Desde 1926 conservan la tradición heladera en Ciudad Real con una gran variedad y calidad
Año 1926. Carlos Morán Balaguer llega a Ciudad Real. Procedente de la localidad de Ibi, en Alicante, él y su hermano Vicente, los dos heladeros, desembarcaron en Puertollano en 1924. Dos años más tarde, Carlos decide venirse a la capital para recorrer sus calles y plazas vendiendo helado.
Entonces no existían las heladerías, explica su nieto Ramón Morán Valero, tercera generación de la familia que regenta en la actualidad Helados Morán, y la venta se hacía en carros donde se llevaba el hielo, la sal y las garrafas. Hoy, casi un siglo después, ambas familias conservan la tradición heladera en las dos ciudades.
No es hasta mediados del siglo pasado cuando Morán abre su primera heladería en la capital. Desde entonces, y hasta ahora, este mítico establecimiento ha tenido tres ubicaciones distintas aunque siempre en la Plaza Mayor. En el que se encuentran actualmente es de 1996.
“A la muerte de mi abuelo Carlos es mi padre, Ramón Morán Beltrá el que se hace cargo del negocio”, explica su hijo Ramón quien añade que fue entonces, a mediados de los cincuenta, cuando el mundo del helado se revoluciona con las primeras máquinas manuales.
“Aunque ahora ya está todo automatizado, yo sigo haciendo los helados exactamente igual a como los hacían mi abuelo y mi padre”, afirma Ramón, para quien la tecnología les ha permitido ahorrar tiempo y esfuerzo, sin restar ni un ápice a la calidad, y menos a la identidad, de sus helados.
En la actualidad Helados Morán ofrece 40 variedades distintas y cada año incorpora sabores nuevos. Sin embargo, Ramón Morán asegura que el mantecado, “el de toda la vida”, a base de huevo, vainilla y canela, junto con el de turrón o el de leche merengada siguen siendo de los más demandados “y los sigo haciendo igual que los hacía mi padre”.
Entre los sabores nuevos triunfan el helado de queso con arándanos, de chocolate blanco con escamas de chocolate negro, el de leche merengada o el de nata con Oreo. En todos, la receta siempre es la misma productos muy seleccionados y un proceso que, a pesar de la automatización, sigue siendo cien por cien artesanal.
Como en todo, también en el mundo del helado hay modas y cada verano despunta un sabor. “Podría tener muchas más variedades de las que tengo pero necesitaría más espacio”, explica Ramón que cada temporada introduce algún sabor nuevo.
Y como no, también tiene una selección para personas con intolerancia al gluten, a la lactosa, a los frutos secos...
Granizados y horchatas
Cuando el sol aprieta de verdad lo más demandado en Morán son sus granizados, de café y café con leche, uno de los más vendidos, limón, leche preparada o yogur, y su famosísima horchata.
Ramón Morán añade que en pleno verano el consumo “de estos líquidos” se dispara, por encima, incluso, del propio helado.
En invierno Morán se transforma en cafetería, aunque tiene helado todo el año, y ofrece a sus clientes una amplia selección de bollería, tostadas, y tartas semifrías.
En plena campaña son nueve las personas que trabajan en Morán, dos de ellas, Ángel y Ernesto, con más de 50 años de antigüedad.
Aurora Galisteo
Ciudad Real
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Fuente: Lanza Digital
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