El consumo de alcohol se describe en términos de gramos de alcohol consumido o por el contenido alcohólico de las distintas bebidas
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), “el consumo de alcohol se describe en términos de gramos de alcohol consumido o por el contenido alcohólico de las distintas bebidas, en forma de unidades de bebida estándar.”
Para Europa, las bebidas estándar tienen 10 gramos de alcohol, mientras que en lugares como Estados Unidos y Canadá, el estándar es de 13 y 14 gramos.
La OPS divide al consumo de alcohol en tres categorías: de riesgo, perjudicial y por dependencia:
- Consumo de riesgo. Es un nivel que puede causar daños en la salud si el hábito de consumo persiste, y es descrito por la OMS como consumo medio regular de 20 a 40g de alcohol diarios en mujeres, y de 40 a 60g diarios en hombres.
- Consumo perjudicial. Aquí, el patrón de beber causa daños a la salud física y mental, y está definido por la OMS como el consumo medio regular de 40g diarios de alcohol en mujeres, y más de 60g diarios en hombres.
- Consumo por dependencia. Es un conjunto de fenómenos conductuales, cognitivos y fisiológicos en los cuales el uso del alcohol se transforma en prioritario para el individuo, en contraposición con otras conductas que en algún momento tuvieron mayor valor para él.
En los últimos años, las investigaciones han revelado que los genes son un factor que hacen a las personas más susceptibles a depender del alcohol o a convertirlo en una adicción. Sin embargo, para otros investigadores, el contexto es de gran importancia al momento de desarrollar dependencia.
A esta fórmula se debe agregar que, el dinero también es un gatillo que detona más fácil algunas tendencias adictivas.
Según un el estudio Alcoholism: Clinical and Experimental Review, los niveles de ingresos influyen y presionan a la genética de las personas.
En Estados Unidos, uno de cada tres adultos bebe en exceso. La información indica que hay mucha variación en cuanto beben las personas si tienen menores ingresos, con aquellos que toman más y otros que no lo hacen. Por otro lado, los investigadores encontraron que las personas con mayores ingresos tienen más disposición a beber, pero son más aptos al moderar la manera en cómo lo hacen.
La genética es uno de factores que más influyen en los hábitos de beber de las personas con menores ingresos, en contraste el ambiente juega un rol más influyente en las personas con mayores ingresos.
Los investigadores revisaron la información de 672 pares de gemelos adultos que fueron entrevistados dos veces con 10 años de diferencia. Algunos de los gemelos eran idénticos y compartían los mismos genes. Además, cada par compartió la misma crianza.
Gracias a esta prueba, los científicos tuvieron la oportunidad de poner a prueba la genética contra el ambiente. Como parte del estudio, encontraron que la genética es un factor que apoya las creencias sobre los hábitos de beber de las personas de bajos ingresos, puesto que el estrés por ser pobre podría ser un gatillo que detona las vulnerabilidades genéticas.
Fuente: Dinero en Imagen
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