Spigha sorprende con una variedad única por contar con base vegetal cultivada en la Comunidad, entre Monóvar y Pinoso
En una de las cervecerías más señeras y decanas de Alicante, Malatesta -con más de 200 referencias y que siempre ha apostado por la cerveza puramente artesanal-, se acaba de presentar la Spigha voramar con dry hopping de Columbus. En principio no es sino otra de las variedades que elaboran estos prestigiosos cerveceros alcoyanos, capaces de lograr en Bélgica, el primer premio a una cerveza rubia fuera de los grandes circuitos y marcas conocidas, pero en esta ocasión había una peculiaridad que la hacía diferente a las demás.
Los responsables de la cervecera Spigha, en la cervecería alicantina Malatesta, donde han presentado esta novedosa variedad. MANUEL LORENZO
La singularidad que hace noticiable a esta Spigha, reside en que por primera vez el lúpulo con que se fabrica dicha cerveza artesanal se ha conseguido en tierras de la Comunidad Valenciana, y más concretamente entre Monóvar y Pinoso, en la finca L'Almorquí, lindante al paraje natural Monte Coto.
Sus responsables, Sergio, y Cristian Bueno, se dedican desde hace años a la agricultura eminentemente ecológica y hace dos años decidieron plantar experimentalmente, en una extensión de apenas 1000 metros cuadrados, el único componente del que no se dispone en nuestra Comunidad para fabricar cerveza: el lúpulo. Una vez recogido en esta su segunda cosecha (la primera fue desechada) se llevó rápidamente hasta Alcoy para que no se secase y completar un sabor único en su gusto y aroma por el método dry hopping, consistente en agregar lúpulo verde Columbus de variedad americana, a la cerveza que ya lleva cebada de malta y otros lúpulos en polvo (pellets), cuando ésta se encuentra en la fase de fermentación.
Lo que en países como EE.UU es conocido y festejado como «la cerveza del año», debe consumirse inmediatamente para que no pierda ninguna de sus fresquísimas virtudes y sabores organolépticos.
El lúpulo es una planta enredadera y trepadora, que desde su inicial plantón es guiada en altura. Puede alcanzar de cinco a siete metros y medio hasta su recolección y secado, y hasta no hace mucho sólo se había desarrollado en zonas húmedas del hemisferio norte y sur con clima templado y suelos blandos sin calizas, al menos hasta alcanzar una profundidad de ocho metros; circunstancia geológica ésta muy difícil de localizar en nuestra provincia de Alicante, incluso la Comunidad Valenciana; a lo que hay que añadir la pureza del agua manantial y sin tratamientos. De esta primera cosecha apenas han salido unos 60 kilos de lúpulo, cogidas todas sus flores a mano, de las cuales una décima parte ha aromatizado los primeros 500 litros de cerveza artesanal que ya podría elaborarse desde la plantación al embotellado sin salirse de nuestro territorio.
Buena acogida
La ocasión tenía mucho de análisis y cata experimental, por lo que su examen en barril -no existen todavía botellas-, congregó a numerosos aficionados y verdaderos conocedores de todo ese nuevo y ascendente microuniverso que se ha creado en torno a la cerveza artesana, que hoy en día centuplica las mixturas y variables de cualquier otra bebida, incluidos los vinos actuales y, por supuesto a las cervezas que ellos llaman «industriales».
La opinión general fue muy positiva porque los iniciáticos agricultores comentaron a este periódico que iban a seguir cosechándola, incluso -y según la demanda- aumentando el terreno de plantado, pero que su principal problema era la carestía dado que, de momento, tanto las máquinas recolectoras como las de secado resultan privativas para una producción tan limitada.
Por su parte, los responsables de Spigha están decididos a comercializarla en el futuro; y los catadores le dieron sus bendiciones por fresca, floral y novedosa en España.
PEDRO NUÑO DE LA ROSA
Fuente: El Mundo
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