El Gourmet Urbano: Blancos (y tintos) de verano: ¿a qué temperatura debemos tomarlos?

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miércoles, 26 de julio de 2017

Blancos (y tintos) de verano: ¿a qué temperatura debemos tomarlos?

Con la primera ola de calor del verano se abre la temporada de las bebidas frías. Si eres más de vino que de cañas, debes aprender los trucos para tomarlo a su temperatura ideal. Te los contamos

Hace calor. Es un anticipo del verano, un aviso de lo que está por llegar, un recordatorio de que pongamos nuestras barbas a remojar. Y puestos a remojar, si la bebida escogida es vino, conviene saber cuál es la temperatura ideal a la que lo debemos beber para que nos resulte refrescante, pero sin perder su carácter y personalidad. Le pedimos a la sumiller Rut Cotroneo que nos guíe en este viaje por los vinos de verano

Vinos fresquitos.

La primera duda es la de si será correcto, en un mismo vino, tomarlo a diferente temperatura según haga frío o calor. En este sentido, la experta nos aclara que "cada vino tiene su temperatura ideal, que es la misma a lo largo de todo el año. Eso sí, como habitualmente hay un rango de unos dos grados arriba o abajo, es natural que en verano, cuando hace calor, optemos por tomarlo esos dos grados más fresco y en invierno al contrario. Son dos grados con los que podemos jugar y no solo por el calor, sino también por nuestro estado de ánimo o, sencillamente, por nuestros gustos". El problema surge en días o situaciones de mucho calor para lograr mantener esa temperatura, especialmente en blancos y rosados (que no deben superar los 8 grados) ¿Cómo lo haremos? "De entrada, echando poco vino en la copa, ya que se va a calentar muy rápido. Y después jugando con el agua y el hielo en la cubitera".

Blancos y rosados: fríos, pero no tanto


¿Cuál es su temperatura ideal?



En los blancos más ligeros lo habitual sería entre 6-8 grados. Los que tienen más cuerpo, estructura y potencia pueden llegar de los 8 hasta los 12 grados. Si ya hablamos de algún borgoña, de algún rioja antiquísimo… puede que llegue incluso a 14 grados. En los rosados, la norma es similar: los más ligeros entre cinco y siete grados, y en aquellos pocos que tienen algo más de cuerpo, hasta nueve.

Enfriarlos con agua y hielo



¿Cómo deberíamos enfriarlos? Nevera, congelador, cubitera...

El mejor sistema es una cubitera con hielo y agua fría. Para saber la proporción entre hielo y agua, mi truco es que te cueste un poco meter la mano en la cubitera. Si la metes con mucha facilidad es porque te falta hielo; si no puedes,es que te falta agua. También puedes enfriarlo en nevera, pero lleva mucho más tiempo. Y no es conveniente usar el congelador: un enfriamiento demasiado rápido puede matar el vino.

¿Qué le pasa al vino si lo enfriamos en exceso?

Los blancos y rosados demasiado fríos se quedan sin aroma y ganan en acidez. Se pueden quedar planos, sin gusto ni final de boca. Por otra parte, si tenemos un vino que es demasiado dulzón podemos jugar enfriándolo un poco más para darle un poquito más de acidez, restarle dulzura y que parezca más fresco

¿Es un pecado poner un hielo en la copa?

En principio no se debe hacer, ya que cambias sabores, aromas... Cambias el vino, en definitiva. Ahora bien, ¿quién le diría que no a una 'piscine de rosé' en la terraza del hotel Gran Hyatt Cannes Hotel Martinez en pleno festival de Cannes y al lado de Almodóvar...?

Rosé con hielo... solo en casos de glamour.

Vinos tintos: ¿cómo que del tiempo?


Eso de que hay el vino tinto hay que tomarlo del tiempo, ¿qué quiere decir en realidad?

Es una expresión popular que no quiere decir nada. En general, la temperatura a la que debemos tomar un tinto es de unos 14-15 grados. Está claro que en verano hace más calor, por lo que usaremos la cubitera para enfriarlo al igual que hacemos con los blancos, pero con menos hielo y más agua fría.

¿Cambia la temperatura ideal en función de que sea joven, crianza, reserva...?

Dependiendo de su estilo lo tomaremos más o menos frío; si nos ponemos un poco tiquismiquis, tendremos también en cuenta su variedad. Como norma general, los más jóvenes, a 12 grados, y los grandes reservas pueden llegar a 18. Algo que tenemos que tener en cuenta es que a mayor temperatura, mayor será también el grado alcohólico. Por eso, ante un vino que tiene mucho alcohol, podemos reducirlo enfriándolo un poco más. Otro detalle es que cuando bajas un vino a 10 grados, se va a resaltar su toque tánico, astringente. Son matices que podemos tener en cuenta para, mediante la temperatura, corregir algunas características del vino.

MARÍA CORISCO

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