La salsa de tomate o la bechamel son indispensables para elaborar infinidad de recetas, incluidas otras salsas deliciosas
En los armarios de la cocina también hay "básicos". Entre ellos, las salsas indispensables para acompañar diversos platos y para elaborar salsas derivadas. Preparaciones como la bechamel o la salsa de tomate son el "ABC" de la gastronomía, aunque existen otras, como la demiglace (con la que se hacen diversas salsas para los asados) o la velouté, similar a la bechamel, pero que incluye un caldo entre sus ingredientes.
Imagen: vfoto
Todas ellas -en especial, la bechamel y la de tomate- sacan de muchos apuros en la cocina, ya que se emplean en la creación de multitud de platos. En este artículo se reseñan cuáles son las salsas básicas que no deben faltar en la despensa.
Salsas para ensaladas
Hay aliños que transforman una ensalada en un manjar. También hay salsas rápidas. Pero, de entre las muchas preparaciones posibles para condimentar una ensalada, hay una salsa que goza de fama internacional: la salsa César. Pero en el mundo de los aliños hay casi tantos gustos como paladares. Las opciones van desde una sencilla salsa vinagreta (compuesta por aceite, vinagre y sal) o de una vinagreta guarnecida con trocitos de verduras o de frutas, hasta la salsa de mojo picón si la ensalada tiene trocitos de patata cocida. Por supuesto, en el caso de que la ensalada tenga pescado, marisco o huevos cocidos entre sus ingredientes, las elecciones más apetitosas son la mayonesa, la salsa tártara y la salsa rosa.
Salsas para pastas
Hay varias posibilidades, dependiendo de los gustos, del tipo de pasta y de si se quiere hacer que la pasta sea plato único. Con la salsa napolitana, que es salsa de tomate aromatizada con hierbas (como el orégano o la albahaca), se consigue una receta de pasta del gusto de casi todo el mundo. Pero si se prefiere hacer un menú de plato único, más contundente, la mejor opción sería acompañar la pasta con una salsa boloñesa, que en verdad es un guiso de carne picada con salsa de tomate, contundente y nutritivo. Otra posibilidad, sobre todo si gustan los gratinados, es acompañar la pasta con una salsa bechamel y una pizca de queso rallado para gratinar en el horno (se puede agregar a esta salsa un salteado de setas o unos trocitos de panceta salteada o de jamón cocido). Si se prefiere el sabor auténtico italiano, hay que probar la pasta con salsa al pesto: albahaca, piñones y aceite hacen de ella un auténtico placer mediterráneo.
Salsas para carnes
Entre las mejores salsas para acompañar carnes se encuentra la bordelesa, la italiana y la cazadora. En un guiso, la salsa básica es el sofrito elaborado a partir de una salsa de tomate. Si la carne es cocida, la salsa de tomate con pimientos resulta un manjar. Si la carne está asada, la salsa barbacoa está entre las más utilizadas, aunque también se puede escoger una salsa de mostaza y miel, si encantan las combinaciones de sabores y aromas agridulces. Si la carne fuese elaborada a la plancha o a la parrilla, las opciones son más amplias, dependiendo del gusto de los comensales. Se acertará con salsa de queso azul, salsa de pimienta verde, salsa de Pedro Ximénez o al Oporto y salsa de boletus.
Salsas para asados
La salsa por excelencia es la que se recupera de los propios jugos del asado, los que se producen durante el horneado del alimento junto con el aceite, las hierbas aromáticas y las hortalizas que se hayan utilizado. Esta mezcla le conferirá a la carne un sabor y una textura únicos. Otra opción muy interesante son las salsas que potencian el sabor de los asados, tanto en el horno como en la barbacoa. La mejor para cualquier asado -independientemente de si es carne, pescado o marisco- es la salsa chimichurri, una mezcla de varias especias con aceite, vino y un poco de vinagre o limón con el que se unta el género que se ase. Está también la salsa barbacoa, que se utiliza sobre todo para carnes y aves y que da un sabor ahumado y muy característico a los asados americanos. Si se buscan salsas para acompañar las carnes y pescados una vez que han sido asados, es posible recurrir a las salsas de acompañamiento, como la de setas, la reducción de Pedro Ximénez, la de pimienta verde y las salsas de queso; y para los pescados y mariscos, la principal es la mayonesa y sus derivadas, como la salsa rosa o salsa cóctel.
Salsa de tomate, la incondicional
Con una salsa de tomate se puede elaborar la base de un sofrito para preparar un guisado de carne o es posible hacer sopas y cremas, el acompañamiento de platos de pasta y de arroz, darle un toque de sabor a recetas de carne y pescados asados o hacer una base para la salsa de albóndigas y de filetes rusos. Por supuesto, también se puede usar como condimento en los cocidos de legumbres, para untar en un bocadillo o para realzar el sabor de una hamburguesa. Las posibilidades y utilidades son casi infinitas.
PEIO GARTZIA
Fuente: Eroski Consumer
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