El confitado más popular o extendido es el “confit de pato” (confit de canard en francés). Una receta clásica, con muchos años de antigüedad, y que consiste en sazonar la carne y cocinarla en su propia grasa.
El confitado se puede aplicar en carnes (cerdo, ganso, pato, cordero, ave), en verduras y hortalizas, en pescados (salmón, bacalao o atún) y en frutas. Recomendamos nuestra receta de Bacalao confitado al pil pil sobre vizcaína.
A la hora de aplicar esta técnica, no sólo tendremos en cuenta la grasa que se vaya a utilizar (según lo que se indicó previamente), sino que también influirá el tiempo de cocinado y los ingredientes aromáticos que utilicemos. En este último caso los más comunes son la pimienta, el romero, el tomillo, etc.
Además de aplicarse en carnes, verduras, hortalizas y pescados, el confitado también se utiliza para dar lugar a lo que se conoce como “fruta confitada”. Consiste en sumergir y cocinar la fruta en almíbar para que pierda la humedad de su interior y pueda conservarse en buen estado. Se aplica en frutas como peras, manzanas, naranjas, melocotones o higos, entre otros. Se estima que su aplicación se extendió por Occidente con la presencia árabe en los países del sur de Europa.
Fuente: Gastronomia.com
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