Junto al monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil se conservan los restos de unos hornos del siglo XVI
El monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, en el municipio ourensano de Nogueira de Ramuín, ocupa un lugar muy destacado en la historia de la Ribeira Sacra. Durante mucho tiempo albergó una de las comunidades monásticas más poderosas de este territorio y sus posesiones y su influencia se extendieron ampliamente por tierras del sur lucense. El primitivo cenobio parece haber existido ya en el siglo VIII, época en la que habría sido destruido durante la invasión musulmana.
Las tradiciones históricas cuentan que en el siglo X un grupo de anacoretas que vivían en eremitorios dispersos por las márgenes del Sil -con el abad Franquila al frente- pidieron al rey Ordoño II la concesión del monasterio y su rehabilitación. La comunidad llegó a su mayor esplendor en el siglo XVI. Fue posiblemente en esta época cuando se realizaron diversas obras de renovación y cuando se levantó la llamada Casa do Forno o Casa da Panadería.
Con anterioridad, el monasterio ya disponía de una panadería propia en el lugar de A Alberguería -en la parroquia de Santiago de Cerreda-, donde poseía dos molinos harineros sirtuados junto al arroyo de San Miguel, también llamado regato de Ponte da Pedra. La Casa da Panadería se construyó en un edificio separado del cenobio, dentro de los límites de la denominada Finca do Mosteiro. Sus ruinas constituyen hoy un singular monumento histórico.
En el archivo histórico provincial de Ourense se conserva un documento fechado en 1836 en el que se menciona esta finca: «Cercado con huerta de árboles frutales, prados, horno de pan, villa y molino. Dentro del mismo cercado, una casa titulada La Panadería donde elaboraban el pan cuando existían los monjes». Se trata de un edificio de notables dimensiones que se construyó fuera de las dependencias del monasterio para reducir el riesgo de posibles incendios originados en los hornos, pero comunicándose con él a través de un corto pasillo exterior y cubierto. La construcción contaba con tres hornos, dos de ellos de considerable tamaño, y una gran chimenea o lareira donde se calentaba el agua para la elaboración del pan.
Cuando se abrió esta nueva panadería, los monjes de Santo Estevo arrrendaron la la antigua que tenían en el lugar de A Alberguería. La Casa de la Panadería estuvo funcionando durante más de un siglo y conoció una intensa actividad, ya que el convento albergaba en esa época un colegio en su claustro grande y contaba con más de ochenta bocas que alimentar, entre monjes y estudiantes. Además, elaboraba pan para los monasterios de Santa Cristina de Ribas de Sil -en el actual municipio de Parada de Sil- y San Vicente de Pombeiro, en Pantón, en la otra orilla del río.
Para elaborar tales cantidades de pan se necesitaba obviamente mucho grano -trigo, centeno y maíz-, que provenía de las extensas rentas que se pagaban a la comunidad religiosa de Santo Estevo. La procedencia eran muy dispar, desde rentas procedentes de prioratos, monasterios o iglesias hasta servicios forales, arriendos de fincas y tributos del señorío.
Las ruinas de la Casa da Panadería se encuentran en un bosque de robles situado en el entorno inmediato del edificio del monasterio. Todavía se mantienen en pie una monumental chimenea o lareira y tres hornos, a pesar de los desperfectos causados por el abandono. Junto a estas construcciones se halla la denominada Finca do Mosteiro, lo que en tiempos fue una huerta donde se cultivaban plantas aromáticas y medicinales, muchas de ellas utilizadas como condimento en la cocina del convento.
En la parte más alta de la finca, a pocos metros de la Casa da Panadería, hubo un asentamiento castreño del que todavía se conservan los restos de una primitiva vivienda.
En primer lugar hay que dirigirse a Ferreira de Pantón, situada a diez kilómetros. En el centro de la localidad hay que tomar la carretera que lleva a Santo Estevo y al monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil. Son 22 kilómetros más de recorrido
Una visita visual a la antigua panadería de Santo Estevo de Ribas de Sil |
El monasterio, hoy convertido en parador, ejerció durante siglos una fuerte influencia en las dos orillas del Sil CARLOS RUEDA
Con anterioridad, el monasterio ya disponía de una panadería propia en el lugar de A Alberguería -en la parroquia de Santiago de Cerreda-, donde poseía dos molinos harineros sirtuados junto al arroyo de San Miguel, también llamado regato de Ponte da Pedra. La Casa da Panadería se construyó en un edificio separado del cenobio, dentro de los límites de la denominada Finca do Mosteiro. Sus ruinas constituyen hoy un singular monumento histórico.
Un documento de 1836
En el archivo histórico provincial de Ourense se conserva un documento fechado en 1836 en el que se menciona esta finca: «Cercado con huerta de árboles frutales, prados, horno de pan, villa y molino. Dentro del mismo cercado, una casa titulada La Panadería donde elaboraban el pan cuando existían los monjes». Se trata de un edificio de notables dimensiones que se construyó fuera de las dependencias del monasterio para reducir el riesgo de posibles incendios originados en los hornos, pero comunicándose con él a través de un corto pasillo exterior y cubierto. La construcción contaba con tres hornos, dos de ellos de considerable tamaño, y una gran chimenea o lareira donde se calentaba el agua para la elaboración del pan.
Cuando se abrió esta nueva panadería, los monjes de Santo Estevo arrrendaron la la antigua que tenían en el lugar de A Alberguería. La Casa de la Panadería estuvo funcionando durante más de un siglo y conoció una intensa actividad, ya que el convento albergaba en esa época un colegio en su claustro grande y contaba con más de ochenta bocas que alimentar, entre monjes y estudiantes. Además, elaboraba pan para los monasterios de Santa Cristina de Ribas de Sil -en el actual municipio de Parada de Sil- y San Vicente de Pombeiro, en Pantón, en la otra orilla del río.
Múltiples procedencias
Para elaborar tales cantidades de pan se necesitaba obviamente mucho grano -trigo, centeno y maíz-, que provenía de las extensas rentas que se pagaban a la comunidad religiosa de Santo Estevo. La procedencia eran muy dispar, desde rentas procedentes de prioratos, monasterios o iglesias hasta servicios forales, arriendos de fincas y tributos del señorío.
Las ruinas de la Casa da Panadería se encuentran en un bosque de robles situado en el entorno inmediato del edificio del monasterio. Todavía se mantienen en pie una monumental chimenea o lareira y tres hornos, a pesar de los desperfectos causados por el abandono. Junto a estas construcciones se halla la denominada Finca do Mosteiro, lo que en tiempos fue una huerta donde se cultivaban plantas aromáticas y medicinales, muchas de ellas utilizadas como condimento en la cocina del convento.
En la parte más alta de la finca, a pocos metros de la Casa da Panadería, hubo un asentamiento castreño del que todavía se conservan los restos de una primitiva vivienda.
DESDE MONFORTE
En primer lugar hay que dirigirse a Ferreira de Pantón, situada a diez kilómetros. En el centro de la localidad hay que tomar la carretera que lleva a Santo Estevo y al monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil. Son 22 kilómetros más de recorrido
CARLOS RUEDA FRANCISCO ALBO
Fuente: La Voz de Galicia
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