Estas claves para alimentarse en tiempos de crisis, precisamente, están basadas en las acciones que día a día han tomado las amas de casa para hacer frente a la tempestad y sostener a sus familias (y a la gastronomía… sin saber).
1. La compra racional
Puede sonar obvio que en momentos de crisis nuestras compras deban estar dirigidas por la racionalidad y no por los caprichos. Es vital mantener el foco en la realidad y considerar las consecuencias de salir de nuestro presupuesto y el plan de compra.
Las jefas de familia recomiendan salir con una lista detallada y específica y evitar paseos por lugares tentadores justo cuando sabemos que no disponemos de un margen para darnos gusto, puede ahorrarnos malos ratos y faltas serias en el refrigerador.
También es muy útil hacer una lista de las prioridades en nuestro régimen de alimentación, si por salud por ejemplo, necesitamos una cantidad específica de vegetales o frutas; otros elementos de la lista, menos significativos, deberán sacrificarse por estos.
2. Lo que conviene es mejor que lo que gusta
Estrechamente relacionado con el punto anterior, esta ha sido una de las zonas críticas de adaptación. En las crisis se debe comprar en función de lo conveniente para el presupuesto. Si antes cuando se hacía la lista enunciábamos fresas, ahora se tratará de fruta y eso implica ver todos los precios del día y elegir la mejor oferta. Es preferible comprar una fruta que no sea la preferida y ponerse creativos para servirla, que quedarse sin ese grupo de alimentos porque la elegida explotó con la inflación.
Los precios de frutas, verduras y vegetales son tan crueles como los demás, pero suelen variar en función de las temporadas. Nosotros no estamos acostumbrados a comprar de esa manera y, como nos dicen las que saben, es momento de hacerlo.
Lo mismo ocurre con los lugares, la idea de comprar siempre en el mismo mercado por gusto o comodidad debe flexibilizarse en función de lo que conviene. Algunas diferencias de precio hacen que caminar un poco más valga la pena.
3. Cultivo en casa
Se ha vuelto un tema chocante quizás por el enfoque político que se le ha dado en algunas ocasiones, pero siendo prácticos y como se me dijo directamente: “¿Qué hay de malo en cultivar algunos alimentos en casa?”. No estamos hablando de proveer a todo el país y ser los reyes del cultivo ecológico; sino de tener a la mano algunas hierbas y uno que otro ají o tomate que nos evite, eventualmente, ese gasto.
Hay muchos, muchísimos alimentos de cultivo sencillo en macetas que no requieren de grandes cuidados, ni de grandes espacios para llevarse a cabo. Me quedé asombrada de cuánta gente ya tiene sus hierbas creciendo felices en casa… Ya le dedicaremos un artículo detallado a este asunto.
4. Aprender de la cocina vegetariana
Una gran cantidad de amas de casa se apuntan a cursos breves de comida vegetariana o hacen uso de la información de internet, dispuestas a modificar el menú.
Por tradición y por cultura uno de los asuntos con los que más nos has costado lidiar es con el bajo consumo de proteína animal. Es un problema que nos ha desarmado y nos hace pensar constantemente que no estamos comiendo correctamente si no podemos consumir las mismas cantidades de pollo o carnes rojas.
Sé puede caer en la tentación de gastar todo el ingreso en proteínas animales para unos días y en raciones mínimas y dejar por fuera el resto de los nutrientes. En lugar de reducir porciones por mantener el menú acostumbrado, es recomendable reaprender y hacerse de unas cuantas recetas vegetarianas.
Los vegetarianos son personas entrenadas para vivir saludablemente sin comer carnes y comen, además, muy rico. Han investigado cómo saltarse las deficiencias nutricionales que esta dieta pueda acarrear mezclando adecuadamente unos alimentos con otros y valiéndose, cuando es posible, de algún suplemento vitamínico. ¿Por qué no aprender de su dieta?
5. La versatilidad de las legumbres
Un poco mal queridas y a veces olvidadas, son una fuente de proteínas que debemos tener sí o sí en la lista. Aunque se eleven sus precios tendrán siempre una ventaja por encima de los demás alimentos y es ser increíblemente rendidoras. No son en vano un símbolo de abundancia.
Las legumbres, en sopa, en crema, en croquetas, en ensaladas o como recurso para rendir la proteína animal son un infaltable en esta lista.
Para aprovechar todo el hierro y especialmente en el caso de los niños, los nutricionistas recomiendan sumar cualquier cítrico a su consumo: jugo de limón, una naranja o una mandarina, inmediatamente luego de la comida.
6. La sopa, una comida de guerra
Muchas familias hacen verdaderas proezas por sacarle el mayor provecho a sus carbohidratos. “Pensamos qué tanto podemos comer de un kilo de pasta o de arroz blanco, cada vez más costosos”. Aseguran que, si bien no hay manera de hablar de opciones económicas, olvidarse de la cocina rápida y retomar la laboriosidad de las sopas de verduras vale la pena para rendir lo que se tiene.
Las verduras además de ser nutritivas producen saciedad y las sopas son de esos platos sin recetas fijas, donde se puede agregar lo que se tenga, incluso algún sobrante y evitarse el pecado de desechar comida en momentos como estos.
El caldo base puede ser de huesos de res, cortes pollo, cabezas de pescado o simplemente de vegetales y hierbas. Resulta una comida sustanciosa y rendidora para familias numerosas.
7. La sencillez como herramienta
En la cocina la cantidad de ingredientes no es proporcional a la calidad del resultado. Hace un par de domingos unos amigos me sirvieron un plato de lentejas deliciosas que solo estaban preparadas con sal, media cebolla, pimienta y romero. Y no hacía falta nada más.
El juego creativo consiste en qué tanto se puede simplificar un plato sin sacrificar su esencia. Recibí el consejo de probar con menos e ir degustando… además de reducir costos, evita que la frustración y la carencia nos impidan aprovechar lo que sí tenemos en la cocina.
8. Información y comunicación
Leer, preguntar, discutir, consultar. Aprender es una herramienta para sobrevivir. ¿Qué alimento es más nutritivo que este otro?, ¿cómo reemplazar ingredientes?, ¿cómo preparar el mismo alimento de formas distintas?
Todo indica que hay que estar dispuestos a probar cosas nuevas, a cocinar recetas desconocidas, a intercambiar opiniones con otras familias; a compartir lo que se sabe y lo que se descubre, sin egoísmo. A trabajar en equipo.
A seguir intentándolo.
Nos leemos.
Leidimar Martinez
Educadora - Cocinera
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