Se ha levantado polémica con mi anterior escrito ¿Qué pasa con el café?
Ahí comenté lo que, a mi parecer, está pasando con nuestro café. Nosotros, los consumidores, los que prestamos el servicio, somos responsables de la pérdida de calidad. Pero, ¿qué se puede hacer para que todo mejore?
Hay que buscar la excelencia, no solo en el café, sino en el servicio y la atención en general. Hoy en día, en Caracas tenemos lugares donde se toma muy buen café, pero la atención es pésima, deplorable, y casi hay que rogar para recibir servicio. Muchos negocios de renombre se basan en su reputación por la calidad de sus productos pero han descuidado el servicio y la atención al público.
Lo más triste es que nos acostumbramos a que nos traten así. Considero que deberíamos buscar una estandarización de métodos y procedimientos para que (no importando la marca del café) podamos tomar buenas bebidas en cualquier lugar.
Hemos hablado de lo estrictas que son las normas para un espresso y un capuccino perfecto, pero qué difícil es lograrlo. La cantidad de horas de trabajo que se invierten para una simple taza de café, para esos escasos 30 segundos de extracción parecen no tomarse en cuenta. Considero que debería ser una norma que nosotros los consumidores debemos hacer cumplir.
Vamos a sacar una cuenta que duele en el alma. Supongamos, que somos perfeccionistas, y usamos 8 gramos de café molido por cada espresso. Si dividimos 1000 gramos por 8, nos da exactamente 125 café por kilo. ¿Buena cifra verdad? Ahora usemos solo 6 gramos (todavía es una cantidad permitida) nos da 167 café por kilo.
Hasta ahora vamos bien, pero… hablemos de moneda, en bolívares. Hagamos este ejercicio. El café más caro que conseguiríamos en el mercado venezolano a un precio de 100 Bs. por kilo. Dividamos 100 Bs. entre 125 café y nos da 1. . de costo. Pero usemos un café regulado de 20 Bs. el kilo, nos da un costo unitario de 0.16 Bs.
¿Me pueden explicar qué demonios pasa con los otros 10 bolívares que representan el pvp de un café grande servido en barra? Es obvio, hay costos de vasos de cartón, de tazas, la amortización de la máquina y el molino, el costo del personal y el alquiler; pero señores, hay un beneficio del 500% en el peor de los casos. Es como absurdo permitir esto, para un café tan malo.
La verdad no soy millonario, aún me queda trabajar demasiado para eso. Pero estoy dispuesto a pagar un poco más por un buen café. El tema es ese, ¿en realidad es un buen café?
Aquí es donde empieza el círculo vicioso de la responsabilidad entre el consumidor y el que ofrece el café. Yo cliente no reclamo, por ende el local no hace ajustes y la consecuencia es que bajamos la calidad del café.
¿Será muy ambicioso pedir que seamos más exigentes por lo que pagamos? Lamentándolo mucho, el café es el “negrito” de la mesa.
Agradezco todos sus comentarios, para poder mejorar como potencial país cafetalero que somos.
Hasta la próxima.
¡Café y vida!
Pietro Carbone
Barista
http://carbonespresso.blogspot.com
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