Según un estudio con personas obesas, incluir postres y dulces en el desayuno ayudaría a que los efectos de una dieta se mantengan en el tiempo y sus beneficios se sigan prolongando aún después de “dejar” la dieta. Antes de que saquéis conclusiones precipitadas y hagáis cosas absurdas, os invito a leer el resto con detalle y no hacer experimentos sin antes aprender algo sobre nutrición.
El estudio, llevado a cabo por un equipo liderado por la Dr. Daniela Jakubowicz de la Universidad de Tel Aviv, no es una “receta mágica” ni nada parecido, de hecho tiene que ver más con aspectos socio psicológicos y bioquímica, que con milagrosos alimentos “quema grasa”.
Durante 16 semanas, 144 obesos entre 20 y 65 años siguieron una dieta de 1.400 calorías para mujeres y 1.600 para hombres. Se dividieron en dos grupos en los que la una diferencia era que en uno de ellos se incluyo un desayuno rico en carbohidratos y proteínas con todo tipo de postres, en el que se tomaban galletas, chocolate, pastel, helado…
Durante las 16 semanas se monitorizaron sus niveles de insulina, glucosa, lípidos y ghrelina, una hormona que controla el apetito, aumentándolo cuanto mayores son sus niveles.
Mientras duró la dieta, los niveles y pérdidas de peso fueron similares en ambos grupos, unos 14 kilos, pero lo interesante viene después, ya que tras esas 16 semanas se comprobó como el grupo normal empezaba a ganar peso de nuevo, quedándose prácticamente igual, mientras que el grupo de los desayunos postrizados incluso siguió perdiendo peso.
¿Dónde está el truco? Pues que simplemente al no privar de una serie de alimentos se minimizaron las ansias y las ganas de atracones, manteniéndose niveles de ghrelina bajos y haciendo que la gente siguiera la dieta sin darse cuenta.
¿Qué quiere decir todo esto? Pues que las dietas que eliminan de golpe alimentos “apetecibles” para el que la siga, sin basarse en posibles alergias o intolerancias, son simplemente absurdas, ya que supone una lucha constante con nuestro propio organismo.
Se puede, y debe, comer de todo, lo importante es tener mesura y saber lo que estamos comiendo, mantener proporciones adecuadas de hidratos, proteínas y grasas según nuestro modo de vida y alejarnos de las dietas milagro y “expertos” que no hacen otra cosa que ponernos a pasar hambre sin sentido.
Dicho esto, no hagáis la chorrada de coger una dieta de 1.500 calorías de una revista y os hinchéis a postres. Primero sacar vuestro metabolismo basal, aprended a identificar alimentos y sus posibles composiciones e id poco a poco. No se trata de seguir una dieta ni una carrera, sino de aprender a comer.
Fuente: gizmodo.es
un articulo muy interesante, besitos
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