No es fácil que los vinos espumantes logren la excelencia: su sabor es más sutil que el de los vinos comunes e incluso se pueden notar más los sabores desparejos.
Champaña – Photodisc |
• COMPLEJIDAD: con sabores tostados (como a fruto seco o a pan tostado) y a levadura (como en la levadura de los panaderos) y pueden incluir frutas tales como manzanas o peras. En general, cuánto más tiempo esté un vino en contacto con el sedimento de la fermentación de la levadura (que se conoce como poso), más fuerte será el aroma.
• ARMONÍA: sin gustos fuertes. La acidez (aportada, en parte por las burbujas) debería estar equilibrada con leves sabores frutales, pero el vino debería ser lo suficientemente ácido como para dejar un sabor seco.
• LIBRE de sabor a corcho y amargor.
• SUAVE: que deje un sabor cremoso en la boca y no áspero como el agua de Seltz, con sus burbujas que pican. Y el vino espumante debería tener una espuma mediana a total, espuma de las burbujas. Y, como si fuera poco, hay metas (grandes cantidades, pequeñas y que se forman todo el tiempo) y colores para las burbujas (desde amarillo pálido a bronce o salmón claro).
Y el verdadero Champagne (hay dos en nuestras calificaciones) debe ser de la región de Champagne, en Francia y cumplir con otros requisitos.
Así que no desperdicie la oportunidad de disfrutar de un buen vino espumoso. Además, no deje para ocasiones especiales su consumo, sólo deje que su deseo marque la pauta para descorchar una botella y vivir un experiencia burbujeante.
Fuente: cocina.univision.com
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