Es bien sabida la incapacidad del homo chilensis de percibir colores mas allá de los primarios o sabores distintos a los dulces o salados, por cuanto el macho que se precie de tal, sólo conoce el rojo, verde y azul, y en sabores si hablamos de tortas sólo conoce la de piña y chocolate, ya que conocer mas variedades, implica irremediablemente un menoscabo a su virilidad, y vaya que lo saben las sufridas féminas compañeras de estos dignos exponentes de la fauna chilena.
Sin embargo, como personalmente mi cónyuge me incluye en esta clase machos, puedo señalar que con un poquito de instrucción y menos horas de chateo, se puede culturizar hasta el más bruto de los mortales, aprendiendo a conocer más colores y sabores que la opción maniquea de bueno o malo.
En materia de vinos sucede lo mismo y para sorpresa de muchos lectores, hay más opciones que los típicos blancos o tintos domingueros, razón por la cual hoy hablaremos de los tipos de vinos. Y como hay tantas clasificaciones como vinos existen, abordaremos la que a mi juicio es más clarificadora.
Dentro de esta encontramos los vinos calmos o naturales, los vinos dulces, los vinos espumosos y por ultimo los vinos fortificados.
1.- Los vinos calmos o naturales son aquellos que se hacen desde el mosto, y que es fermentado en forma natural, o con algún aditivo en cantidades controladas como levaduras, azúcar o cantidades muy pequeñas de sulfuros. Estos vinos son de una graduación alcohólica que va desde el 10% al 15%, ya que se les detiene la fermentación alcanzando estos valores. Son los habitualmente conocidos como blancos, tintos y rosados.
En el vino tinto toda la materia colorante, además de múltiples compuestos saborizantes y taninos, se encuentran en los hollejos de las uvas y la fermentación y maceración se encargan de liberarlos.
Los vinos blancos son aquellos producidos a partir de uvas verdes o blancas; o bien a partir de uvas negras aunque en estos casos nunca se deja al mosto en contacto con la piel de las uvas. El color obtenido en los vinos blancos es de tono verdoso o amarillento.
El vino rosado (rosé) es producido dejando el mosto en contacto por un tiempo breve con hollejo de las uvas. Con menor frecuencia se produce mezclando vinos tintos y blancos.
2. Vinos Dulces o de Postre, son vinos con una alta concentración de azúcar, la cual normalmente proviene de las uvas con que se hacen, y son ampliamente utilizados para acompañar postres.
Pueden ser producidos de maneras muy diferentes, con uvas sobremaduradas, incluso pasificadas, por diversos métodos los cuales pueden incluir, pasificadas naturalmente en la planta, afectadas por un hongo llamado Botrytis Cinerea, conocido también como Podredumbre Noble, o interrumpiendo la fermentación, añadiendo alcohol, lo cual hace que mucha del azúcar natural presente en el jugo de la uva quede en el vino. En Chile los mas conocidos son los cosecha tardía (late harvest).
3.- Los Vinos Espumosos, pueden ser blancos o rosados, excepcionalmente tintos, dulces o secos, y son los que contienen gas Carbónico ( CO2), el cual es un subproducto de la fermentación, y que por decisión del elaborador del vino, queda atrapado en éste.
Por denominación de origen solo el espumante de la región de Champagne en Francia, puede llamarse Champaña. Los españoles a este tipo de vinos le denominan Cava.
4.- Vinos Fortificados, también llamados Generosos, pueden ser “secos” (sin dulzor) o dulces, blancos o tintos, siendo su característica principal que su grado alcohólico va de 15 grados en adelante. Se producen agregándoles alcohol vínico, durante o después de la fermentación, los más emblemáticos, los Jereces Españoles y los Oportos Portugueses. Cuando son secos, se toman como aperitivos y cuando son dulces, se toman acompañando los postres.
El dato freak respecto a los vinos espumantes es la tradición de utilizar botellas de champaña en las botaduras de barcos cuya práctica deriva de la costumbre en la antigüedad que consistía en estrellar a un muchacho contra el casco del nuevo navío, como sacrificio a las deidades. Si el joven no moría en este sangriento rito, el barco estaba señalado por la mala fortuna. Con el tiempo se cambió por vertidos de vino sobre las proas con la imagen del dios elegido como protector de la nave, derivando con el tiempo hasta nuestros días en el uso de espumante por ser más caros y como diría un amigo “así darle mayor realce a la ceremonia”.
Por otro lado mi cuñado, reputado oftalmólogo me cuenta que las lesiones mas comunes a ser atendidas en urgencias todos los 2 enero de cada año, son los traumas oculares producto de “champañazos”, y no sean mal pensados, se refiriere al golpe del corcho lanzado por el gas contenido en la botella, el cual termina en el ojo de un pobre contertulio de año nuevo.
Gabriel Zúñiga Aravena.
Fuente: canaldenoticias.cl
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