Helados negros, falafel sin carne, té con perlas y otras tendencias gastronómicas que sólo pueden tener lugar en Berlín
Berlín se ríe del postureo de los diseñadores de Milán, París o Barcelona. La capital alemana es una cantera de creatividad e innovación, y lo demuestran con un divertido catálogo de tendencias gastronómicas.
Esta selección de la revista Oh La La nos permite conocer una faceta que van mucho más allá de los pretzel, la cerveza y el frankfurt con chucrut y patatas.
Helado negro como el carbón. Sólo en Berlín se pueden encontrar rarezas gastronómicas así.
Helado negro
Ni la Coca-Cola tiene un color negro tan intenso. Este helado no es precisamente de un chocolate 100% puro, ni tampoco homenajea al famoso club sado-industrial Berghain, como dicen por ahí.
Se trata de una creación de la heladería Black Poodle Ice Cream Club, que cerró pero su gusto estrella fue heredado por la cadena Vanille & Marilla (aunque hay otras casas que lo ofrecen también).
Su gusto es de chocolate con vainilla, pero lo interesante es que el color proviene del carbón activado, un ingrediente que ayuda a la digestión, mejora la función renal y evita la resaca.
Té de perlas
Ni Starbucks tiene tanta popularidad, al punto que la gente hace cola para entrar en Comebuy, que imita a las cadenas de franquicias cafeteras, pero que en vez de café sirvé té. Pero té gourmet.
El catálogo de gustos y aromas es inabarcable, pero la joya de la corona es un té de perlas de Taiwán. En rigor, no es que tengan la apreciada joya natural que crean las ostras, sino que se trata de una infusión mezclada con fruta, leche, y unas ‘perlas’ de tapioca, chía o gelatina, que se ingiere con sorbetes gruesos.
Falafel made in Africa
¿El kebab es turco? Pues no, fue inventado por Kadir Nurman, un inmigrante de aquel país residente en Berlín. Otras fuentes señalan a Mehmet Aygün, quien se hizo millonario en el mundo de la gastronomía. Sea quien haya sido, el popular plato es nativo de la capital alemana.
Y a los alemanes les gusta salir del tópico, por lo que al popular falafel –otra variante de plato popular de raíces turcas- en el barrio de Wedding le quitan el relleno de carne, col, tomate y lechuga, y lo presentan con shakalaka, un plato de origen africano con zanahoria, pimiento, chile, judías, con un potente condimento elaborado con ajo, pimienta, curry, jengibre y cilantro.
Si no hay estómago que resista esta combinación explosiva, se puede solicitar jollof rice, que es un arroz con algunos de aquellos ingredientes y con plátanos y peras.
El anti-café
Hay dueños de bares que tiemblan cuando un cliente se acerca con un ordenador bajo el brazo: detecta al free-lance que se queda por horas y apenas consume un café con leche.
Para evitar situaciones incómodas (los alemanes son muy respetuosos), un café dio vuelta el concepto y propone cobrar por tiempo y no por tazas o platillos. En el Be’kech los clientes pagan 0,05 céntimos de euro el minuto, y hay consumo ilimitado de café o té, comida vegetariana y vegana, además de una buena conexión wifi y un espacio diseñado para el co-working.
Inclusive en el lugar se organizan ciclos de cine, música y otras actividades culturales.
El fast-food más lento
Data Kitchen ofrece una novedosa combinación de tecnología y cocina saludable, que se presenta como ‘slow fast food’. Parece una paradoja, pero lo que busca es que se pueda tener una comida rápida y liviana, pero elaborada con calma.
El secreto está en que los platos solo se piden por una aplicación, y para cuando el cliente llega, ya estará preparada o casi lista en una máquina donde cada plato está personalizado.
Ideal para desayunar o comer al mediodía en plan detox o para los que promulgan que la cocina vegetariana también puede ser divertida y original.
JUAN PEDRO CHUET-MISSÉ
Fuente: cerodosbe
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Aqui puede usted dejar sus comentarios los cuales siempre serán bien recibidos!!!