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¿Quieres mantener tu frigorífico limpio y ordenado? Dale un vistazo a nuestros trucos y comienza a aplicarlos desde ya.
Para lograr tener un frigorífico limpio y ordenado no hay que ser un jugador experto de Tetris ni mucho menos. La realidad es que la limpieza y el orden no se trata de apilar los productos a la perfección sino de saber distribuirlos para aprovechar el espacio. El objetivo es conseguir almacenar cada cosa en el sitio donde pueda estar mejor refrigerada y que el aire pueda circular por todo el interior del frigorífico.
¿Sorprendido? Si es así, seguro que pensarás: ¿y ahora qué? Pues bien, te contamos que lo primero que tienes que tener en cuenta son las zonas del frigorífico: baldas superiores, centrales, inferiores y puerta. En cada una de estas zonas, colocarás un grupo determinado de productos para que puedan conservarse correctamente.
Es inevitable pasar por alto el siguiente paso: vaciar un momento el frigorífico y limpiarlo a fondo. Para ello, utilizaremos un paño con agua y el producto de nuestra preferencia, aunque se recomienda optar por un jabón neutro, ya que no deja olor alguno. También sirve bien el jabón (en crema o líquido) para lavaplatos. Hay muchos productos más destinados a este fin, si bien no es recomendable abusar de estos, ya que luego nuestros alimentos pueden absorber los químicos.
Una vez tengas tu frigorífico limpio, lo primero que debes hacer es colocar los productos que no son tan vulnerables a los cambios de temperatura en la puerta. La razón de esto es muy sencilla: en la puerta es mucho más difícil que el frío se concentre; por ende, no es el lugar más idóneo para productos como la leche; en cambio, es un buen sitio para la mermelada, las salsas, la miel, los vinos, el agua mineral y los huevos.
En la balda superior se colocan solamente los productos lácteos, el pan y los productos de charcutería. Entonces debería incluir: los yogures, la leche, el queso, la mantequilla, el jamón, el pan y afines. En la siguiente balda, se ubican aquellas frutas y verduras que consumimos con mayor frecuencia (por lo general son la lechuga y los tomates). También se puede disponer de la segunda balda para poner algún recipiente con alguna comida preparada que vaya a ser consumida en los próximos días.
Ahora bien, en la balda de menor uso diario se colocan las carnes y los pescados, así como el helado y los cubos de hielo. Y, por supuesto, en el congelador se guardan solamente los alimentos que necesiten preservarse por más de 3 días, debidamente envasados. Podemos hacer uso de unos post-its para anotar la fecha en la que comenzó a refrigerar un producto y cuándo caducará.
Aunque parezca una cuestión mínima, es necesario saber cómo colocar los productos y alimentos en el frigorífico, ya que esto nos permitirá conservarlo todo mucho mejor y, por supuesto, evitar saturar las baldas con elementos colocados al azar. En esto radica parte de la importancia de tener un frigorífico limpio y ordenado.
Por otra parte, se encuentra, ni más ni menos, que nuestro bolsillo. Y la razón es muy simple: al tener un frigorífico limpio, no estaremos constantemente comprando productos que ya tenemos (aunque olvidados en algún rincón). En otras palabras, el orden y la limpieza suponen un ahorro considerable que nos ayudará a mantener la economía del hogar.
Esperamos que estos trucos te sirvan y pronto empieces a percibir el cambio. ¡Seguro que el resto de tu familia también nota la diferencia!
Es inevitable pasar por alto el siguiente paso: vaciar un momento el frigorífico y limpiarlo a fondo. Para ello, utilizaremos un paño con agua y el producto de nuestra preferencia, aunque se recomienda optar por un jabón neutro, ya que no deja olor alguno. También sirve bien el jabón (en crema o líquido) para lavaplatos. Hay muchos productos más destinados a este fin, si bien no es recomendable abusar de estos, ya que luego nuestros alimentos pueden absorber los químicos.
La distribución es clave
Una vez tengas tu frigorífico limpio, lo primero que debes hacer es colocar los productos que no son tan vulnerables a los cambios de temperatura en la puerta. La razón de esto es muy sencilla: en la puerta es mucho más difícil que el frío se concentre; por ende, no es el lugar más idóneo para productos como la leche; en cambio, es un buen sitio para la mermelada, las salsas, la miel, los vinos, el agua mineral y los huevos.
En la balda superior se colocan solamente los productos lácteos, el pan y los productos de charcutería. Entonces debería incluir: los yogures, la leche, el queso, la mantequilla, el jamón, el pan y afines. En la siguiente balda, se ubican aquellas frutas y verduras que consumimos con mayor frecuencia (por lo general son la lechuga y los tomates). También se puede disponer de la segunda balda para poner algún recipiente con alguna comida preparada que vaya a ser consumida en los próximos días.
Ahora bien, en la balda de menor uso diario se colocan las carnes y los pescados, así como el helado y los cubos de hielo. Y, por supuesto, en el congelador se guardan solamente los alimentos que necesiten preservarse por más de 3 días, debidamente envasados. Podemos hacer uso de unos post-its para anotar la fecha en la que comenzó a refrigerar un producto y cuándo caducará.
La importancia de tener un frigorífico limpio y ordenado
Aunque parezca una cuestión mínima, es necesario saber cómo colocar los productos y alimentos en el frigorífico, ya que esto nos permitirá conservarlo todo mucho mejor y, por supuesto, evitar saturar las baldas con elementos colocados al azar. En esto radica parte de la importancia de tener un frigorífico limpio y ordenado.
Por otra parte, se encuentra, ni más ni menos, que nuestro bolsillo. Y la razón es muy simple: al tener un frigorífico limpio, no estaremos constantemente comprando productos que ya tenemos (aunque olvidados en algún rincón). En otras palabras, el orden y la limpieza suponen un ahorro considerable que nos ayudará a mantener la economía del hogar.
Trucos para un mantenimiento fácil
- Coloca una capa de papel absorbente o aluminio en el lugar donde vayas a colocar las verduras; de esta manera, los trozos de cáscaras, hojas y restos de tierra no se adherirán al cajón o la balda del frigorífico, y así no tendremos que limpiar manchas en el futuro, sino ocuparnos de reemplazar, cada cierto tiempo, el papel.
- Hay que revisar siempre que las carnes no dejen rastro de sangre, ya que esto es una de las principales causas de mal olor. Por ello, antes de colocar la carne en su sitio, debemos supervisar el empaque o el recipiente y asegurarnos de que no tenga fugas.
- Es necesario hacer uso de los recipientes, ya que estos nos permiten visualizar mejor el espacio y aprovecharlo. Por ejemplo, el envase del queso crema se puede colocar sobre los yogures. Evita utilizar platos, ensaladeras y ollas puesto que estos no harán más que restar espacio. Es preferible que recurras a las fiambreras.
- Evita abarrotar las baldas porque así no podrás visualizar bien con qué cuentas y con qué no. Por lo general, esto ocurre cuando acabamos de realizar la compra. Antes de colocarlo todo en el frigorífico, evaluemos: si aún no hemos abierto el frasco de la nueva mermelada, no es necesario colocarlo aún en el frigorífico; y así con el resto productos.
- Por supuesto, para tener un frigorífico limpio y ordenado es necesario supervisar los alimentos y desechar los que ya hayan caducado.
- Etiqueta aquellos elementos que puedan prestarse a confusión, por ejemplo: la mayonesa y el aderezo de yogur.
- Busca una bandeja giratoria, esta puede ser una gran aliada a la hora de colocar un grupo de productos determinado (y de uso frecuente).
- Los archivadores de oficina plásticos pueden serte muy útiles para guardar las bolsas de algunos congelados. Ahorrarás espacio y tendrás todo bien organizado.
Esperamos que estos trucos te sirvan y pronto empieces a percibir el cambio. ¡Seguro que el resto de tu familia también nota la diferencia!
Fuente: Mejor con Salud
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