Más del 60 % de las panaderías del país están en manos de gallegos
Existe una estrecha relación entre los gallegos que emigraron a Chile y ciertas actividades productivas. De esto nos enteramos al transitar por las calles de Independencia y de Renca, dos municipios adyacentes que se encuentran al noreste de Santiago de Chile. «Esa panadería pertenece a una familia de Galicia. Los dueños de la ferretería que hace esquina son descendientes de gallegos, lo mismo que los propietarios de aquel molino», apunta Francisco Bustos, secretario general de Lar Gallego, institución que agrupa a quienes atravesaron el océano para asentarse en esta remota tierra.
Existe una estrecha relación entre los gallegos que emigraron a Chile y ciertas actividades productivas. De esto nos enteramos al transitar por las calles de Independencia y de Renca, dos municipios adyacentes que se encuentran al noreste de Santiago de Chile. «Esa panadería pertenece a una familia de Galicia. Los dueños de la ferretería que hace esquina son descendientes de gallegos, lo mismo que los propietarios de aquel molino», apunta Francisco Bustos, secretario general de Lar Gallego, institución que agrupa a quienes atravesaron el océano para asentarse en esta remota tierra.
Imagen:PAULA GARCÍA
Bustos nos acompaña a la panadería La Plaza, donde el propietario, Álvaro Barja Gómez, sale a nuestro encuentro. «Desde que tengo memoria he sido un devoto del pan. En Galicia las familias de agricultores como la mía preparaban su propio pan en un horno casero», señala Barja, nacido hace 74 años en el pueblo de As Xunqueiras (Pontevedra). En 1964, Barja llegó a Chile, donde no tardó en realizar el anhelo de abrir su propia panadería.
Con humildad, nuestro anfitrión señala que su establecimiento ocupó el segundo puesto en el certamen de la mejor marraqueta (una especie de baguete que se parte en cuatro) que organiza la Feria de Panadería y Pastelería Chilena (Fipach).
Otro dato relevante para nuestra historia es que más del 60 % de las panaderías en Chile están en manos de gallegos o de sus descendientes, lo que en relación a su reducido número -según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), 3.907 están registrados en Chile- llama poderosamente la atención.
PAULA GARCÍA
De Ourense a Chile
Francisco Bustos, nuestro guía, señala que buena parte de la comunidad gallega asentada en Chile proviene de Chaguazoso, un pequeño pueblo de Ourense, donde hoy se cuentan apenas 150 habitantes. Parece insólito que trasplantados al país anfitrión, los emigrantes de esa aldea, en su mayoría con escasa educación y casi nada de dinero en los bolsillos, se convirtieran en prominentes hombres y mujeres de empresa con significativa presencia en la economía chilena, a partir del siglo XX.
Precisamente una familia originaria de Chaguazoso es propietaria de La Estampa, uno de los grandes molinos de Chile. Manuel González, junto con dos de sus hermanos, compró el establecimiento a sus antiguos dueños, que lo llevaban desde 1897. Los negocios marchaban viento en popa cuando a finales del 1950 un incendio arrasó el molino. «El abuelo Manuel había muerto en 1940, por lo que su esposa tuvo que hacerse cargo de la calamitosa situación. En ese trance mi abuela Francisca se reveló como una verdadera matriarca, capaz de reconstruir el molino desde sus cimientos», relata Francisco González Olave, copropietario y miembro de la dirección de la empresa.
Los 22 silos de La Estampa almacenan 10.560 toneladas de trigo. El molino produce 320 toneladas (5.000 sacos) de harina al día y los distribuye a grandes empresas de alimentos en todo el país y a productores de pan como el propietario de La Plaza, el gallego Álvaro Barja.
RAMY WURGAFT
Fuente: La Voz de Galicia
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