La pelea entre la industria del vino y la cerveza por una cuota del mercado de bebidas con alcohol avanza a paso firme. Y, en esta rivalidad que se dirime en las góndolas, día tras día, el primero de los sectores es el que se está viendo más golpeado.
Hay una realidad: la Argentina es un país conocido internacionalmente por el fútbol, el tango, la carne y el vino. Y si bien la Argentina está dentro del top 10 entre los máximos productores a nivel mundial, la realidad es que la bebida nacional no ha parado de perder terreno en la mesa de cada día.
Un informe elaborado por el consultor Javier Merino, en base a datos anualizados hasta el mes de mayo, detalla que mientras que hace una década en el país se bebían más de 28 litros per cápita, en la actualidad este nivel se desplomó hasta los 20 litros, una cifra que se ubica en el mínimo histórico.
"Entre 2006 y 2009 nuestro consumo era parecido al que hoy tienen algunos países europeos de estándares relativamente elevados, pero luego pasamos a promedios que son propios de países nuevos, que están aún en etapa de expansión", indica Merino con preocupación.
Es en este contexto en el que el Instituto Nacional de Vitivinicultura firmó una resolución con la que autorizó a las bodegas argentinas a comercializar vinos para venta directa al público en latas y envases de acero.
La idea es generar nuevas situaciones de consumo, en un contexto en el que otros formatos innovadores como el bag in box -una caja con una bolsa en su interior que funciona con vacío y permite conservar el vino una vez abierto- no están resistiendo al impacto de la crisis.
En concreto, las bodegas argentinas podrán comercializar vinos para venta directa al público en envases de acero inoxidable, es decir, que se puede vender en “tanquecitos, garrafas o latas” de hasta 50 litros como lo hace la cerveza.
La resolución sostiene que “este tipo de recipiente permite mantener al vino bajo una atmósfera inerte, evitando alteraciones del mismo y conservando las características físico-químicas y organolépticas del producto original”.
Repercusiones
En general, las repercusiones frente a esta medida, son positivas. Desde la Cámara de Bodegueros de San Juan, por ejemplo, señalaron que puede ser una excelente alternativa para competir en el mercado y dejar de lado los prejuicios de que el vino"sólo se debe beber en copa".
En tanto que desde Bodegas de Argentina señalaron que esta medida amplía las posibilidades para la industria:"Si uno quiere una cerveza podés elegir, entre una botella chica o grande, una lata de 350 cc o de 500 cc, es decir, hay mucha diversidad de envases. En nuestro caso el vino no tiene versatilidad".
Cabe destacar que en los últimos 20 años creció significativamente el consumo de cerveza: a fines de la década del 90 se consumían 40 litros per cápita de vino contra 37 litros de cerveza.
Sin embargo, esa relación cambió sustancialmente: el año pasado, el consumo anual per cápita de vino bajó a 20 litros y el de la cerveza pasó a más que duplicarlo, con 42 litros.
Fuente: Iprofesional
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