El Gourmet Urbano: #panaderia Fiat Panis por Humberto Silva: El niño que no podía comer pan! @humbertosilvad

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domingo, 29 de abril de 2012

#panaderia Fiat Panis por Humberto Silva: El niño que no podía comer pan! @humbertosilvad

Serie cuentos infantiles para pequeños panaderos

A todos los valientes niños celiacos,
como un reconocimiento a sus esfuerzos por alcanzar lo que desean!
 
Manuel no tenía la oportunidad de disfrutar con sus amigos de ricos manjares propios de su edad, hamburguesas, perros calientes, pastas, tequeños, y muchas cosas mas, ya que eran alimentos que desde niño le caían mal, le hacían doler la barriga y hasta llorar. Cada vez que iba a un restaurante o a una invitación familiar a comer, eran para él un reto entre llevar su propia comida o tener la certeza de no comer nada. Cansado de explicarles a todo el mundo que ciertas harinas le hacían daño, por algo que llamaban “GLUTEN”, no le quedaba más remedio que olvidar su inconformidad con su destino y solo poder imaginar sabores y colores de todos aquellos alimentos que devoraría en su mente.
 
Niños comiendo galletas
Foto de  D'Arcy Norman de Calgary, Canada

 
Siempre se preguntaba por que aquellas cosas tan ricas para comer le hacían tanto daño a él, y seguro que a otras personas también, especialmente el pan, tortas y galletas, pastas y hasta los ponquecitos de su mamá. Sus padres desde niño le explicaron que el trigo y otros cereales tenían una proteína que a su cuerpo no le va, fuertes dolores de barriga y otras dolencias más. A pesar de desear siempre esas cosas probar, sabia que no debía hacerlo porque mal la iba a pasar. A veces la soledad era su mejor aliada, la cual le acompañaba a soñar y preparar en su mente cientos de cosas que en la realidad le eran imposibles comer, pero eran tantos sus deseos y sus ansias de probar, que quedaba tan lleno, tan satisfecho, que no le provocaba comer, los sonsos alimentos que en su casa preparaban.
Pocas opciones sus padres encontraban en los establecimientos de comida, los restaurantes no se atrevían a ofrecer en sus menús opciones para los celiacos, quizás por desconocimiento, por que no le eran rentables, o simplemente por que sonaba algo extraño. Fuera cual fuera la razón, los restaurantes no eran los sitios que mas disfrutaba, los odiaba, era una tortura cada vez que veía pasar a los mesoneros con platos con perfectas hamburguesas, pastas humeantes, tequeños donde el queso derretido salía por doquier y muchos platos con olores cautivantes.
 
Un día a regañadientes acompaño a su madre a comprar, algunas cosas para una cena en una tienda de delicatessen de la ciudad. Su rostro cambio radicalmente cuando vio tantas opciones para su limitada dieta. Galletas, cereales, harinas, pastas y cientos de cosas más. El panadero del local, amablemente le abordo y pan sin gluten le convido ha probar. Sus sentidos no lo podían creer que estaba comiendo tal manjar, de yuca, de arroz, de maíz, de quínoa y de otros cereales más. Manuel le pidió que si su ayudante podía ser, ya que una nueva vida el quería tener. Acordaron luego de clases pan de mil formas hacer, ponquecitos y catalinas, besitos de cocos también.
 
Las tareas en la panadería las disfrutaba a placer, un área especial para sus panes el debía tener. Pesar, amasar, levar, eran los pasos antes de hornear y luego estos poder probar. La noticia rápido se difundió, que el joven de ricos panes a los celiacos podía ofrecer. La cola en la panadería verla era todo un placer, niños y adultos una sonrisa en su cara se podían ver. Ricos panes de otros cereales, aunque no lo creas lograban encontrar, hasta espaguetis y tornillitos de maíz podían comer. Nunca tan feliz Manuel estuvo, desde el día que al panadero conoció, el que la oportunidad de aprender y trabajar y muchas cosas para disfrutar.
 
En sus horas libres Manuel solía invitar a sus amigos a comer, y ya una gran hamburguesa con pan de harina de arroz y yuca el podía preparar, con jugosa carne y queso de verdad y un cerro de papas fritas que devoraba con pasión. Los restaurantes dejaron de ser el lugar mas odiados para Manuel, ya que muchos de sus preferidos le permitían llevar su propio pan, tequeños, pasta, incluso su postre también. Desde ese día muchos restaurante fueron entendiendo que poco a poco en sus carta ciertos platos sin gluten debían ir agregando, los chef destinaban ollas, sartenes, solo para preparar los productos sin gluten y así asegurar, que su joven comensal y muchas otras personas mas, la pasarían tan bien, que desearían regresar.
 
Manuel tomaría la decisión de panadero querer ser, y siempre de panes, de mil formas y colores él poder ofrecer. La vida transcurría entre hornos y alegría, entre formulas y harinas de las que gluten no tenia. Entendió que él podía disfrutar con sus panas y familiares, de los momentos que él mas quería, que mas deseaba, que mas feliz le hacía y no eran otros, que aquellos días cuando todos juntos en una gran mesa de su casa o restaurante disfrutaban de la magia y la alegría que encierra la gastronomía.

¡Buen provecho!

Humberto Silva


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