Recomiendan dos copas o dos cañas con las comidas al día en el hombre y una en mujeres
El consumo moderado de vino o cerveza constituye un aliado contra los accidentes cardiovasculares o cerebrovasculares, según apuntó ayer Ramón Estruch, especialista del Departamento de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, que ayer explicó en el III Congreso Mundial de Nutrición y Salud Pública, los beneficios del consumo moderado de las bebidas fermentadas, vino y cerveza.
Estruch hizo hincapié en que dicho beneficio sólo se obtiene cuando se hace un consumo moderado de vino o de cerveza en el contexto de una alimentación saludable como es la dieta mediterránea.
El especialista indicó que se han hecho muchos estudios que comparan las bebidas fermentadas con los licores y los destilado. Se ha visto que ambas tienen en común el componente del alcohol, que en moderación tiene un efecto positivo a nivel del organismo especialmente en el sistema cardiovascular, siempre en dosis moderadas.
Además, han detectado que las bebidas fermentadas como el vino y la cerveza tienen otros factores añadidos, "y es que son muy ricos en polifenoles, unas sustancias bioactivas que han desarrollado las plantas para luchar contra agresiones como la del sol, o las plagas, y que tomadas en el cuerpo humano también son útiles para combatir algunas enfermedades crónicas como podría ser las cardiovasculares, la diabetes, las enfermedades degenerativas cerebrales e incluso algunos tipos de cáncer, por lo tanto, el vino y la cerveza, tienen alcohol y polifenoles que le dan un valor añadido".
Respecto a las recomendaciones sobre la cantidad óptima de ingesta, el doctor Estruch señaló dos copas de vino o dos cañas de cerveza para el varón, y una unidad para la mujer. "Siempre subrayamos que tiene que ser con la comida y cada día, no vale sumar todo lo de una semana el fin de semana", puntualizó el experto.
El investigador del Clinic de Barcelona hizo hincapié en que la clave de los beneficios de ambas bebidas fermentadas están en el patrón de alimentación. "El estómago es como un reactor donde se juntan todos los alimentos y nutrientes y el poco alcohol que puede llevar el vino o la cerveza ayuda a disolver las grasas, y los polifenoles también tienen un efecto incluso a nivel de estómago e intestinos y por tanto la clave aquí sería la sinergia de los distintos alimentos, de ahí que siempre intentemos hablar de patrón de alimentación como dieta mediterránea. Hay que comer de forma variada y conjunta para que unos alimentos ayuden a otros en todos estos procesos".
Estruch también matizó que, si bien no se hace una distinción sobre el efecto positivo del vino tinto o blanco, al igual que una cerveza o una ginebra en lo que respecta a los niveles de alcohol; "con los polifenoles es distinto. Los que tienen más es el vino tinto, después la cerveza y luego el vino blanco".
Respecto a las diferencias de dosis entre ambos sexos, el especialista apuntó que la mujer puede conseguir los mismos beneficios con la mitad de cantidad. "En la pared del estómago hay una enzima que degrada el alcohol y los varones tienen más que las mujeres y eso hace que a ellas el alcohol les pase más rápidamente a la sangre y sube más rápido a la cabeza. Además, a nivel hepático del metabolismo es diferente en cuanto a la velocidad de degradación del alcohol en el hígado, y por esto las mujeres son más sensibles a los efectos tóxicos".
Fuente: laprovincia.es
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