El Gourmet Urbano: Los vinos de Jerez resurgen de sus cenizas

Páginas

jueves, 9 de junio de 2016

Los vinos de Jerez resurgen de sus cenizas

  • El consumo nacional creció en 2015 por primera vez en 30 años
  • Crece el prestigio y el interés internacional por su crianza
Las bodegas del Marco de Jerez, que facturan unos 1.000 millones de euros, resurgen gracias a su apuesta por el relevo generacional y por el mercado internacional. Tras años de declive, en 2015 ha crecido levemente (1,5 por ciento) el consumo nacional. Además, el interés demostrado entre las nuevas generaciones por el proceso de crianza biológica y natural ha elevado el prestigio internacional por este producto, que vuelve a ser re-descubierto por grandes sumilleres como unos vinos de perfecto maridaje en la alta cocina.

Bodega de Osborne en El Puerto de Santa María. Fernando Ruso

Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda componen el triángulo de las Bermudas adecuado para que se pierda hoy en día cualquier enólogo o aficionado a los buenos vinos. Este enclave, unido a los cercanos municipios de Chiclana de la Frontera, Chipiona, Lebrija, Puerto Real, Rota y Trebujena, componen la zona de producción del comúnmente llamado Marco de Jerez en el que se encuentran más de 2.300 explotaciones, con una superficie media de algo menos de 3 hectáreas, que se encuentran en manos de unos 1.764 titulares viñistas inscritos en el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xéres-Sherry, Manzanilla de Sanlúcar y Vinagre de Jerez.

Estos datos dan idea de la importancia social, cultural y económica de un sector que tiene sus raíces hace más de 3.000 años, pero que se vio renacer hace dos siglos de la manos de las numerosas familias inglesas que se establecieron en tierras gaditanas atraídas por su clima y sus posibilidades de negocio.

Los vinos de Jerez, durante los últimos años del siglo XX y principios del XXI, han vivido una difícil época de declive que parecía casi imparable con un crecimiento desmedido de la producción y una bajada de precios que en la zona muchos atribuyen a la familia Ruiz-Mateos.

Sin embargo, en los últimos años se está viviendo el resurgir de un sector que se está reinventando gracias a una apuesta por la calidad, por el mercado joven y por el mercado exterior. El dato que ha marcado el cambio de tendencia definitivo se ha producido el pasado año, en el que por primera vez en tres décadas, el consumo nacional de vinos de Jerez ha crecido. Lo ha hecho levemente, apenas un 1,5 por ciento, hasta alcanzar los 11,522 millones de litros, pero el repunte ha dado alas a un sector que lleva años luchando por revitalizarse.

A día de hoy, son más de 60 las bodegas existentes en el Marco de Jerez, que facturan más de 1.000 millones de euros, si bien es cierto que también gracias a su diversificación en otros productos -desde vinos de Rioja a Jamón, pasando por hostelería-.

En los últimos años, el fino y la manzanilla han dejado de ser los vinos a beber sólo en las fiestas y ferias de Andalucía para ser un acompañamiento perfecto en comidas de prestigio, no sólo en España, sino en el resto del mundo. No se quedan atrás los brandys y otras bebidas que surgen de esta zona con clima perfecto para un cultivo de uvas de calidad.

El interés que despierta en estos momentos la producción de estos vinos va íntimamente ligado al boom gastronómico y el redescubrimiento por parte de muchos sumilleres de las cualidades de estos caldos únicos en el mundo. No es menor el interés que despiertan sus arcaicas formas de producción, ahora que se vive un intento en los mercados mundiales de apuesta por lo biológico y natural.

Pocos se resisten a la magia que desprenden las botas en las que produce un proceso de crianza biológica bajo el velo de flor, una capa amarillenta que cubre la superficie del vino y que macará la diferencia entre las distintas variedades de estos vinos -fino, manzanilla, amontillado, oloroso, palo cortado-.

En pleno centro de Jerez se encuentran las imponentes bodegas de González Byass, que ocupan 9 hectáreas y que reciben cada año más de 200.000 visitas, cifra superior a la de otros monumentos de la ciudad. Allí los turistas pasean en trenecitos como en un parque temático, pero lleno de autenticidad e historia desde 1855. A ellos les explican ese proceso de crianza y cómo los vinos van pasando desde los niveles más altos de almacenaje a los más bajos, en los que están los vinos de más solera.

En su recorrido por las bodegas, las cámaras de foto no paran de dispararse cuando los visitantes son llevados a la zona en la que los barriles cuentan con las firmas de personajes ilustres de todas las épocas, desde Reyes a artistas, desde premios nobel a futbolistas. Ese particular Paseo de la fama se convierte así en una demostración del paso del tiempo por esas botas de vino y de la admiración que han despertado desde hace siglos.

Y si en Jerez de la Frontera reina la familia González Byass, en El Puerto de Santa María hace lo mismo Osborne. Ambas son las dos grandes empresas bodegueras españolas, que facturan más de 400 millones de euros gracias a su diversificación e internacionalización.

En el caso de la bodega portuense, que data de 1772, acaba de renovar sus instalaciones de visitantes para acoger un nuevo museo dedicado a su icono universal, el Toro que desde hace 20 años corona los montes cercanos a numerosas carreteras españolas.

Osborne es la mayor bodega del Marco de Jerez y una empresa con fuerte presencia internacional y una gran diversificación. El 69 por ciento de sus ventas se debe a los vinos y bebidas mientras que el 31 por ciento restante lo es a sus productos de ibérico de bellota, con sede en la localidad onubense de Jabugo, con marcas como los jamones Cinco Jotas o Sánchez Romero Carvajal. Sin embargo, su marca estrella sigue siendo su brandy Carlos I, que comercializa por todo el mundo.

Hace año y medio, la familia Osborne dio entrada en su accionariado al grupo chino Fosun, que se hizo con el 20 por ciento de la empresa y se convirtió así en un socio estratégico no sólo para el mercado asiático, sino a nivel mundial, con el que sigue colaborando para intensificar su presencia exterior. En estos momentos, Osborne vende un 30 por ciento de sus productos fuera de España y confía en incrementar aún más esta cifra.

El triángulo de oro del Marco de Jerez lo completa Sanlúcar de Barrameda, donde se encuentras bodegas como el Grupo Estévez, conocido por la marca La Guita, o Barbadillo, con su firma Solear. El primero de ellos factura actualmente más de 80 millones de euros anuales. Su crecimiento de los últimos años ha venido de la mano de su alianza como proveedor de Mercadona, y no sólo de su fino Féliz Ruiz, sino también de otros muchos productos que comercializa para la firma valenciana presidida por Juan Roig.

Distinta estrategia ha seguido Barbadillo, que se ha movido mucho en el mercado nacional en los últimos años apostando por rejuvenecer su clientela y en estos momentos factura ya más de 40 millones de euros. Estas bodegas de Sanlúcar viven su particular batalla, no solo entre sí, sino también entre los clientes de fino y manzanilla, dos variedades de vino de jerez que luchan por tener su hueco.

Curiosamente, la bebida más exportada del Marco de Jerez no es ni la una ni la otra, sino el brandy, auténtica estrella internacional española. El 95 por ciento del brandy español es de Jerez, único con una Denominación Específica y un Consejo Regulador. Se elaboran también en Cataluña, Castilla-La Mancha, Rioja, País Vasco, Murcia, Andalucía, Galicia..., pero no son Brandy de Jerez.

Es el Brandy de Jerez la bebida espirituosa más importante de cuantas se elaboran en España, con un volumen de producción en torno a los 67 millones de botellas al año, de las cuales un 60 por ciento aproximadamente se consumen en el mercado nacional y un 40 por ciento en los mercados exteriores. Además es, con gran diferencia, la bebida espirituosa más exportada de España con un volumen de más de 26 millones de botellas al año. Se exporta a más de 70 países de los cinco continentes; entre los principales exportadores del Brandy de Jerez destacan Filipinas, México, Alemania, Gran Bretaña, etc.

Al margen del brandy, las ventas de vinos amparados por las Denominaciones de Origen Jerez-Xérez-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda durante 2015 ascendieron a más de 36 millones de litros. El volumen de ventas se sigue centrando especialmente en la Unión Europea, que supone un 92,6 por ciento de las ventas totales y muy particularmente en los cuatro mercados tradicionales del Sherry; es decir, España (31,4), Reino Unido (28), Holanda (17,2) y Alemania (9,1 por ciento). Tras la evolución registrada en los últimos años, nuestro país vuelve a ser el país principal consumidor de los vinos amparados, ligeramente por encima del Reino Unido. En el exterior de la Unión Europea merece destacarse la evolución registrada por los Estados Unidos.

Los vinos generosos (secos) suponen algo más del 40 por ciento de las ventas totales de vinos amparados, con el fino a la cabeza con un 22,3 por ciento del total y la manzanilla algo menos del 20 por ciento. El amontillado, el oloroso y el palo cortado apenas suponen un 3 por ciento de las ventas totales. Los vinos generosos de licor, es decir, los vinos de mezcla o cabeceo con distintos niveles de dulzor, acumulan algo más de la mitad de las ventas totales. De ellos, los tipos medium o dry suponen el 23,3 por ciento, mientras el cream supera el 20 por ciento. Los vinos dulces naturales -moscatel, Pedro Ximénez y dulce- suponen un grupo de vinos de jerez que, a pesar de mantener una evolución creciente en los últimos años, no suponen ni un 4 por ciento de las ventas totales de vinos amparados.

JOSÉ LUIS LOSA (SEVILLA)

Fuente: El Economista

No hay comentarios. :

Publicar un comentario

Aqui puede usted dejar sus comentarios los cuales siempre serán bien recibidos!!!