Platos originales como una sopa de cerezas o de kiwi presentan un sabor singular y unos colores y texturas que sorprenden a los comensales
Junto con las verduras, las frutas conforman un grupo de alimentos indispensables para mantener una dieta equilibrada, variada y beneficiosa para la salud. Existen infinidad de recetas y muchas técnicas para preparar y degustar unas y otras: crudas -al natural-, en ensaladas, horneadas, en brochetas, en conserva, hervidas, licuadas e, incluso, en sopa. Con un sabor singular, que va desde el dulce almibarado hasta un ligero toque dulzón, una textura y colores que sorprenden, las sopas de frutas se elaboran como entrante, como primer plato y como postre.
Imagen: Heather Cowper
En algunos casos se sirven calientes; en la mayoría, frías, pero rara vez dejan a los comensales indiferentes. A continuación recopilamos cuatro recetas de sopa de frutas para hacer en casa y reseñamos sus principales cualidades nutricionales.
Cuatro frutas para preparar sopa
1. Sopa de cerezas. Esta es una receta de tradición centroeuropea que se prepara con cerezas, aunque podemos hacerla con otras frutas, en especial, con frutos rojos. En origen, se consume fría, como aperitivo o primer plato, pero también puede servirse como postre.
- Para elaborarla necesitamos: cerezas sin hueso, agua, azúcar, nata, zumo de limón, maicena, sal y especias (como clavo y canela).
- Hervimos las especias en 150 ml de agua durante 5 minutos. Colamos y reservamos. En otro cazo más grande, cocemos medio kilo de cerezas en 700 ml de agua. Añadimos el zumo de medio limón, 50 gramos de azúcar y una pizca de sal. Agregamos también el agua que habíamos hervido junto con las especias. Cuando esta mezcla comience a hervir, bajamos el fuego y dejamos que las cerezas se ablanden con el calor. Tras unos 10 minutos hirviendo, apagamos el fuego y dejamos reposar. Mientras, mezclamos en un bol 20 gramos de maicena con la nata (usaremos 100 ml de nata para montar y otros 100 ml de nata para cocinar). Cuando esta mezcla ya no tenga grumos, la vertemos al agua con las cerezas y hervimos el conjunto durante 3 o 4 minutos. Retiramos del fuego, dejamos que quede a temperatura ambiente y la introducimos en el frigorífico -como mínimo, durante tres horas- para servir nuestra sopa de cerezas bien fría.
- La cereza es rica en hidratos de carbono, sobre todo fructosa, si bien su valor calórico es moderado en comparación con otras frutas. Aporta cantidades significativas de fibra, que mejora el tránsito intestinal. En lo que se refiere a su contenido de vitaminas, están presentes en pequeñas cantidades la provitamina A y la vitamina C.
2. Sopa de fresas. Más ligera que la receta anterior, esta sopa de fresas también se consume fría y puede servirse como un singular aperitivo o como un postre delicioso.
- Los ingredientes que necesitamos son los siguientes: fresas frescas, azúcar, agua, zumo de limón y unas hojitas de menta.
- En primer lugar, lavamos y troceamos 350 gramos de fresas. Las colocamos en una cacerola y añadimos 400 ml de agua, 150 g de azúcar y 100 ml de zumo de limón. Llevamos la cacerola a fuego moderado, hasta que la mezcla comience a hervir. Dejamos que se mantenga la ebullición durante 4 minutos y retiramos del fuego, hasta que baje a temperatura ambiente. Picamos unas hojas de menta, las esparcimos con el líquido e introducimos todo el conjunto en el frigorífico durante tres o cuatro horas. Pasado ese tiempo, colamos la sopa. Repartimos las fresas en copas o cuencos, vertemos encima el líquido y decoramos con unas hojitas enteras de menta.
- Las fresas aportan pocas calorías. Su componente más abundante, después del agua, son los hidratos de carbono (fructosa, glucosa y xilitol). Destaca su aporte de fibra. En lo que se refiere a otros nutrientes y compuestos orgánicos, las fresas son muy buena fuente de vitamina C y ácido cítrico, ácido salicílico (de acción antiinflamatoria y anticoagulante), ácido málico y oxálico y potasio.
3. Sopa de naranja (con zanahoria). Esta es una receta que gusta mucho en México y que en su versión original incluye algún ingrediente difícil de encontrar en otros países, como la miel de agave. El agave es la planta con la que se elabora el tequila. A diferencia de las sopas anteriores, esta receta se sirve caliente, como primer plato.
- Para prepararla necesitaremos: naranjas para hacer zumo, zanahorias, cebolla, miel, caldo de pollo, agua y sal.
- Comenzamos cociendo una cebolla (pelada y cortada en rebanadas) y tres zanahorias (peladas y en trozos) en tres tazas de agua. Una vez que rompa el hervor, bajamos el fuego y continuamos con la cocción hasta que la zanahoria quede tierna. Escurrimos el agua, nos quedamos con las zanahorias y la cebolla y las trituramos con ayuda de la batidora, mientras vamos añadiendo 2 tazas de zumo natural de naranja. Si las naranjas no están muy dulces, agregamos una cucharada de miel. Vertemos 4 tazas de caldo de pollo en una cacerola, añadimos la mezcla de naranja, zanahoria y cebolla y ponemos una pizca de sal. Removemos bien, para que se mezcle el conjunto y calentamos a fuego medio, hasta que hierva. Servimos caliente.
- De la composición de la naranja, destaca su escaso valor energético, gracias a su elevado contenido en agua y su riqueza de vitamina C, ácido fólico y minerales como el potasio, el magnesio y calcio. Este último apenas se absorbe por el organismo. Contiene cantidades apreciables de beta-caroteno, responsable de su color típico y conocido por sus propiedades antioxidantes; además de los ácidos málico, oxálico, tartárico y cítrico. Este último potencia la acción de la vitamina C.
4. Sopa de kiwi. Esta es la receta más sencilla de todas. Es una sopa dulce que se sirve fría y que, en general, se utiliza para elaborar un postre combinado, como un helado o sorbete de frutas.
- Solo necesitaremos dos o tres kiwis frescos, preparar un almíbar ligero y unas gotas de limón.
- En primer lugar, hervimos agua y azúcar para hacer un almíbar ligero o de "hebra floja" (la proporción es de 300 gramos de azúcar por cada litro de agua). Para saber que la consistencia es la correcta, mojamos los dedos en el almíbar: al separarlos, se forma un hilillo que se rompe cuando tiene un centímetro de longitud. Pelamos los kiwis, los troceamos y los vertemos en este almíbar. Trituramos la mezcla, añadimos unas gotas de limón y, cuando esté a temperatura ambiente, introducimos en el frigorífico durante un par de horas por lo menos. La consistencia, el sabor y el color de esta sopa son perfectas para combinar con un sorbete de melocotón y frambuesa o un sorbete de fresas y servir como postre frutal.
- El principal componente del kiwi es el agua. Es de moderado aporte calórico, por su cantidad de hidratos de carbono. Destaca su contenido en vitamina C; más del doble que una naranja, y vitaminas del grupo B, entre ellas el ácido fólico. Es rico en minerales como potasio, magnesio y fibra, soluble e insoluble, con un potente efecto laxante.
Fuente Eroski Consumer
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