La histórica marca inaugura sus instalaciones de Bilbao tras regresar al mercado hace cuatro años: en este tiempo se ha convertido en la cuarta marca preferida en el País Vasco y la quinta en facturación
¿Qué lleva a dos amigos de la infancia a dejar atrás 15 años de trabajo en Eroski para embarcarse en la incierta aventura de intentar recuperar una histórica marca de cerveza que había desaparecido de su Bilbao natal? "Un proyecto vital de dos amigos que de alguna forma entienden que a sus 42 años es una buena oportunidad", responden con total naturalidad. Convencidos "al cien por cien" de lo que hacían, Eduardo Saiz y Jon Ruiz decidieron resucitar en 2014 la que históricamente había sido 'la cerveza de Bilbao' con mayúsculas, La Salve, que llevaba cerca de cuatro décadas "dormida" —prefieren eludir el término 'cerrada' o 'desparecida'—. Por aquel entonces, el plan inicial de negocio se había marcado el reto de alcanzar una cuota del 10% del mercado en cuatro o cinco años. Ha llegado 2018 y los dos socios promotores de la nueva La Salve están, con el 6%, más cerca de alcanzar los dos dígitos.
Responsables de La Salve y autoridades municipales beben cerveza para celebrar la inauguración de la fábrica de Bilbao. (J.M.A.)
A la espera de poder alcanzar este "logro" en 2019, La Salve ha materializado ya su primer gran hito, la inauguración de su propia fábrica en Bilbao. "Hoy estamos donde hace cuatro años soñábamos con estar", celebran, rodeados de las autoridades municipales y de una amplia representación de la sociedad bilbaína. No solo vuelve La Salve a la ciudad que la vio nacer en 1886, sino que por primera vez desde los años 90 regresa una planta productiva de una cervecera de gran volumen al País Vasco. Las instalaciones, de un millar de metros cuadrados, constituyen el mayor centro productivo de cerveza del País Vasco y "de todo el Cantábrico salvo Galicia".
"No solo regresa La Salve a la ciudad donde nació, sino que además vuelve una planta productiva de una cervecera de gran volumen al País Vasco"
Con una inversión inicial de dos millones de euros, la fábrica arrancará con una producción de 200.000 litros de cerveza "de calidad" al año, si bien existe potencial para llegar al millón de litros con los actuales equipos. "Pero queremos ir poco a poco, empezando a hacer bien las cosas y marcando nuestro ritmo para ir incrementando la producción paulatinamente", se justifican. Porque, como resaltan, lo "realmente importante" es mantener la identidad, el ADN, de una marca histórica en el entorno de Vizcaya y que aún perduraba en el recuerdo de gran parte de los consumidores pese a haber desaparecido en 1978. "Un porcentaje muy alto de consumidores, de 65 años para arriba, lo ha vivido y lo recuerda a día de hoy", remarca Ruiz.
La marca adopta el nombre de un elemento icónico de la ciudad, el puente de La Salve, denominado así porque desde ese punto de la ría de Bilbao los barcos entonaban la canción de La Salve al visualizar a la virgen de Begoña. Y la cerveza heredó su nombre porque la campa de La Salve fue el emplazamiento escogido por José Schumann y Cordés, hijo de un cervecero alemán, para instalar en 1886 la fábrica destinada a la elaboración de cervezas y bebidas gaseosas junto a la ría.
El proyecto ha ido avanzando a pasos agigantados ya desde su concepción. Sus impulsores lograron que en menos de dos meses inversores locales de Bilbao cubrieran cuatro veces el capital estimado para encarar la recuperación de esta marca cervecera. Las hojas del "pequeño" plan de negocio inicial hablaban de 100.000 euros y el arranque se dio con casi 400.000 euros. "Y paramos porque no hacía falta más para comenzar", apostilla Ruiz.
Parecen ya muy lejanos aquellos tiempos en el que los dos socios promotores estaban en una lonja de Deusto e iban con una caja de cervezas bajo el brazopara vender marca. Hoy La Salve cuenta con una moderna fábrica propia y ha alcanzado 1,5 millones de litros comercializados, según los datos de 2017 (la primera producción vendida en 2014 fue de 30.000 litros). La marca está presente en 19 provincias de España y ya se han consumido los primeros premios —La Lager Auténtica obtuvo la Medalla de Oro en el pasado Barcelona Beer Challenge frente a 800 cervezas de 25 países—. "Somos la cuarta empresa del País Vasco como marca preferida por los consumidores después de Heineken, San Miguel y Estrella Galicia, y la quinta empresa por facturación. Esto demuestra que nuestro proyecto es fuerte y que la apuesta por la calidad y por el entorno está dando sus frutos", resalta Saiz, que pone en valor que toda la cebada que se utiliza procede de Álava.
En primer termino, Jon Ruiz, Juan Mari Aburto y Eduardo Saiz (de izquierda a derecha).
Hasta ahora, la producción de La Salve se realizaba en las instalaciones de Burgos de Mahou San Miguel, con quien se firmó un acuerdo hace tres años a la vista de la dimensión que empezaba a adquirir el proyecto. La pretensión es que toda la producción se traslade a Bilbao a medida que "se vaya controlando el proceso productivo" e incrementar los litros surgidos en la fábrica de forma paulatina. Las instalaciones, a la "vanguardia" a nivel tecnológico entre las fábricas cerveceras de Europa, cuentan con cinco tanques de elaboración y diez de fermentación, además de un laboratorio de I+D para desarrollar los proyectos de investigación puestos en marcha con el centro tecnológico experto en innovación alimentaria Azti. La planta también incluye una línea de envasado para los tres formatos distintos de productos: botellas, barriles para hostelería y tanques demandados por algunos establecimientos. "Tenemos la mejor fábrica del Cantábrico y una de las mejores de Europa", subraya Ruiz.
La Salve está en 19 provincias con "altas dosis" de rentabilidad: "Podemos tener un papel determinante en el mercado cervecero español"
La puesta en marcha de la fábrica supone la reactivación del sector productivo cervecero en el País Vasco después de una larga de ausencia. Este prolongado destierro obedece a la concentración de marcas grandes de cervezas que se dio a finales de los 70 y que "se comieron a las pequeñas". Hoy la realidad es diferente. Es un momento de ebullición de pequeñas marcas de cerveza artesana y local. Si en 2008 España contaba con 21 microcervecerías, al cierre de 2015 la Agencia Española de Seguridad Alimenticia y Nutrición registraba 361 compañías, cifra que sitúa al Estado a la cabeza de Europa en el crecimiento de estas microfábricas de cerveza. La Salve se sitúa "en el medio" de los dos bloques —grandes y pequeñas empresas—. "Ni somos de las cinco grandes que copan casi todo el mercado ni tenemos nada que ver con las pequeñas. Todas las pequeñas juntas venden menos que nosotros", detalla Saiz.
La Salve genera seis empleos directos y 20 indirectos. Su nicho de negocio es fundamentalmente el País Vasco —"nuestro objetivo es seguir siendo importantes en la zona en la que nacemos", defienden—, pero el objetivo es calar en el mercado español. Es más, aunque saben que el mercado cervecero español es "complicado" por el predominio de las grandes marcas, están convencidos de que "podemos ser una marca que puede tener un papel determinante en el mercado cervecero español". De momento la marca está en 19 provincias con "altas dosis de rentabilidad". Y es que, como sostienen, "Bilbao vende mucho fuera del País Vasco".
Cuatro tipos diferentes de cerveza La Salve.
El crecimiento se ha dado en muy poco tiempo y las perspectivas de crecimiento a futuro son optimistas por la "identificación" que ha logrado la marca. La clave radica, según exponen, en "seguir siendo rigurosos" con el ADN del proyecto sin perder de vista la identidad de esta histórica marca. Porque la vinculación con el entorno es el principal ingrediente que da sabor (y éxito) a La Salve. Este compromiso con lo local se traducirá en los nombres de las tres primeras cervezas que saldrán de la fábrica: Bolueta (nombre del barrio en el que está ubicada la planta), Xirimiri (lluvia fina y persistente que suele caer en Bilbao con frecuencia) y Txirene (una persona chistosa, bromista, ocurrente y excéntrica, según el 'diccionario bilbaíno'). "Son nombres que siguen tirando de lo que somos", resalta Ruiz.
Al brindis por la puesta en marcha de la fábrica no falta el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, que pone el acento en el carácter simbólico de un acto "cargado de emoción y nostalgia" ya que "nos retrotrae a la memoria aquellas viejas fábricas que convirtieron a Bilbao en el mayor centro productivo y distribuidor de cerveza en España". La Salve no es la única cerveza histórica bilbaína que resurge. El pasado año el Grupo Damm, que en 2001 compró a Heineken la marca guipuzcoana Keler (esta cerveza se produce en Barcelona), recuperó la cerveza Oro, que regresó al mercado después de que La Cervecera del Norte cerrara su fábrica en 1993. Entonces desapareció la última planta cervecera bilbaína, dando paso así a un vacío que ha sido cubierto ahora a golpe de litros y litros de tradición. "Estoy convencido de que La Salve va a dar mucho que hablar en los años venideros", augura Aburto, que celebra el "regreso por la puerta grande" de esta marca por su "innovación, calidad y concepto de kilómetro cero". "Todavía no hemos hecho nada más que empezar. Está todo por hacer", le viene a replicar Saiz.
JOSÉ MARI ALONSO. BILBAO
Fuente: El Confidencial
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