"Junto
al Palmar del Bohío
tengo un bujío cubierto de flores
para la linda trigueña
que con mi alma sueña
tengo un bujío cubierto de flores
para la linda trigueña
que con mi alma sueña
risueña
de mis amores". Guajira Flamenca
Los
cantes del flamenco traídos a América por emigrantes andaluces que
partían desde el puerto de Cádiz, fueron influenciados por las
músicas populares del continente, regresando tiempo después en lo
que hoy denominamos cantes de ida y vuelta. Guajiras, colombianas,
milongas, tangos, y más tarde samba, jazz o bossa, crearon un
mestizaje musical que perdura hoy en día. No sólo en la música en
sí, sino también en los instrumentos incorporados como la caja
peruana hecha propia por los músicos flamencos.
Partiendo
de esa base y como dice Carlos
Cano en su Habanera “La Habana es Cádiz con más (afro
descendientes), Cádiz es La Habana con más salero”. No son
fusiones, no es una artificial, es mestizaje natural.
Algo
tan castizo e ibérico como una tortilla de patatas puede convertirse
en un cante de ida y vuelta, si al llegar a Venezuela se le añaden
ritmos tan criollos como el plátano, el mango, el papelón y el ron.
Nos encontramos ante la forma más mestiza de un plato, mi tortilla
mantuana. Sones caribeños sabrosos, dulces y cálidos impregnan el
corazón de España, ejemplo de influencias recíprocas. Mi consejo
es que utilicen patatas amarillas, y no las frían para hacer la
tortilla, solo las pochen ( cocer en aceite a baja temperatura hasta
que estén tiernas)
La
condición del pulpo en la cocina española siempre fue de
protagonista. Rodeado de un elemento tan arraigado como es el
Pimentón ahumado. Entrar en uno de los almacenes de Pimentón
ahumado de Jaraíz de la Vera a finales de febrero, después de haber
desfilado por delante de miles de cerezos en flor, y sentir el aroma
de ese polvo rojo intenso, mezclado con el humo de la madera hace
volar la imaginación detrás de un pulpo a la gallega o de un buen
pisto manchego con su queso bien curado. Aromas que marcan las
diferencias con otros pimentones tostados y quemados se encuentran en
el mercado venezolano con nombre folclórico aragonés.
Pero es del
pulpo del que quiero hablar, el protagonista de esta historia de de
amor con dos sonidos indígenas, la dulce milonga de la piña y el
son picante del la ají rocoto. La Piña endulzada y caramelizada con
Pedro Ximenez y el ají rocoto entibiado en un helado, junto al recio
animal plasmas ese mestizaje natural de una guajira. Por cierto, a la
hora de hervir el pulpo, no lo cuezan con agua. En una olla caliente
y con medio centímetro de agua para que no se pegue el pulpo,
déjenlo tapado a fuego bajo durante 35 o 45 minutos (según el
tamaño). Después de este tiempo apaguen el fuego y déjenlo reposar
en la olla 10 minutos más, la diferencia se les hará notable.
La
influencia de los gazpachos en mi vida es muy notable. Un gazpacho es
como una alegría de Cádiz, dicharachera y feliz. Construido con
elementos traídos de estas tierras como el tomate y el pimiento,
podemos darle un ritmo mucho más sabroso y antillano al cambiar
fresco tomate por aguacates, mangos, guayabas… Hasta el coco puede
hacer su contribución caribeña a la tan delicada almendra que nos
mostraron los árabes en su visita de más de 300 años a la
península, sublime líquido el ajococo en el que el ajo deja
entrever su sutil aroma. El gazpacho da vida, es vida, es la máxima
expresión del alimento hecho arte.
Música
y gastronomía van de la mano paseando por un jardín del edén donde
todo es válido, sin tabúes, sólo sentimiento.
Alex
Arcas
Cocinero
Si cocinais cómo escribes ¡qué delicioso!
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