Según los nutricionistas, el vino está considerado como un alimento más y, sobre todo, como una pieza clave dentro de una dieta mediterránea sana y equilibrada
Estudios recientes señalan que el vino puede ser responsable del 25% de los efectos protectores de la dieta mediterránea sobre la salud. Pero ojo, hablamos de consumo moderado: es decir, la ingesta de hasta 2 copas de vino en los varones y de hasta una y media en las mujeres, y no consumir más de 4 copas de una sola vez.
Aquí destacamos algunas máximas de los efectos saludables de estos caldos (siempre que los consumamos de forma responsable). Sobre estos y otros factores debaten cada año más de 200 científicos de todo el mundo en el congreso internacional Wine and Health. El pasado año, tuvo lugar en Sidney (Australia). La edición 2017 se ha celebrado en Logroño (La Rioja).
1. El consumo moderado de vino reduce el riesgo de mortalidad global. Los consumidores moderados de vino tienen un riesgo de fallecer un 25% inferior que los abstemios.
2. El consumo moderado de vino reduce el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente vascular cerebral. Estos efectos se atribuyen a una acción protectora sobre la hipertensión, diabetes, obesidad, perfil lipídico y sistema de coagulación.
3. El consumo de vinos blanco y tinto mejora el metabolismo de la glucosa y aumenta el colesterol beneficioso (HDL) en los pacientes diabéticos.
4. Los polifenoles del vino (sustancias que tienen acción antioxidante) ejercen propiedades prebióticas, favoreciendo la microbiota intestinal saludable.
5. El consumo de vino y concretamente del resveratrol que contiene se asocia a mayor longevidad. El resveratrol es un antioxidante que se encuentra en varias plantas y especialmente en la piel de las uvas rojas.
6. El consumo moderado de vino reduce el riesgo de deterioro cognitivo y de demencia. Cada vez hay más evidencias del efecto del vino y sus componentes bioactivos sobre la preservación de la función mental en las personas de mayor edad. La ingesta de 100 mililítros de vino al día es suficiente para retrasar o impedir el desarrollo de un deterioro cognitivo en las personas de mayor edad (mayores de 65 años).
7. El consumo moderado de vino se asocia con una menor incidencia de ciertos cánceres. Los resultados del estudio francés Cancercool, que ha seguido a 35.292 varones durante más de 25 años, sugieren que un 75% de los cánceres de pulmón, labio, cavidad oral, faringe y laringe podrían reducirse mediante el consumo moderado de vino, de forma similar a como lo hacen las frutas y las hortalizas. En cambio, el consumo de otras bebidas alcohólicas supone un mayor riesgo de este tipo de cánceres. El tema de la relación entre alcohol y cáncer es uno de los más debatidos y resultados recientes sugieren que el vino podría tener un efecto diferente al de otras bebidas alcohólicas.
8. El alcohol del vino, los polifenoles y otros componentes del vino tienen efectos protectores diferentes (y complementarios) sobre células, tejidos y órganos. Merece la pena destacar el efecto vasodilatador que reduce la presión arterial en sujetos hipertensos, y también disminuye la resistencia a la insulina y, con ello, el riesgo de desarrollar una diabetes.
Laura Sánchez
Fuente: La Opinión de Murcia
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