El frosting de vainilla es una deliciosa forma de coronar cualquier postre. Con este rico elemento que tiene como base principal los ingredientes necesarios para triunfar conseguiremos hacer de un bizcocho casero o de unas magdalenas algo digno de cualquier pastelería de lujo. El frosting de vainilla es un imprescindible para cualquier amante de la repostería que quiera ir un paso más allá, no representa ningún riesgo, porque es una receta muy fácil de hacer y con él conseguiremos resultados extraordinarios. Puedes empezar a preparar postres de otra dimensión si tomas nota de los pasos que te llevarán hasta el mejor frosting de vainilla que pueda existir.
Receta de frosting de vainilla.
Ingredientes:
- 150 gr de mantequilla
- 250 gr de azúcar
- 1 cucharada de esencia de vainilla
- 2 cucharadas de leche
- Cómo preparar un frosting de vainilla
Para preparar este frosting de vainilla sencillísimo que solo lleva cuatro ingredientes, deberemos cuidar la materia prima en la medida de lo posible. La mantequilla es el elemento estrella que hace que el frosting sea un éxito o un fracaso. Una de las primeras recomendaciones es sacarla de la nevera para poder trabajarla mejor con ella.
Una vez tengamos la mantequilla a temperatura ambiente la cortaremos a tacos para poder batirla mejor. El frosting es en esencia mantequilla batida con azúcar. Una bomba de calorías que culmina un postre, pero que nos ayuda a darle más sabor. De vez en cuando merece la pena prepararla para poder obtener un postre especial.
La pondremos en un bol para poder trabajarla, será mejor que tenga los bordes altos para evitar que se salga mientras la vamos batiendo. Con las varillas eléctricas empezaremos a darle movimiento a la mantequilla.
Seguiremos poniendo el azúcar para conseguir ese sabor inconfundible. Ambos ingredientes deben fundirse en una maravillosa masa que quedará de lo más contundente. Un buen frosting queda ligero por efecto de haber batido la mantequilla y manejable para poder incorporarlo a cualquier postre.
Seguiremos poniendo el azúcar para conseguir ese sabor inconfundible. Ambos ingredientes deben fundirse en una maravillosa masa que quedará de lo más contundente. Un buen frosting queda ligero por efecto de haber batido la mantequilla y manejable para poder incorporarlo a cualquier postre.
Se necesitan unos 5 minutos a velocidad media alta, para que coja la textura necesaria. Cuanto más batimos, más consistencia conseguimos. Es importante que quede como una pasta maleable, pero en ningún caso quede tan dura que no podamos trabajarla bien. Hacer un frosting de vainilla es más fácil de lo que parece, solo nos quedará empezar a decorar nuestros postres caseros con algo realmente maravilloso.
Gemma Meca
Fuente: OK Diario
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