Son astutos con sus números. De siempre, los precios que terminan en 9, como $9.99, tienden a significar valor, pero no calidad. Es más, los precios que terminan en .95 en vez de .99 son más efectivos, porque se sienten más “amigables” para los consumidores.
Usan un lenguaje extremamente descriptivo. Y esto lo avalan investigaciones científicas como la realizada en Cornell University la cual reveló que los artículos descritos en una forma más específica son más llamativos y populares para los clientes.
Usan términos de comida étnica para hacer que su comida parezca más auténtica. De acuerdo con el psicólogo experimental de Oxford Charles Spence, un título étnico o geográfico, como un nombre italiano, atrae la atención de la persona a cierta característica del plato y trae ciertos sabores y texturas.
Visualmente subrayan algunas cosa, lo que hace que desvíes tu atención en ella. Cuando las comidas están en negrilla, listadas a color o en una fuente más elegante, acompañado de fotografías, o elegido aparte, parecen mucho más especiales que los otros platos.
Usan los artículos más costosos para atraerte a los más baratos. De acuerdo con William Poundstone, el autor de “Priceless: The Myth of Fair Value (and How to Take Advantage of It),” en una entrevista de New York Magazine: “El rol principal de ese plato de $115 – lo único de tres dígitos en el menú – es hacer que todo lo que este cerca de él se vea como una ganga.”
Fuente: Femenino. info
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