PIETRO CARBONE: ¿EL CAFÉ DEBE TOMARSE PURO?

 


Más de uno se debe hacer esta pregunta. Siempre me lo consultan en las catas, en los cursos de barismo, y en cualquier sitio donde alguien sepa que soy amante del café.
La respuesta que doy ha cambiado, ya que he aprendido a abrir la mente y a darle cabida a los diversos sabores y sensaciones que deja un buen café.
Si quieres tomar un espresso, la respuesta es un rotundo SI. Hay que tomárselo puro, sin azúcar, ni otra cosa que le altere el sabor, la crema y la consistencia. No siempre el paladar agradece un intenso espresso. Por ejemplo, personalmente, me encanta un café que se llama espresso romano. Este es un café muy simpático que se prepara frotando la taza con ralladuras de limón y dejándolas luego dentro de la taza, se sirve el espresso y se endulza al gusto. Es una sensación indescriptible, un sabor delicado pero a la vez intenso, que perdura por mucho tiempo en la boca y siempre me deja con ganas de otro.
Con el mismo espresso, después de un gran almuerzo, me encanta un espresso corretto. Un espresso con grappa que es ideal como digestivo. El problema es que después de dos correttos se te olvide el café y te quedes sólo con la grappa. ¡También es válido!
Por otro lado, un café colaito, queda muy rico con especias. Desde que descubrí las prensas francesas -que consiste en hacer un café infusionado, como si fuera té- he comenzado a probar con una variedad de sabores que nadie se ha imaginado.
Los invito a preparar un café con cardamomo, es un disfrute sólo al olerlo. Un recuerdo del Medio Oriente, del Líbano y de Turquía, muy intenso. El café árabe se prepara de esa manera. Básicamente es el cardamomo el que le da vida.
¿Otra especie que alegra el café? La canela en ramas. Nos evoca los olores de la navidad, la madera, los árboles, interesantísimo. Mi curiosidad ha llegado a tal punto que he infusionado café con romero, y créanme, nada mal el experimento.
Mi último invento fue con pimienta roja. Aporta poco sabor, pero el gusto en el paladar es algo indescriptible. Sientes ese ardor que no molesta, entre caliente y picoso, pero que te deja queriendo más y más.
Los animo a que experimenten y compartan con nosotros qué especias les gusta, cómo lo preparan, y así nos aventuramos a experimentarlo también nosotros. En uno de mis cursos de barismo, un apasionado al café ha hecho pruebas con comino, cúrcuma y cilantro en polvo. Creo que valdría la pena ahondar en estos sabores.
No hay una regla fija sobre cuáles especias son las más recomendables para el café. Considero que el sentido común y el buen gusto deben ayudarnos a concretar una mezcla sabrosa, exótica, mas no alocada.
Como siempre les digo, no debemos tener una visión extremadamente purista de lo que es tomar el café porque nos perdemos de muchas cosas interesantes. Nuestros abuelos nos han dejado muchos recuerdos y tradiciones, cosa que hoy en día estamos tratando de rescatar. Debemos desempolvar esos libros de recetas. Más de uno vamos a quedar sorprendidos cuando veamos cómo la abuela preparaba el café.
¿Saben que receta me parece rica y fuera de lo común? El café frío. EL café sobrante lo endulzamos y lo metemos en la nevera. ¿Se imaginan una tarde de calor con un café freddo para la merienda? ¡Buena la idea!
Otra combinación perfecta de café frío es una receta que llamo Frappuccino Carbone 1796: Preparan café espresso, lo vierten en una hielera y hacen cubitos de café. Al día siguiente, lo meten en la licuadora con espresso, leche entera, azúcar, chocolate o cacao. Lo licuan todo y, antes de servirlo, lo bautizan con Ron 1796. Es una combinación de refresco, cocktail y capuccino. La idea de los cubitos de café es para no aportar agua a la mezcla y no se distorsione el sabor. Háganlo y me cuentan.

Hasta la Próxima

 
 
 
 
 
 





¡Café y Vida!

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