Esta tradicional planta es un ingrediente para elaborar ricas recetas.
Además de ser una bebida milenaria, el té en Medio Oriente es un ingrediente culinario que le aporta no solo sabor a las comidas, sino genera múltiples beneficios por sus propiedades.
Un mundo de sabores hace que la Camellia Sinensis, la hoja del té, pueda ser añadida a diferentes platos y en distintas formas.
En esta oportunidad, sáquelo de la tradicional taza e incorpórelo en sus preparaciones.
Su versatilidad hace que este ingrediente sea fácil de combinar, lo que le permite innovar en su cocina, que así pasará de tradicional a gourmet.
“Los usos del té en sus comidas pueden ser infinitos, solo debe saber cuál es el indicado para lo que quiere preparar.
Podrá usarlo para condimentar, marinar, en un helado o en una sopa; su variedad le permite utilizarlo en diferentes recetas”, comenta Gustavo Rodríguez, experto en té y creador de las mezclas del Taller de Té.
En la cocina, esta planta es un mundo que hay que explorar. Puede iniciar utilizándolo para hervir arroz o como aderezo en las ensaladas, y después puede usarlo como adobo para diferentes carnes.
El chef ejecutivo del hotel Holiday Inn Bogotá Airport, Andrés Gómez de la Vega, encontró en esta hoja una nueva forma de cocinar. “Cuando decidí entrar a este mundo pensé que me arriesgaba, pero descubrí que la variedad que existe permite cocinar desde una entrada hasta un plato fuerte; no se trata solo de una infusión y ya”, cuenta.
En su cocina
Utilice el té negro como especia para marinar carnes rojas, pollo e incluso el pescado. Le dará un sabor ahumado y un color menos intenso.
Si a usted le gustan los vegetales, en una ensalada el matcha –té verde molido– es el aconsejable, para saltearlos con él.
El dulce no se queda por fuera: a la hora de hacer cremas, galletas y pasteles, el matcha y el negro son los indicados.
Con el té blanco puede darle sabor al arroz. “La Camellia Sinensis contribuye a dar aromas y sabores sutiles y delicados a algunas comidas; es más utilizado por sus propiedades que por el sabor que le pueda ofrecer, pues algunos van a ser opacados por otros ingredientes”, afirma Rodríguez.
Más allá del sabor
Adriana Steevens Cruz, nutricionista y dietista, afirma que este es un ingrediente que aporta más que sabor a las comidas. “Las bondades del té son innumerables, ya que históricamente algunas culturas, tanto la oriental como la inglesa, lo han enmarcado como símbolo en la búsqueda de la paz, combinando aspectos como armonía, respeto, pureza y tranquilidad.
Esta planta previene el Alzheimer, por sus agentes antioxidantes; reduce la presencia de estrés, combate estados depresivos, es un gran diurético, no aporta calorías, participa en la evolución del sistema inmunológico, reduce el colesterol, entre otros, dice la nutricionista.
Es un gran antioxidante, así mismo cuenta entre sus componentes con vitamina A, C y E, las cuales están encargadas de la prevención de la oxidación celular.
Así que es hora de arriesgarse, incorpórelo en sus recetas, una tendencia de oriente que está atrapando al occidente.
Una gran variedad con diferentes beneficios
En el mercado encuentra diferentes tipos de té, con sabores y texturas distintas. Son incontables las diferentes infusiones que se pueden sacar de solo una plata. El té negro, verde, rojo y blanco, por su oxidación y propiedades, ayudan a mantener saludable el cuerpo en zonas específicas. La nutricionista y dietista Adriana Steevens Cruz nos da algunas recomendaciones.
Negro: es útil para la reducir el colesterol y los triglicéridos. Por su contenido de taninos es empleado en alteraciones digestivas (diarrea, cólico), y optimiza el flujo sanguíneo.
Verde: es de la misma familia del té negro, posee mayor cantidad de oxidantes, ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre, regula el tránsito intestinal cuando se usa con moderación. Este es de gran consumo en China.
Rojo: su color proviene de la fermentación que sufre la teína. Es un gran estimulante, si se usa con orientación profesional. Por su componente llamado quercertina está orientado para ser consumido por personas depresivas. Facilita la desintoxicación y hasta mejora la calidad del bronceado.
Blanco: es antioxidante, contiene tres veces más de poli fenoles, que son agentes en la prevención del envejecimiento; participa en la producción de colágeno y elastina. Es un excelente aliado para las personas que sufren de artritis reumatoide.
Bananos tempura en infusión de té de vainilla
Recetas del chef Andrés Gómez de la Vega, del hotel Holiday Inn Bogotá Airport. Néstor Gómez /EL TIEMPO
Ingredientes: 1 banano criollo (150 gr)
Para la salsa: 100 ml de crema de leche, té de vainilla. (Infusión en leche)
Para la tempura: 1 clara de huevo, 50 gr de harina de trigo, 80 ml de soda, 20gr de fécula de maíz.
Preparación:
Para la tempura:En un recipiente lleve una clara de huevo a punto de nieve, adicione la harina de trigo y la soda, por último la fécula de maíz hasta obtener una mezcla homogénea. En la tempura se moja el banano previamente cortado y enseguida sumergimos, se ponen en un sartén con aceite a 180°C durante dos a tres minutos, logrando la fritura ideal.
Para la salsa: En un sartén pre-calentado, se carameliza el azúcar; agregue la infusión de té previamente elaborada en leche caliente, con la intención de enriquecer más su sabor y aroma. Deje hasta obtener una salsa cremosa. Sírvalos con la salsa de té de vainilla y decore con caramelo.
Costilla de res braseada
Recetas del chef Andrés Gómez de la Vega, del hotel Holiday Inn Bogotá Airport. Néstor Gómez /EL TIEMPO
Ingredientes:
300 gr costilla de res premium, 30 gr de té lapsang souchong, 100 gr zanahoria, 100 gr de apio y 100 gr de cebolla cabezona, 150 ml de vino blanco, 350 ml de cerveza rubia o negra, sal parrillera y pimienta molida.
Preparación:
Se condimenta la costilla con sal y pimienta. Se le agrega abundante té negro (lapsang souchong) molido de tal manera que se haga una costra en la carne. En un sartén bien caliente se le agrega un poco de aceite vegetal y se sella la costilla por todos lados con el fin de dar color y que los jugos naturales de la carne no se escapen. Una vez esté bien sellada, se pone en un recipiente con los vegetales (apio, zanahoria y cebolla), la cerveza y el vino. Se cubre bien y se mete al horno a una temperatura de 125° por tres horas. Cuando la carne esté blanda, se retira del recipiente; si está muy seca, agregar un poco más de vino. Para preparar la salsa, utilice el jugo que ha dejado la carne: el líquido se licúa, se cuela y se mezcla con maicena y agua para darle textura. Bañar con ella la costilla.
GISELLA N. ÁLVAREZ SANDOVAL
Redactora EL TIEMPO
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