Investigadores del Grupo de Vitivinicultura de la UPM han constatado que la falta de agua en los viñedos produce vinos de baja calidad
Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), tras cinco años de estudio, demuestran que la falta de agua de manera continuada e intensa en el viñedo produce vinos de peor calidad, a diferencia de lo que sostiene la sabiduría popular "déficit de agua-calidad del vino".
Investigadores del Grupo de Vitivinicultura de la UPM han constatado que la falta de agua continua en el riego produce vinos de baja calidad y que "el riego racional es lo más adecuado para mejorar las cosechas", según un comunicado de la Universidad.
Esto ha hecho que, en muchos casos, "los agricultores hayan asumido como ciertos, tópicos que en nuestra viticultura de zona cálida no están justificados", como que un mayor riego es igual a un alto rendimiento y que ello hace que las cosechas sean de peor calidad, o que un mayor riego produce una baya más grande y de mala calidad.
Durante un quinquenio este equipo ha estudiado los efectos que tiene la cantidad de agua utilizada en el riego y su distribución en el tiempo, en la calidad del mosto, para ayudar a los agricultores a obtener un producto de mayor calidad.
El estudio se llevó a cabo en la variedad cabernet-sauvignon, ya que a pesar de que ésta supone escasamente el 2,25 % de la superficie de variedades tintas cultivadas en España, es, sin embargo, la variedad más trabajada a escala mundial (270.000 hectáreas), así como la más extendida.
Esta particularidad hace que se utilice como variedad testigo, pues permite realizar comparaciones con los resultados de grupos en otras zonas vitícolas muy diferentes a la española, como, por ejemplo, en Francia, Estados Unidos (California) o Australia.
El trabajo compara los resultados obtenidos tras 5 años consecutivos, a partir de distintas dosis y manejo del agua a lo largo del ciclo.
Los expertos constataron que campañas reiteradas con déficit hídrico severo, causan una reducción gradual de la cosecha, de la fertilidad de las yemas y del crecimiento de la planta.
Cuando se producen diferencias significativas en la composición del mosto, aquellos procedentes de cepas con escasa disponibilidad de agua dan mostos con menor contenido polifenólico.
Los investigadores también determinaron que la respuesta de planta está más influenciada por la cantidad de agua disponible durante la campaña que por su distribución a lo largo de la misma.
No obstante, llegaron a la conclusión de que, cuando la disponibilidad de agua es limitada, es preferible no restringir el riego en la fase brotación-tamaño guisante y producir un déficit moderado en la fase de maduración.
Esto implica que los agricultores deben poner un mayor énfasis en el riego de la planta desde antes de la brotación hasta el envero, restringiendo posteriormente el riego de forma moderada.
Las estrategias de riego de los viticultores tienen un especial interés en España, donde las épocas de sequía pueden ser acusadas y, al no existir una larga tradición en el riego de la vid, el agricultor ha copiado modelos de otros cultivos y países.
"En este trabajo se pone en tela de juicio, entre otras, la creencia de que estresar la planta es bueno para obtener un buen mosto", según Pilar Baeza, una de las investigadoras del trabajo.
Baeza añade, según el comunicado, que "se demuestra de manera objetiva que el riego racional es bueno para la planta y que la respuesta al riego depende de la dosis más que del manejo que se haga del agua a lo largo de la campaña".
Gracias a este proyecto, diversas organizaciones de apoyo al viticultor han solicitado ayuda para establecer recomendaciones de riego, como en las denominaciones de origen Vinos de Madrid o Rueda.
Fuente: vinetur.com
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