La carta del carro representa al ser humano en movimiento. En el tarot de Rider-Waite está representado por un auriga que controla los aspectos de luz y de sombra de su personalidad. Utiliza para ello lo poderes de su disciplina mental. El carro es el origen de todos los guerreros, de los campeones, de los héroes, de toda valentía y de toda capacidad de aguante. Ningún espejo lo asusta, nada puede abatirlo, ni los ciclos ni las historias. En el subyace la fuerza vital de la Humanidad.
El auriga convierte el infortunio en diamante, cada abismo en una fuerza de energía. Sus fracasos se convierten en puntos de partida y como lo describe Jodorowsky: “diez mil razones de renunciar no valen nada frente a la única razón de continuar “. El auriga guerrero siempre sigue adelante en busca de nuevos desafíos. Representa la independencia, la autosuficiencia y la autorrealización.
En estas últimas semanas he vivenciado plenamente en mi interior la carta del carro guerrero. Una nueva mudanza de casa y apertura de comedor.
Muchos cocineros sueñan con tener su propio restaurante o comedor u otro tipo de trabajo relacionado a la cocina, pero para llevar a cabo este tipo de sueños se necesita ese espíritu aventurero y arriesgado que representa el Carro.
No es un camino fácil. Por un lado hay que estar plenamente convencido de lo que se quiere hacer y por otro atreverse a dar el salto de convertir un sueño en una realidad material. Muchas dudas nos pueden asaltar en el camino: ¿es el lugar adecuado? ¿Es el momento oportuno? ¿Estoy preparado? ¿Se puede? ¿Se tiene cómo? ¿Contamos con apoyo o estamos solos?
En estos momentos de dudas es necesario acudir al auriga: él nos estimulará a superar cada nueva meta. Él nos enseñará a pulir nueva aptitudes, muchas de las cuales son nuevas incluso para nosotros mismos.
Son múltiples los aspectos de luz y los aspectos oscuros que el auriga debe controlar, sus debilidades sus virtudes. Parte de su realización está en manejar bien el carro cuando los imprevistos se interpongan en su camino. Mucha es la capacidad de aguante que hay que tener. Cada improvisación tiene su precio y el Carro lo sabe. Que si la cocina, que si el fregadero, que si el gas, que si las mesas, que si las vajillas, que si la luz, que si se enteraron los comensales, que si estamos preparados, que si el teléfono, que si los vecinos, que si la imagen publicitaria, que sí, que sí, que si…… para el carro nada es obstáculo, avanza hacia todas las dimensiones rompiendo los horizontes hasta llegar al objetivo para de paso descubrir que es la máscara de un nuevo comienzo.
Se mueve de vacío en vacío, de izquierda a derecha, entre lugares, hechos, personas, ingredientes, instrumentos, fogones, de arriba hacia abajo: se quiere preparar una tarta pero el nuevo horno aún no está a punto. Se quiere hacer un brindis pero los invitados se retrasan. Blanco y negro. Masculino y femenino. Claro y oscuro. El carro controla todas las situaciones. Aparta las galaxias hasta disolverse en las ausencias perturbadoras.
El carro representa el triunfo del infinito en la cremación de los últimos límites, representa el triunfo de la eternidad en nuestro propio corazón.
Abrir tu único concepto de cocina es una aventura que puede significar ese punto unitario en donde los Dioses se desvanecen superando la tensión de los opuestos para encontrarte con tu propio primer grito que es la madre que todo lo contiene.
Valentina Inglessis
Auriga del Saní. Gastronomía Holística. En Mérida, Venezuela.
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