Que la pasta es uno de los alimentos que más engordan no nos pilla por sorpresa. Son pocas las dietas que permitan comer este alimento cargado de hidratos de carbono y las que los incluyen, a lo sumo lo hacen en pequeñas cantidades y siempre antes de las cinco de la tarde (después llega la hora Gremlin de la pasta en nuestro cuerpo).
Una lástima, teniendo en cuenta que es una comida rápida de preparar y fácilmente combinable con casi todo tipo de alimentos. Pero se acabaron las penas: han descubierto cómo podemos conseguir que la pasta engorde menos.
El impresionante hallazgo se presentó en el programa de la BBC Trust Me, I'm a Doctor, donde el doctor Chris Van Tulleken explicó a los telespectadores que recalentando la pasta una vez cocinada no engorda. Tan sencillo como esto.
Las sobras del día anterior se convierten en el menú estrella para los amantes de la pasta. Bienaventurados los que comemos cada día de tupper.
Experimento demostrado
Para demostrar que el proceso de cocinar-enfriar-recalentar hace que la pasta engorde menos, contaron con la colaboración de nueve voluntarios a los que sometieron a comer durante tres días pasta cocida de manera diferente (y a distintas temperaturas).
Tras ingerir la pasta cocinada recalentada se redujo el aumento de la glucosa en sangre en un 50%
El primer día comieron la pasta (acompañada de salsa de tomate y ajo) caliente y recién preparada; el segundo la misma pasta pero fría, tras haberla dejado enfriar durante la noche; y el tercer día comieron la pasta cocinada el día anterior y recalentándola.
Tras cada comida, los voluntarios tuvieron que dar muestras de sangre durante dos horas, en intervalos de 15 minutos, para poder analizar qué es lo que ocurría con la glucosa en sangre mientras digerían la pasta.
Tal y como esperaban, la pasta caliente aumentaba más el nivel de glucosa en sangre y la insulina que la fría, pero la recalentada reducía todavía más los niveles.
Es más, tras ingerir la pasta cocinada recalentada se redujo el aumento de la glucosa en sangre en un 50%.
De este modo, tal y como señalan los responsables del estudio, "nuestras sobras podrían ser más saludables para nosotros que la comida original".
¿Por qué engorda la pasta?
Pese a que las pastas apenas tienen grasa, suelen estar compuestas por alrededor de un 60-70% de hidratos de carbono de absorción lenta(almidón) y es en éstos donde reside el problema.
Los carbohidratos hacen que la pasta se descomponga en el intestino antes de ser absorbida como azúcares simples, lo que eleva la cantidad de glucosa en la sangre. Como reacción a este aumento, el cuerpo libera gran cantidad de la hormona de la insulina con el fin de bajar esos niveles.
Nuestras sobras podrían ser más saludables para nosotros que la comida original
De ahí que este experimento sea tan importante. Amantes y detractores de la pasta están de enhorabuena, porque ahora sabemos que al recalentarla se consigue que no afecte directamente a una subida excesiva de la glucosa.
Como explican en el Independent, “volver a calentar la pasta después de haberla cocinado reduce el aumento de la glucosa en la sangre, haciendo que los hidratos de carbono sean mucho más saludables”.
¿Por qué tenemos hambre al poco de comer hidratos?
La pasta y otros alimentos ricos en hidratos de carbono producen en el cuerpo esa sensación de pesadez tras comerlos (dependiendo de las cantidades, claro está), pero suele ocurrir que al poco tiempo de habernos “hinchado” nos sintamos casi como si no hubiésemos comido nada. ¿A qué se debe esta sensación?
Un rápido aumento de la glucosa en la sangre, seguido de un rápido descenso consecuencia del incremento de la insulina, es el responsable de que a menudo tengamos hambre de nuevo poco después de haber comido.
Fuente: elconfidencial.com
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