre las gallegas por volumen de exportación, ha logrado conquistar ya Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Puerto Rico, México, Holanda, Japón, Irlanda, Suiza y Suecia. Sobre el proceso de internacionalización hablamos con una de sus referencias indiscutibles, las Bodegas Martín Códax
Corría el año 1985 y en plena etapa de crecimiento y reconversión de los viñedos, 25 viticultores de la zona de Vilariño-Cambados (Pontevedra) deciden agruparse. Un año más tarde eran ya medio centenar y hoy son los más de 270 socios que forman la cooperativa Bodegas Martín Códax —adquiere este nombre en 1998—, referencia indiscutible de la Denominación de Origen Rías Baixas.
Juan Vázquez Gancedo, director de las Bodegas Martín Códax - CEDIDAE. P. RODRÍGUEZ-SOMOZA- @abcengaliciaVigo
Aquellas viñas plantadas pronto darían su fruto con un volumen de producción difícil de absorber por el mercado en el que operaban, que en aquel entonces era local. Había que lanzarse a la conquista de nuevos compradores. «Cuando pensábamos en exportación lo hacíamos pensando en una hostelería gallega en el exterior. No tardamos en darnos cuenta de que aquello no era más que mandar lejos nuestro producto, sin mérito alguno. El objetivo tenía que ser que el albariño, que los vinos gallegos, se consumieran en cualquier tipo de restauración, en cualquier lugar del mundo, y que encajaran perfectamente con la gastronomía de cada país, como finalmente está siendo», señala al respecto de los inicios Juan Vázquez Gancedo, director general de las Bodegas Martín Códax.
La razón que se esconde detrás de este paso no fue otra que la de dar respuesta a una necesidad que, tal y como señala Vázquez Gancedo, puede ser común a muchas otras empresas. «Había que buscar nuevos mercados para nuestros productos y, al mismo tiempo, nuevos productos para los mercados», apunta quien es además el presidente del Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga).
Y para hacer la comercialización más rentable, qué mejor que ir «en compañía», una decisión que Vázquez Gancedo sigue defendiendo a día de hoy como una de las claves del éxito del plan de expansión que entonces se diseñó y que, con el paso de los años, se ha ido adaptando. «Olvidémonos de individualismos y complejos, y vayamos colectivamente, porque hasta el más grande de Galicia es una hormiga fuera, máxime cuando se trata de competir con los grandes productores a nivel mundial», reflexiona el directivo. Habla desde la propia experiencia de quienes se apoyaron en la Xunta, a través del Igape, en el ICEX, en las Cámaras de Comercio, en el Clúster Alimentario de Galicia y en la Denominación de Origen en su búsqueda de «financiación, información y formación».
Pionera en la entrada en el mercado de Estados Unidos, el camino hasta llegar a tener presencia en los más de 50 países a los que exporta Martín Códax no fue coser y cantar. Primero buscaron distribuidores en el mercado nacional y luego dieron el salto al internacional, pero estudiando muy bien el terreno que iban a pisar. «Hicimos un análisis exhaustivo de cuáles eran nuestros destinos potenciales, por conocimiento, por su apertura de mente para la entrada de nuevos vinos o por poder adquisitivo», indica Vázquez Gancedo. A partir de ahí se hizo una clasificación con tres categorías: «las vacas lecheras», que son Estados Unidos y Reino Unido; en «fase de desarrollo y crecimiento», como son los países de Latinoamérica y Centroamérica; y, por último, «las promesas», como es el caso de China o Rusia, donde no hay grandes consumidores de vino de calidad, pero «hay que estar».
Y mientras Francia se resiste —también sucede a la inversa con España— y el consumo per cápita interno sigue cayendo, en el extranjero cada vez se valora más el vino de calidad y, en este contexto, «el blanco está de moda, es tendencia», señala Vázquez Gancedo en su conversación con ABC. «Los mercados están descubriendo nuevos varietales y de repente el consumidor maduró. Aprendió más sobre los vinos y a apreciar la sutileza de los blancos. Hoy la demanda está siendo toda una revolución», indica, para añadir: «Nosotros tenemos la joya, pese a que los grandes productores nacionales de tinto resulta que, en los últimos años, han plantado más viñas de blancos». «Pero nos envidian por nuestros varietales», dice sin ocultar cierta satisfacción.
A modo de conclusión, afirma que «el sector está viviendo un momento que no nos imaginábamos. Crecemos y mucho», aunque todavía queda pendiente «aprender a comercializar e innovar» para adaptarse al ritmo de los cambios de la globalización.
Y en términos generales, pocos son los mercados que se le resisten al albariño. La D.O. Rías Baixas, la mayor de entre las gallegas por volumen de exportación, ha logrado conquistar ya Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Puerto Rico, México, Holanda, Japón, Irlanda, Suiza y Suecia. Y todo ello, en palabras de Juan Gil de Araujo, presidente del Consejo Regulador, gracias a las acciones desarrolladas por este organismo y a la «voluntad, ambición y capacidad de trabajo de nuestro empresariado». «Es sorprendente ver cómo bodegas pequeñas y familiares, que aquí son poco conocidas, han logrado, con escaso conocimiento, consolidarse en Nueva York, Chicago o Hong Kong», señala. El objetivo de la D.O. es lograr un equilibrio al 33% entre el mercado gallego, nacional e internacional.
Juan Vázquez Gancedo, director de las Bodegas Martín Códax - CEDIDAE. P. RODRÍGUEZ-SOMOZA- @abcengaliciaVigoAquellas viñas plantadas pronto darían su fruto con un volumen de producción difícil de absorber por el mercado en el que operaban, que en aquel entonces era local. Había que lanzarse a la conquista de nuevos compradores. «Cuando pensábamos en exportación lo hacíamos pensando en una hostelería gallega en el exterior. No tardamos en darnos cuenta de que aquello no era más que mandar lejos nuestro producto, sin mérito alguno. El objetivo tenía que ser que el albariño, que los vinos gallegos, se consumieran en cualquier tipo de restauración, en cualquier lugar del mundo, y que encajaran perfectamente con la gastronomía de cada país, como finalmente está siendo», señala al respecto de los inicios Juan Vázquez Gancedo, director general de las Bodegas Martín Códax.
La razón que se esconde detrás de este paso no fue otra que la de dar respuesta a una necesidad que, tal y como señala Vázquez Gancedo, puede ser común a muchas otras empresas. «Había que buscar nuevos mercados para nuestros productos y, al mismo tiempo, nuevos productos para los mercados», apunta quien es además el presidente del Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga).
Y para hacer la comercialización más rentable, qué mejor que ir «en compañía», una decisión que Vázquez Gancedo sigue defendiendo a día de hoy como una de las claves del éxito del plan de expansión que entonces se diseñó y que, con el paso de los años, se ha ido adaptando. «Olvidémonos de individualismos y complejos, y vayamos colectivamente, porque hasta el más grande de Galicia es una hormiga fuera, máxime cuando se trata de competir con los grandes productores a nivel mundial», reflexiona el directivo. Habla desde la propia experiencia de quienes se apoyaron en la Xunta, a través del Igape, en el ICEX, en las Cámaras de Comercio, en el Clúster Alimentario de Galicia y en la Denominación de Origen en su búsqueda de «financiación, información y formación».
Pionera en la entrada en el mercado de Estados Unidos, el camino hasta llegar a tener presencia en los más de 50 países a los que exporta Martín Códax no fue coser y cantar. Primero buscaron distribuidores en el mercado nacional y luego dieron el salto al internacional, pero estudiando muy bien el terreno que iban a pisar. «Hicimos un análisis exhaustivo de cuáles eran nuestros destinos potenciales, por conocimiento, por su apertura de mente para la entrada de nuevos vinos o por poder adquisitivo», indica Vázquez Gancedo. A partir de ahí se hizo una clasificación con tres categorías: «las vacas lecheras», que son Estados Unidos y Reino Unido; en «fase de desarrollo y crecimiento», como son los países de Latinoamérica y Centroamérica; y, por último, «las promesas», como es el caso de China o Rusia, donde no hay grandes consumidores de vino de calidad, pero «hay que estar».
«Nosotros tenemos la joya»
Y mientras Francia se resiste —también sucede a la inversa con España— y el consumo per cápita interno sigue cayendo, en el extranjero cada vez se valora más el vino de calidad y, en este contexto, «el blanco está de moda, es tendencia», señala Vázquez Gancedo en su conversación con ABC. «Los mercados están descubriendo nuevos varietales y de repente el consumidor maduró. Aprendió más sobre los vinos y a apreciar la sutileza de los blancos. Hoy la demanda está siendo toda una revolución», indica, para añadir: «Nosotros tenemos la joya, pese a que los grandes productores nacionales de tinto resulta que, en los últimos años, han plantado más viñas de blancos». «Pero nos envidian por nuestros varietales», dice sin ocultar cierta satisfacción.
A modo de conclusión, afirma que «el sector está viviendo un momento que no nos imaginábamos. Crecemos y mucho», aunque todavía queda pendiente «aprender a comercializar e innovar» para adaptarse al ritmo de los cambios de la globalización.
Y en términos generales, pocos son los mercados que se le resisten al albariño. La D.O. Rías Baixas, la mayor de entre las gallegas por volumen de exportación, ha logrado conquistar ya Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Puerto Rico, México, Holanda, Japón, Irlanda, Suiza y Suecia. Y todo ello, en palabras de Juan Gil de Araujo, presidente del Consejo Regulador, gracias a las acciones desarrolladas por este organismo y a la «voluntad, ambición y capacidad de trabajo de nuestro empresariado». «Es sorprendente ver cómo bodegas pequeñas y familiares, que aquí son poco conocidas, han logrado, con escaso conocimiento, consolidarse en Nueva York, Chicago o Hong Kong», señala. El objetivo de la D.O. es lograr un equilibrio al 33% entre el mercado gallego, nacional e internacional.
Fuente: ABC
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