El Gourmet Urbano: El mejor vino español se escribe con las erres de Rioja, Ribera, Rueda y Rías Baxas

jueves, 13 de septiembre de 2018

El mejor vino español se escribe con las erres de Rioja, Ribera, Rueda y Rías Baxas

Son los más populares, los que más suenan y los que más venden; copan lineales, tiendas especializadas y cartas de restaurantes. También son los que más se exportan. Estos son los secretos de cuatro regiones imprescindibles

Rioja, Ribera del Duero, Rueda y Rías Baixas son nuestras denominaciones más internacionales y las zonas que primero aparecen en la mente de cualquiera si piensa en tintos y blancos españoles. Son las más populares, las que más suenan y las que más venden; copan lineales, tiendas especializadas y cartas de restaurantes. Estas son las cuatro zonas conocidas como ‘las erres del vino español', ya que coincide que las cuatro empiezan por esa letra. Más erres: son también denominaciones refugio y recurrentes y tiene su explicación.

Blancos y tintos inconfundibles (iStock)


Durante la crisis fueron las DO menos perjudicadas: los consumidores lass consideraron un valor seguro

En época de crisis han sido la apuesta segura porque eran los que vinos que se vendían, no había lugar para pruebas o a experimentar, ni por parte del consumidor ni del elaborador. Es por eso que en aquellos malos tiempos, que a todos afectaron, las elaboraciones amparadas por estas DO fueron las menos ‘perjudicadas’ porque se seguían consumiendo. Un valor seguro gracias a su popularidad. La misma razón por la que es habitual que uno se incline por los vinos de estas zonas cuando no sabe qué pedir o no conoce las marcas que propone una carta. Optar por lo conocido, otra clave de su éxito.

La irrupción del Albariño


Las “erres del vino” comenzaron siendo tres, pero desde hace unos pocos años Rías Baixas ha irrumpido con fuerza y encontrado su sitio. La uva albariño es su argumento de fuerza, lo que la distingue (su variedad autóctona) e identifica. Algo similar a lo que ocurre con Rueda y la verdejo, al menos en origen. Asociadas la una con la otra, ha sido tal la penetración de la variedad y sus vinos entre los consumidores (“ponme un verdejo” o “un verdejo, por favor”, son clásicos en nuestras barras) que otras tierras elaboradoras se han lanzado a plantarla y producirla, e incluso algunos consejos reguladores la han incorporado al listado de variedades admitidas en sus territorios. Porque los blancos de verdejo han vendido y venden mucho, como la superproducción de Rueda acredita junto a la constante implantación de bodegas al abrigo de la denominación.

Rioja y Ribera del Duero comparten las variedades de tempranillo y tinta de oro como protagonistas

Lo autóctono es algo que identifica a las cuatro, pues Rioja y Ribera tienen en la tempranillo y la tinta de toro (‘primas hermanas’ al margen de lo que influyen suelos y paisaje de cada lugar) sus uvas protagonistas. Por tanto, son dos territorios clásicos de tintos y dos de blancos cuyos vinos están asociados a esas cuatro uvas, con caracteres, además, reconocibles en el resultado final. Pero tal vez lo más importante, y determinante, es que estas denominaciones se han convertido casi en marcas de éxito que venden sin necesidad de justificar lo que ‘tienen dentro’. Esto es, venden por sí mismas, un beneplácito reservado para muy pocas DO, estas, en concreto.

red and white wine glasses arranged before party on a white tablecloth close-up


El hecho de que busquen implantarse en todas ellas los grupos vinícolas más potentes, o que las bodegas asentadas en una de las cuatro vayan creciendo hacia alguna de las otras tres lo acredita. El tándem Ribera-Rueda es habitual, pero también saltar de Rioja a Ribera, o viceversa, para luego continuar por Rueda y/o Rías Baixas. Es lo que pide el mercado y las bodegas que pueden están dispuestas a atender esa demanda. De este modo, no paran de surgir nuevos proyectos en estos territorios, ya sea estrenado instalaciones como operaciones de compra-venta.

En realidad, lo más reseñable es que cuentan con un beneplácito que las exime de las muchas explicaciones y justificaciones que exigimos al resto de su competencia. Ninguna zona elaboradora es sinónimo de nada por sí misma, más allá de la historia y trayectoria que le acompañe. Rioja, Ribera, Rueda, y Rías Baixas tienen fama y venden. ¡Incuestionable y envidiable! Pero eso no les presupone la calidad, o no solo eso. Como en el resto de denominaciones y territorios vinícolas, hay de todo (bueno, menos bueno, regular y prescindible) sin olvidar, además, la importancia que por fin se le reconoce a otros factores que resultan determinantes en el resultado final, como el entorno, el suelo y el clima.

Mara Sánchez

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