Una de las preguntas más comunes que hacen los principiantes sobre el vino es ¿Cuál es el mejor vino? Aunque bastante concreta es esta interrogante, la misma no se puede responder. Lo primero que me viene a la mente es que el mejor vino será el que cualquier país produzca teniendo paciencia, constancia y medios para hacerlo. Es muy difícil que hoy en día no se pueda producir vino en cualquier región del mundo debido a los avances de la tecnología.
Pero hay elementos que, con o sin tecnología, son fundamentales ya que intervienen durante el proceso del crecimiento de la vid hasta el momento de su vinificación, los cuales se clasifican en:
Factores permanentes:
El Suelo: Es la base de la vid y por ello debe ser el adecuado para cada variedad; cada uva necesita un tipo de suelo para poder nacer y crecer. Si se siembra, por ejemplo, un cabernet sauvignon en una zona no apta para su crecimiento, entonces podrá dar fruto pero no será una buena materia prima.
El Porta Injertos: Luego de que la filoxera arrasara con la gran mayoría de los viñedos en Europa a mediados de 1800, la única solución que se encontró para poder controlar esta plaga fue utilizar portainjertos americanos que son resistentes al pulgón, ya que el mismo es de origen americano y, por ende, no puede morder la raíz y chupar la savia de la misma que es lo que mata a la variedad.
La Edad de la Viña: No será lo mismo un vino proveniente de viñedos de 15 a 25 años de vejez que un producto logrado de viñas viejas (de 40 a 60 años). La vid produce vinos de buena calidad a partir de los 5 años, y a través del tiempo serán más complejos.
Factores variables:
El clima: Ahora con los cambios climáticos que ocurren día a día, este factor es cada vez más importante e influyente en la calidad de un vino. Los elementos que lo determinan son: La luz que debe producirse en el día y que tiene que estar expuesta al viñedo de una manera uniforme; el viento -proveniente de distintas fuentes como lo serían cordilleras, océanos, desiertos y valles- le darán características diferentes a cada variedad; la temperatura variable del día a la noche, siendo lo ideal el calor llegue hasta 35° y el frío hasta los 15°, debe producir un contraste térmico importante para generar un buen caldo; y por último, pero no menos importante, está la pluviometría, ya que si no llueve mucho la vid no crece bien. Si precipita mucha agua los viñedos pueden inundarse y afectar la calidad de la cosecha, incluso perderse; en pocas palabras, debe llover de una manera equilibrada o por lo menos sería lo ideal.
Factores modificables:
Aquí es donde interviene mucho la mano del hombre, ya que él es quien los puede controlar.
Densidad de población: Es el número de variedades de uva que se plantan por hectáreas. En los países de viejo mundo (Europa), la mayoría de los viñedos son supervisados por consejos reguladores de calidad, lo cual es una muy buena garantía de que el producto que tiene en su etiqueta la Denominación de Origen de alguna zona especifica cumple con los requisitos mínimos que la misma exige.
Poda: Son los distintos tipos de cortes que se le realizan a la planta durante su proceso de descanso, los cuales ayudan a regular la producción; por ejemplo, no se debe tener una vid muy frondosa ya que la mayoría de los alimentos se irían a las hojas y no a la uva que es la que nos dará el mosto para convertirlo en vino.
Técnicas de cultivo: Durante el crecimiento de la vid se debe trabajar la viña eliminando malas hierbas, abonando el suelo, controlando el agua, cuidando de heladas y granizadas a la uva; y dependiendo de la técnica que utilice cada productor influirá en su calidad o no.
Ahora es común escuchar hablar sobre viñedos orgánicos en donde no se utiliza ningún tipo de químico, también de viñedos biodinámicos en el cual se actúa a nivel energético y combina lo orgánico, el respeto a los ciclos lunares y hasta la homeopatía para el tratamiento de la viña lo cual dará productos mucho más naturales.
Lo anteriormente expuesto nos puede dar una idea de todo lo que influye en un viñedo para que su producto sea de calidad o no; dependiendo de cómo cada productor utilice los recursos que la naturaleza le da, combinado con la tecnología siempre actualizada y con la presencia de un buen enólogo, podremos hablar de un vino de calidad o no. Lo importante es saber que todos son diferentes y que el vino será el mejor según la ocasión que escojamos para consumirlo y disfrutarlo.
Vanessa Barradas
Sommelier
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