Invito a mirar nuevamente el título y buscar si he mencionado la palabra “tranquilo” o “espumoso” en algún momento. ¡No!, no lo hice precisamente porque ni los vinos rosados ni los claretes o “claros” tienen que ser necesariamente tranquilos como seguramente fue la primera idea que se le vino a la cabeza. Estos caldos son representados en su gran mayoría por los tipo tranquilos, es cierto, pero también pueden conseguirse con aguja, una subcategoría minoritaria y sectorizada de los tranquilos que presenta un poco de efervescencia, así como también en gran gama de espumosos y aunque mínima, no se pueden dejar de nombrar sus presentaciones en forma de licorosos, cosechas tardías y hasta generosos.
Tonos de los vinos rosados. Fuente: Vino rosado |
Que algo sea común no significa que no se puedan hacer otras cosas, y es que el vino rosado y el vino clarete no son más que técnicas de realización de un vino de una variedad de tonalidades que van desde el “naranja pálido hasta un vivo casi violeta”. Históricamente, técnicas para conseguir este resultado hay muchas pero algunas con el paso del tiempo se han visto envueltas en escándalos entre productores y han ocasionado que regulaciones las prohíban o modifiquen reglas que indirectamente hacen que caigan en desuso.
Cuadro del pintor zaragozano Gregorio Millas, “Vino Rosado”, parece confuso pero centra la atención del espectador en el rosado. Fuente: Vinos rosados y claretes |
Definamos entonces cómo se han elaborado vinos rosados a través de la historia. La primera y más usada técnica es la empleada cuando la producción está enfocada en vinos rosados, se consigue al usar puras uvas tintas para el proceso en el cual dichas uvas se aplastan y quedan en contacto con el hollejo entre 2 y 3 días para evitar que comience la fermentación durante esta estancia. Luego, los mismos son retirados y el mosto es fermentado de manera separada y vinificado de resto como un blanco. Este período en presencia de los hollejos le aporta el color y los taninos que usualmente diferencian a un rosado de un blanco, mucho menos que un tinto claro está, pero tendiendo a éste a medida que se alarga el tiempo de contacto con los hollejos.
Variedades de rosados. Fuente: Elaboración de vinos rosados |
El segundo y tercer método se encuentran en producciones secundarias de vino rosado, donde el mismo pasa a un segundo plano, casi siempre por debajo de los tintos y blancos. Una manera entonces es produciéndolo como un subproducto de la fermentación del vino tinto; dicha técnica se llama sangrado y se basa en retirar el mosto, levemente tintado, recién comienza la fermentación, pero no en virtud de producir rosados sino de darle más taninos y color al tinto que está produciendo. Se continúa fermentando de manera separada y se termina de vinificar como un blanco.
El tercer caso es por el que usualmente se confunden los rosados de los claretes. Me gusta ver éste como esa delgada línea que los separa metodológicamente. Este método es usado o no dependiendo del país, la región y hasta la bodega de la cual estemos hablando, sea por regulaciones o simplemente por costumbres, ideales, diseños de los enólogos o controles propios de calidad. Ya que la producción principal es de tintos y blancos en este caso, ¿qué “mejor” idea que producir un rosado mezclando proporciones de uno y otro, verdad? Pues en la mayoría de los casos se desaconseja hacerlo, en donde es permitido, porque el vino resultante no suele ser de calidad. Es por esto que regiones muy conocidas como Champaña y Cava evitan en gran medida usarlo. Es más usual encontrarlo en espumosos que en otros tipos de vinos.
Rosado espumoso de México. Fuente: Vino Rosado |
Ha llegado el momento de hablar de los claretes. La principal técnica de realización de los mismos es llevada a cabo con uvas tintas y blancas al mismo tiempo, según proporciones que especifique el productor. El mosto en este caso, sí que fermenta en presencia de los hollejos, tanto blancos y tintos, pero ya que el líquido contiene tanto una proporción de antocianos, pigmento que otorga el color rojizo al vino tinto, como una de flavonas, pigmento que otorga el color amarilloso al vino blanco, éste resulta siendo un vino de poco color rojo. La continuación del ciclo de vinificación se sigue realizando como si se tratase de un tinto.
El segundo, si puede llamarse método, ya está en desuso por razones obvias de calidad, y es que los vinos rosados y claretes tienen un tiempo de vida de entre 1 y 2 años, aunque hay excepciones que, gracias a los taninos y crianzas cortas, pueden superar esta barrera de los 2 años. Pensando que el clarete se vinifica como un tinto, podría verse un tinto decolorado por los años como un clarete y no fue ni más ni menos que en Rioja donde vinos con estas características fueron etiquetados con esta denominación de categoría hace unos cuantos años atrás. El consejo regulador puso fin a esta, que denominó absurda, práctica por atentar contra los estándares de calidad que imponía la denominación de origen controlada.
"l" de Ayales DO Vino de Pago, único rosado con esa denominación en España, VI Feria de los Vinos de Aragón, Montañana 2012. Fuente: http://twitpic.com/99bvgh |
Usualmente los vinos rosados y claretes son asociados al sexo femenino, por ser vinos en su mayoría “fáciles de beber” por su frecuente dulzor y características golosas en nariz y en boca. Pero hay vinos rosados y claretes para todos los gustos, que entonces nos dan una gama de caldos para armonizar con muchísimas comidas, bebidas, situaciones, entre otras. Aborrecer uno de estos vinos puede ser por ignorancia, desconfianza o falta de calidad, pero sobre todo por un mal servicio. El consumo de ellos está sugerido en temperaturas de 8 a 12°C, por lo que si estamos en una playa a 32°C y tratar de beberlo sin refrigerar resultará fatídico.
He llegado a maridar vinos rosados con comida picante mexicana y postres, por hablar de alimentos, pero un espumoso rosé, como usualmente se etiquetan los efervescentes rosados, es ideal desde para una reunión de amigos hasta para una cena romántica. Y es que por tener parte de las características de un tinto y otras de un blanco, en proporciones variables según el vino, aportan un rango más amplio de posibilidades a la hora de combinarlos.
Premier Cojón de Gato Rosado DO Somontano, VI Feria de los Vinos de Aragón, Montañana 2012. Fuente: http://twitpic.com/99c2xo |
Cada día hay rosados y claretes de mejor calidad “que cada vez se consumen más jóvenes, buscando en ello frescura, aromas y sabor afrutado”. Actualmente la producción de vino rosado en ciertos países ha llegado de manera increíble a superar la del blanco. Les invito a tomarse un blush, rosado dulce, o un vino naranja o ámbar, vino ligeramente naranja con gran aroma, para que comiencen a conocer el mundo de los rosados y claretes. Salud y hasta la próxima.
Espero leerlos en los comentarios para saber sus dudas, sugerencias, ocurrencias y hasta discutir un par de cosas. Para más información recuerden seguirme en Twitter, @warmth.
Daniel Delgado
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