Lo que para algunas personas es exquisitez, para otras es algo desagradable.
Si alguien tiene duda o curiosidad sobre el jugo de ojos de borrego, los testículos de toro, la cerveza de raíz estadounidense y otras especialidades de todo el mundo, ahora las puede probar en el Museo de Comida Repugnante en Malmo, Suecia.
MALMO, Suecia. Cabezas de conejos picantes se exponen desde este miércoles en el Museo de Comida Repugnante en esta ciudad. AP
El museo temporal, que abrió este miércoles, obviamente se preparó para la náusea involuntaria que sentirían los visitantes al ver la exposición, que se puede oler y probar. Los boletos son bolsas para vomitar.
Los 80 productos expuestos incluyen batido de rana de Perú, vino de ratones que se toma en China y Corea, y surstromming de Suecia, que es arenque fermentado. También hay balut, fetos medio formados de patos que se hierven dentro del huevo y se comen directamente del cascarón en Filipinas, así como casu marzu, queso pecorino de Cerdeña infestado de gusanos.
El curador Samuel West dijo que la idea de la exhibición es entretener, pero también enviar un mensaje de reflexión: lo que consideramos apetecible o repulsivo se aprende y puede cambiar. Espera que los visitantes se animen a probar más productos alimenticios ecológicos como insectos y carne producida en laboratorios.
"Repulsión es una de las seis emociones humanas fundamentales, y su función evolutiva nos ayuda a evitar comidas que podrían ser peligrosas, que están contaminadas, son tóxicas o han caducado", dijo West. "La repugnancia es considerada una emoción pero nuestro aprendizaje cultural determina qué es lo que nos parece desagradable".
La muestra incluye productos que a muchos occidentales no les podría parecer nada desagradable. Los suecos, por ejemplo, se sorprendieron de que uno de los productos expuestos sea caramelo de orozuz salado, popular en Suecia pero no así en otros lugares. Uno de los productos estadounidenses es una ensalada de gelatina, que lleva frutas. También hubo sesos de cerdo con salsa, y la cerveza de raíz, una bebida gaseosa dulce que los suecos aseguran que sabe a pasta dental.
"Es una exposición que reta a los visitantes a cambiar sus nociones de qué es repugnante y qué es delicioso, y el objetivo es que la gente entienda que no hay manera objetiva de medir lo repugnante", dijo West. "Para algunos, la revelación podría ser: Quizás los insectos no son tan horribles como yo pensaba". (I)
Fuente: El Universo
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