Comer fuera de casa con los pequeños “mala boca” es siempre una situación estresante que rompe un poco con la magia de la salida, especialmente si uno toma parte en el show, porque tenemos que admitir que, muchas veces, les echamos la cumpla a los chiquitos sin darnos cuenta que nosotros mismos estamos colaborando en gran medida con las escenas del espectáculo.
Así fue como Leo y yo decidimos que, si Natalia come bien durante la semana, como en efecto lo está haciendo ya desde que el Hada de las Formas visitó mi casa, es válido que el fin de semana tenga cierta flexibilidad con las comidas, especialmente si vamos a comer a casa de algunos amigos o en algún restaurante. Algunas personas podrían no estar de acuerdo con esto, pero creo que eso es válido hasta para los adultos, pues tampoco comemos de la misma forma el fin de semana o cuando tenemos algún evento, que cuando se trata de la regularidad del día a día.
Yo lo que te sugiero es que si tu hijo no es de buen comer seas flexible en esas ocasiones especiales, pues no es el mejor momento para enseñarles a comer, es una situación fuera de lo común. Si vas a algún restaurante, resulta algo embarazoso poner a tu hijo a llorar rodeado de gente que quiere ir a disfrutar su comida en paz, así que nosotros optamos por servirle aparte a Natalia un poquito del plato de alguno de nosotros dos “negociando” un poco qué quiere, y ella ya sabe que debe comerse ese poquito antes de levantarse. Con esto le estamos enseñando que haga lo que se va a hacer a un restaurante: comer sentada y tranquilita. Luego, la dejamos caminar por allí, pues siempre encuentra a otra pobre víctima que está huyendo del plato con enorme ración de adulto que le sirvieron. También llevamos algún librito de pintar o algún juguete que la mantenga sentada y tranquila un rato más.
Es distinto cuando tenemos una fiesta, reunión familiar o vamos a comer a casa de algunos amigos, pues no podemos controlar el menú para escoger algo que Natalia coma con relativa facilidad. Allí sí optamos porque coma lo que quiera y pueda, no hay razón para mortificarse si ha comido bien durante toda la semana y sabemos que va a hacerlo de la misma forma la próxima. De cualquier modo, Natalia está todavía pequeña y no resulta descortés que llevemos su comida aparte, si deseamos hacerlo.
Lo que sí es importante tener claro, es que una salida a comer, sea a donde sea, no es el momento para mantenerlo sentado frente a un plato de comida que sabemos que no se va a comer, porque probablemente esté más interesado en jugar con los otros niños que en sentarse media hora frente a un plato de comida. Puedes aprovechar el momento en que los otros pequeños se sienten a comer y hacerlo con él también, pero sin regañarlo y ponerlo en evidencia delante de los demás, y mucho menos dejarlo sentado mientas los demás terminan y se levantan, porque siempre están por allí las señoras sabelotodo que comienzan a decirle que no va a tener fuerza para jugar, que se va a quedar chiquito, y una serie de comentarios que no son nada positivos. Si tú notaste que hizo el esfuerzo de comer algunos bocados y que intentó probar algo nuevo para él, pues felicítalo y “déjalo libre”; eso sí, prepárate para enfrentar, tal vez, algunos comentarios un tanto imprudentes como “?eso es todo lo que come?”, “así no va a aprender a comer”, “¡ay!, yo no podría con eso”
Este fin de semana tuvimos una parrilla en casa con unos amigos. Era posible para mí decorarles el plato a los demás pequeños, así que se comieron su parrilla de lo mejor. Aquí les dejo una foto de el plato que se animó a prepara mi amiga Cristina y ¡finalmente se dio cuenta que no es tan trabajoso como parece!
Es pollo, ensalada de aguacate, tomate y palmito, y bollitos aliñados (preparamos la masa con tocineta, pimentón, ají dulce, cebollín y ajoporro)
¡Que tengan una feliz semana!
Nadyra Muhammad Mirabal
Psicopedagoga y la mamá de Natalia.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Aqui puede usted dejar sus comentarios los cuales siempre serán bien recibidos!!!