Hoy en "nuestro #QUESO de cada día": La ruta del queso llanero de Sorelia Franco por Lourdes Mata

“Para producir el queso tienes que obtener leche y a esa vaca tú le tienes que cantar, la tienes que acariciar y esa manipulación hace que el animal se vaya poniendo más dócil y allí es cuando vas a tener un rebaño que nada más con un silbido, lo vas a poder recoger y que con el canto de ordeño, con la tonada, tú puedas lograr que es vaca se ponga y dé la leche... esos quesos llevan la melodía”

La sonrisa no se le quita de la cara a Sorelia Franco cuando nos habla del llano, sus vericuetos, quehaceres, personajes y sabores. Hace años que cayó rendida a sus encantos, que se confiesa su amante porque “el llano me ha encendido muchas luces y me ha motivado en muchos aspectos de mi vida”. 

Y como no se podía guardar tanta emoción, buena parte de su vida la ha dedicado a compartir sus travesías. Ponerse su sombrero y llevarse a quien desee meterse llano adentro para conocer a su gente, sus artesano, saborear sus comidas y comer bien fresquito y recién hecho un buen queso llanero, es su ilusión y de las mayores alegrías de su vida. Esta es su ruta quesera.

Podríamos comenzarla en Guardatinajas, nos cuenta Sorelia, para despertar casi a oscuras, ver el ordeño y posteriormente cómo elaboran el queso que luego se puede comprar queso al productor o comer con arepas o cachapas acabadas de hacer.

De allí “bajamos” hasta Calabozo para ver como se produce el queso de mano y el telita. Allí la gente puede probar el queso aún calientico, recién hecho.

La próxima parada “sería” en Corozopando y seguir bajando Mazaguaral o en el Hato Las Careta de Ricardo Freytas. Allí también se puede ver el ordeño, la elaboración de quesos y valorar más lo que estas comiendo porque “cuando te ponen el queso en la mesa y tu viste como se elaboró, tu vas a comerte eso con más pasión”, asegura Sorelia.

La ruta “continuaba” hasta la Negra y Camaguán donde también hay queseras, y un centro de acopio que todas las semanas recibe a los llaneros y campesinos que vienen en su canoa por el río La Portuguesa, trayendo el queso que se hace en Barinas y Guárico durante la semana. “Eso es un espectáculo porque tú ves por ejemplo un sábado o un domingo en Camaguán, como la vida gira en torno a ese acontecimiento…Al turista le gusta verlo porque es relacionarse directamente con el productor… es participar porque el turista también compra su queso”.

En La Negra, a Sorelia le gusta hacer una parada porque allí no puede dejar de comer una catalina con queso de búfala y matado este antojo, se puede llegar hasta La Guanota para ver cómo se ordeñan las búfalas y se producen los quesos.

El camino continúa hacía el cajón del Arauca, donde el tiempo parece haberse detenido y se puede presenciar la producción quesera a la antigua usanza. Luego esta producción es llevada a caballo para su comercialización. Esta es una de las experiencias que más agradece el turista tanto nacional e internacional

“No importa si es un gran productor de quesos, con instalaciones a todos dar y con todas las medidas de asepsia o un llanero que te elabora el queso en un cuartico donde lo que tiene son envases de madera y una totuma para separar el suero de la cuajada, con implementos rústicos donde tiene lo más mínimo y no tiene los implementos que pueden tener en una finca, con mesones de aluminio paredes de porcelana… Ambos tienen sus vacas en la sabana, cuidan a sus becerros y esas es una faena que tienen en común y los unifica”

La mayoría del tiempo Sorelia nos habló en tiempo pasado, porque en sus rutas hoy transitan el miedo, el agobio y la tristeza que hoy lo abarcan todo en Venezuela. Cada tanto, sus ojos se espabilaban y su verbo se transformaba en presente, como señal de resistencia, de ganas y esperanzas. Al final nos dejó su convicción y su certeza:

“La gente tienen que conocer, amar su país, prestarle atención a todas esas personas que tienen un oficio y que están todos los días trabajando y trabajando, que quizás no lo cacarean pero que son quienes empiezan a hacer un país. Conozcan su país, pregunten. Cada vez que alguien les muestre lo que hacen, pues pregúntenle; vayan a las historias de esas personas, sensibilícense porque este turismo rural al que yo me dedico tiene mucho que dar. En su mayoría son personas muy ricas en conocimientos y en vivencias que nos enseñan a ser humildes y a entender más a las personas”.

Lourdes Mata

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Foto cortesía de Sorelia Franco


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