La antigua Benete, hoy Horno Nuestra Señora del Rosario, elabora un pan completamente artesanal desde hace más de un siglo
Suele ocurrir que los negocios ubicados a cierta distancia del centro comercial de la localidad, si logran dar un servicio de calidad que los vecinos consideren necesario, se libran del habitual cambio de negocios en el mismo local comercial propio de las zonas céntricas y que tanto se está notando desde el estallido de la crisis económica. Estos establecimientos acaban siendo de esta forma una parte indivisible de la historia del barrio, de la calle y del pueblo mismo.
ALEJANDRO HERNÁNDEZLebrija
Cuando a principios del siglo pasado el abuelo de Rosario Sánchez, lebrijana de 63 de edad madre de José, de 35 años, y de Rosario, de 36, puso en marcha la panadería de Benete, actualmente Horno Nuestra Señora del Rosario, seguro que no pensó que el negocio se mantendría durante más de un siglo.
O sí, y por eso diseñó una panadería a conciencia con un horno de leña y suficiente capacidad para responder al aumento de la demanda y con instalaciones tan previsoras como una estructura de hierro forjado que aún existe y que conectada a un pequeño motor de gasolina se convertía en generador de luz y permitía seguir amasando cuando fallaba el fluido eléctrico. El invento estuvo funcionando hasta la década de los 60 del siglo XX y ahora es considerado como una joya entre las estructuras de la revolución industrial.
Ante todo, calidad
Con estos mimbres, Horno Nuestra Señora del Rosario es el comercio de elaboración y venta de pan más antiguo de Lebrija y cuenta con el último horno de leña en funcionamiento de la localidad.
Rosario Sánchez siempre ha estado en la panadería compartiendo trabajo desde hace más de 40 años con su marido, José Piñero, de 63 años de edad, y con el hijo de ambos. «Somos una familia de panaderos con una clientela de barrio muy fiel, con gente que nos compra el pan desde hace más de 40 años», explica orgullosa la panadera a ABC Provincia.
Boba, mollete y telera de kilo son las especialidades de la panadería, donde también se hacen dulces artesanos con recetas caseras, «sin colorantes ni conservantes y que se venden en el día», puntualiza Rosario Sánchez, que actualmente se encarga de los cinco despachos que tiene la panadería, cuatro en Lebrija y uno en la vecina localidad de Las Cabezas de San Juan.
«Elaboramos pan artesanal, completamente artesanal, que se hace con mucho cariño y sintiendo la profesión de panadero, y con harinas naturales de molinos de Sevilla, Jerez y Zaragoza», resalta José Piñero padre mientras su hijo asegura que el horario de panadero «es el mejor que hay, porque te permite estar con tus hijos». Sin embargo, el padre no duda en añadir que «yo no me he adaptado al horario de noche, a pesar de los años que lo llevo sufriendo».
Sin duda, el alma de la antigua panadería de Benete es el horno de leña. Un monstruo de más de tres metros de altura, cinco de frontal y otros tanto de fondo, y una chimenea de seis metros de alto con filtro de agua, que se alimenta de troncos de olivo y encina a razón de 4.000 kilos mensuales.
Un par de carrillos de mano repletos de leña aseguran el trabajo diario y permiten que el horno alcance los 190 o 200 grados centígrados de temperatura para cocer adecuadamente el pan y los pasteles durante la jornada laboral, que se alarga desde las doce de la noche a las cinco de la madrugada. Durante el día conserva el calor y los vecinos suelen aprovechar para cocinar sus pescados, carnes al horno y pasteles tradicionales.
Fuente: ABC de Sevilla
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