Los vinos de Nueva Zelanda son predominantemente de Sauvignon Blanc y Pinot Noir, las dos variedades icónicas que han conseguido darle a esta pequeña isla un lugar en el mundo del vino.
Hace poco, en Prowein en Alemania, la feria de vino más grande del mundo, probé vinos neozelandeses elaborados con varietales que normalmente están asociados a regiones clásicas del viejo mundo. Albariño y Tempranillo de España, Pinot Gris y Gewürztraminer de Francia, Riesling de Alemania y Gruner Veltliner de Austria.
Lo que me pareció realmente fascinante sobre estos vinos es que en todos ellos se apreciaban las características típicas de cada varietal, al tiempo que también poseían elementos distintivos de los vi-nos elaborados en Nueva Zelanda, incluso con características propias de sus zonas de procedencia.
Aunque en términos de volumen hablamos de cifras todavía no muy sig-nificativas, los productores neozelandeses representan el sueño de cual-quier viticultor al ser capaces de vender, no sólo la totalidad de su pro-ducción, sino que además, lo hacen a precios relativamente altos; el coste medio por botella ronda los 17. ¿Cómo lo han conseguido?
Nueva Zelanda, formada por dos islas, La Isla del Norte y la Isla del Sur, ha sido siempre conocida por sus ovejas, granjas lecheras y agricultura. Allá por los años 70, la idea de plantar cepas era considerada una auténtica locura. Hoy en día, existen 35.000 hectáreas de viñedo (España tiene 955,000 ha y la Comunidad Valenciana 61,000 ha de viñedos), de las cuales la mayoría, un 66%, son de Sauvignon Blanc, seguidas por Pinot Noir y Chardonnay, cada una de ellas representando aproximadamente un 8% del total.
La zona principal de producción se sitúa en el área de Marlborough, al norte de la Isla del Sur, donde los Marlborough Sounds proporcionan protección frente a los vientos del norte-oeste y a su vez, las cadenas montañosas Kaikoura bloquean los vientos fríos del sur. La combinación entre días soleados y noches
frías hace que los vinos de Marlborough tengan intensos tonos frutales con altos niveles de acidez natural. Estas fluctuaciones de temperaturas dotan a los vinos de una increíble vitalidad y frescura.
Para la mayoría de los aficionados al vino de cualquier rincón del mundo, Marlborough es sinónimo de Sauvignon Blanc, y de hecho, tanto es así, que fácil-mente encontrarás vinos de Sauvignon Blanc provenientes de esta región en la mayoría de los restaurantes internacionales.
La diferencia principal que caracteriza a los viticultores de Nueva Zelanda y les hace únicos frente a los de otros países, es el sentimiento de unidad y la visión de futuro aplicada a la producción.
El primer vino que logró hacerse mundialmente famoso fue Cloudy Bay Sauvignon Blanc. Se lanzó al mercado a mediados de los 80 y se posicionó, muy inteligentemente, haciendo correr el rumor "tendrás suerte si te haces con una botella". Fue y sigue siendo uno de los vinos más galardonados de Nueva Zelanda.
Hoy en día ya es más fácil encontrar vinos de Nueva Zelanda en España. La próxima cata en TheWinePlace.es va a incluir un Gruner Veltliner y Riesling de Nueva Zelanda con los mismos vinos pero de Austria y Alemania.
Mark O'Neill
DipWSET es fundador de TheWinePlace.es y experto en vinos internacionales.
Fuente: El Mundo
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