Ellas prefieren los tintos jóvenes y los espumantes por Myriam Pérez

Expertas degustadoras de Argentina, Estados Unidos, España y Brasil, coinciden en que las mujeres son las que definen las compras, y que el vestido de los vinos debe ser cada más atractivo para atrapar a este segmento con gran poder de decisión.
 

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Existe todavía el mito que vincula a la mujer sólo con los vinos blancos y los dulces, pero las cosas van cambiando y esto pasó a ser sólo una parte de la realidad. Actualmente se aventuran a buscar vinos tintos aromáticos, con cuerpo y estructura, pero fáciles de tomar. Casi a la par también prefieren los espumantes frutados. Claro que todo depende del grado de conocimiento de quien elige porque las conocedoras se animan a más. Al menos esto es lo que se pudo apreciar en un sondeo realizado en el 10º Concurso de vinos La Mujer Elige, que se realiza cada dos años en Mendoza, Octava Capital Mundial del Vino, en el que participaron este año unas 50 mujeres, la mayoría de ellas de Argentina, además de España, Brasil y Estados Unidos.

Begoña Jovellar Pardo, bióloga y enóloga de Vega Sicilia -una histórica bodega de España-, e integrante del equipo de Bodegas y Viñedos Alion, y Bodega Oremus, la más famosa de Hungría, indicó que "es cierto que en España las mujeres consumen muchos blancos como el Verdejo y Malvasía, pero ahora también eligen Tinta de Toro (N.de R: Es como se denomina a la variedad Tempranillo en Valladolid), siempre que sean jóvenes y sutiles porque son ideales para el tapeo.

Dejan de lado los vinos de guarda que en Europa son tan difíciles de beber".
Este encuentro, precisamente, está vinculado a la creciente participación de las mujeres en el mundo del vino, tanto a nivel de producción, de como evaluación sensorial y comercialización. No hay que olvidar que se habla de que el 70 u 80 por ciento, según el lugar del que se tome como referencia, de las compras del vino para el hogar está a cargo de mujeres, además que son quienes tienen la responsabilidad de educar a sus hijos en este tema para que sea tomado como una alimento más en la dieta, y en forma moderada, para aprovechar sus ventajas nutricionales. Esto sin contar que gozan de una capacidad natural para percibir las características organolépticas de éste y otros productos dada su histórica vinculación con la comida, con los aromas y sabores.

En esta elección siempre se vinculaba el gusto femenino con los vinos blancos y los dulces, tales como el Moscato, los de cosecha tardía, los Sauternes, entre otros, pero ahora las cosas han cambiado y la evolución sigue su curso. Lorraine Hems, una de las degustadoras más importantes de los Estados Unidos, jurado en Finger Lakes International Wine Competition, Directora de panel de cata del concurso Golden Nose; jefa de Educación de vinos en Rochester Institute of Technology, y premiada varias veces, incluso como "Mejor nariz", y además Sommelier certificada en la Corte de Master Sommeliers, explicó que "en Estado Unidos hay que hablar de vinos por segmentos porque hay dos bien diferenciados. Por un lado los jóvenes entre 21 y 25 años que toman cualquier cosa, no miran marcas, ni calidad, ni nada, solo beben. Esto tiene que ver con una falta de cultura porque la edad permitida para beber es a partir de los 21 y debería ser antes, de tal manera que se vayan formando en el tema y sepan cuanto y como beber vino. Luego de esa edad la gente empieza a elegir calidad, pero no se ata a marcas. Primero elige por las etiquetas, y prueba unos y otros.

Claro que allí también es la mujer la que elige y su abanico es muy amplio, pero si son blancos argentinos busca Torrontés y Moscatel, y por supuesto Malbec en los rojos".
Quienes llegan a ese mercado saben que las etiquetas y los nombres deben ser muy atractivos, pensando en que la mujer es la que más compra para la casa.

Tanto es así que se pueden ver en góndolas "cajas de vinos con forma de coquetas carteras que tienen un pico vertedor para servir y luego cierran de tal manera que los mantiene en buenas condiciones por varios días", dice Lorraine.
Analía Videla, especializada en Marketing Vitivinícola en Borgoña, y directora de Wine Institute en Argentina, señala que "la mujer pasó de los blancos y dulces a los tintos livianos. Deja de lado los intensos y demasiado complejos, tanto en nuestro país como en los principales compradores como Estados Unidos e Inglaterra. Claro que también hay un segmento de conocedoras que prefieren vinos con otra complejidad, pero no son las compradoras de todos los días".
Del mismo modo, Bruna Cristofoli, enóloga brasilera de Bento Gonçalvez, y una de las tres expertas en degustación de vinos que asistieron en representación de ese país, explicó que "el Chardonnay es sin dudas lo más vendido entre las mujeres. Gusta mucho su fruta y su frescura, luego le siguen los espumantes que se toman en todas partes, incluso en las playas hay carritos como los de los helados, pero con espumantes de todo tipo. En tercer lugar se posicionan los tintos jóvenes y fáciles de tomar".
Cristina Pandolfi, ingeniera agrónoma, subgerente de Estadísticas y Asuntos

Técnicos Internacionales del Instituto Nacional de vitivinicultura, señaló que "en general las mujeres prefieren ahora los vinos elegantes, con cuerpo medio, que no sean pesados, como se dice en inglés drinkability. Entre el 2000 y el 2010 se pusieron de moda los vinos de concurso con mucha concentración, intensidad de color y madera, pero al momento de tomar solo llegabas a una copa. Ahora los prefieren con menos alcohol, frutados y fáciles de tomar. Claro que también se ha adquirido mucho conocimiento y ya eligen tintos agradables y los rosados que cada vez son más interesantes".

Fuente: diariodecuyo.com.ar

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