PRO Y CONTRA DEL SUSTITUTO DEL CORCHO EN LAS BOTELLAS DE VINO. GANAR TECNOLOGÍA O PERDER ENCANTO
“¿Existe algún sonido más lindo que el de un corcho al salir de una botella?”. La pregunta se la hizo hace algunos meses Valentín Trujillo a un bodeguero local. Para mí no había otra respuesta que “no”, pero el entrevistado fue más sensato y respondió algo que no viene al caso.
Por Martín Viggiano
Lo cierto es que esa inquietud de mi concubino de blog encierra una discusión instalada en la industria vitícola hace algunos años, pero sobre todo en los consumidores: el corcho.
Ese trozo de alcornoque utilizado para tapar las botellas de vino es parte del romanticismo de la bebida. Sacarlo integra la ceremonia de degustación. Incluso los profesionales del servicio, los sommellier, cuidan esa práctica a la hora de atender al comensal.
Sin embargo, la incorporación de tecnología trajo al mundo del vino una nueva forma de tapar las botellas. Se trata de una tapa rosca de fabricada en aluminio con pintura sintética, también conocida como screw cap. Es un sistema de tapado ideal para los blancos, rosados y tintos jóvenes, ya que impide el ingreso de oxígeno al vino y, por lo tanto, evita la oxidación. Con ese sistema, “el vino mantiene sus condiciones organolépticas intactas”, explicó a Sacacorchos el presidente de la Asociación de Enólogos, Fernando Pettenuzzo.
El costo es similar entre el corcho de calidad media y el screw cap. Para la bodega significa una inversión de US$ 8.000 en maquinaria para poder tapar sus botellas ese sistema, o bien US$ 150 por día si alquila el aparato. “El tema es el aspecto o impacto visual del consumidor cuando le traen un vino a la mesa y lo destapan de media vuelta. Esa, a mi entender, seria la contra mayor”, comentó el profesional.
Con los vinos de guarda no hay discusión. En ese caso el corcho de alcornoque de buena calidad es la solución adecuada, ya que el vino necesita tener esa evolución en botella que le ofrece el mínimo ingreso de oxígeno.
En Uruguay la solución del screw cap avanza. Casi todas las bodegas que elaboran vino fino incorporaron esa tecnología, sobre todo para blancos, rosados y algunos tintos jóvenes sin madera.
La enóloga Carla Fallabrino, de bodega Giménez Méndez, aseguró que la tapa rosca es “ideal” para blancos y vinos jóvenes en general, porque “mantiene hermético” al vino “previniendo oxidaciones”.
En definitiva se trata de ganar en tecnología y salud para los vinos, y en todo caso perder en encanto. Como sea, el desafío está en aceptarlo, si se trata de mejorar en calidad.
Fuente: elobservador.com.uy
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Aqui puede usted dejar sus comentarios los cuales siempre serán bien recibidos!!!