La Emperatriz, la carta número III del tarot, es un arquetipo cuyo tema principal es La ABUNDANCIA, LA NATURALEZA, LA CREATIVIDAD. Simboliza la fertilidad, pero no limitada a lo físico, es decir, también hace referencia a la fertilidad del ser. Ella es práctica y fructífera, el crecimiento interno y externo son su campo de expresión. Se la relaciona con las diosas de las cosechas, en muchos mazos aparece sentada sobre un campo fértil, con frondosos árboles al fondo. Ella ama a la naturaleza y todo lo que nace de esta. La emperatriz está también vinculada a la capacidad de dar y recibir amor, representa al corazón confiado y equilibrado y está coronada con la gloria del universo.
Según Alejandro Jodorowsky la Emperatriz representa la creatividad sin finalidad precisa que estalla en infinidad de formas. Es quien después del invierno tiñe de verde toda la tierra, es quien hace que se abra la semilla y brote el germen. Engendra, da frutos, alumbra un mundo, es la mente creativa. Es la actividad, la seducción, el placer, todo en ella es bello. Es lo que es, siempre pleno y vivo. Nos enseña además que todas nuestras ideas son bellas, para ella no hay nada ridículo, nada es repulsivo.
Y ¿cómo es la cocina de una Emperatriz? Es una cocina de la que salen ricos olores como flores, rosas de crema, mariposas de chocolate, narcisos de caramelo. Toda su cocina nos infunde ganas de vivir, es una invitación a la gracia, un camino hacia la belleza. Todo lo que prepara está lleno de su poder de seducción, todo lo que toca se ilumina.
La carta de la Emperatriz está relacionada con todo el mundo vegetal, hierbas, frutas, legumbres, brotes, flores y cuanta verdura exista. La energía de esta carta nos invita a salir al campo o al jardín y recolectar muchas florecillas de colores, amapolas, claveles, malvas, pensamientos, violetas, rosas y alguna que otra margarita. A buscar también en el campo o en los pequeños mercados frutas frescas, fresas, mangos, uvas, lechosas, uchuvas, lechugas de todos los sabores, amargas ácidas, dulces, picantes. También nos recuerda agradecer a la madre naturaleza por entregarnos generosamente sus dones.
Una vez cumplida nuestra función de recolectores- cosechadores -emperatriz nos vamos a la cocina y con todo limpiecito - la limpieza en la cocina es muy importante, la impecabilidad en el arte es una de las lecciones que nos trae la emperatriz -cortamos las lechugas, frutas y verduras, si se puede mejor con las manos -para conectarnos más con la naturaleza- mezclamos todos nuestros ingredientes dando un movimiento espiral a la preparación, finalmente aderezamos con un poco de sal, pimienta, vinagre y aceite de oliva, sazonando todo con mucho canto y baile, como lo haría la creativa emperatriz. Si, Cantemos y bailemos mientras preparamos nuestra ensalada… nos sorprenderemos de los resultados, nos recrearemos de la deliciosa mezcla que resultará bajo la guía de ésta carta.
Y así, cuando sirvamos la ensalada y la comamos recordaremos que “la seducción es un estado místico, es el diálogo amoroso de la criatura con su creador”. Y que ir al mercado, un acto aparentemente cotidiano, es también una acto creativo, no pongamos límites a nuestra imaginación “.
Valentina Inglessis
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