Se considera que la literatura latina comienza en el año 240 a.C., cuando se representa la adaptación al latín por Livio Andrónico de una obra de teatro griega (Andrónico era un griego hecho prisionero en 272 a.C. y llevado a Roma, y también tradujo la Odisea). Por la misma época Nevio compuso el primer poema épico en latín, ya no era una traducción como las de Andrónico, sino completamente original, por lo que se le considera el primer poeta romano.Edición de De Agri Cultura del siglo XV conservada en la Biblioteca Medicea Laurenziana / foto Sailko en Wikimedia Commons
Pero en cuanto a obras en prosa la más antigua que se conoce data del año 160 a.C., esto es, unos 80 años después de las traducciones de Andrónico. Se trata de De Agri Cultura, un manual agrícola dirigido a los terratenientes romanos, que además incluía instrucciones para la producción de vino y recetas, pero también consejos de gestión sobre los esclavos.
La escribió Marco Porcio Catón, más conocido como Catón el Viejo, político y militar famoso por ser el impulsor de la tercera guerra púnica y de la destrucción de Cartago.
Después de esto, dícese que Catón arrojó de intento en el Senado higos de África, desplegando la toga, y como se maravillasen de la hermosura y tamaño de ellos, dijo que la tierra que los producía no distaba de Roma más que tres días de navegación. Refiérese todavía otra cosa más fuerte, y es que siempre que daba dictamen en el Senado sobre cualquier negocio que fuese, concluía diciendo: Este es mi parecer, y que Cartago debe ser destruída (Plutarco, Vidas Paralelas – Catón el Viejo XXVII)
La frase de Catón ha saltado a la cultura popular / foto BaldrickTM en Twitter
La imagen de Catón era la de un firme defensor de la vida romana tradicional y el espíritu rural, severo y estricto tanto en los asuntos públicos como en los familiares. No obstante su reputación de férrea moralidad sufrió un duro golpe cuando, a la muerte de su esposa, volvió a casarse con una de sus esclavas. De hecho su hijo no volvería a dirigirle la palabra, y la familia se escindiría en dos ramas. Curiosamente la más destacada de las dos sería la que desciende del hijo que tuvo con su segunda esposa, a la que pertenece su bisnieto Catón el Joven (recordado por su tenaz oposición a Julio César).
Catón el Viejo también fue el primer historiador que escribió una historia completa de Roma y otras ciudades itálicas desde su fundación, lamentablemente perdida, y que solo sobrevive en fragmentos a través de citas de otros autores. Según Plinio el Viejo, Catón usaba esta historia de Roma para enseñar a su hijo a leer. Precisamente dirigidos a su hijo fueron una serie de consejos que recopiló en Praecepta ad Filium, de los cuales solo ha sobrevivido uno que refleja muy bien su carácter y forma de pensar:
A su debido tiempo Marco, hijo mío, te explicaré lo que encontré en Atenas sobre el mundo griego y demostrar qué ventajas pueden residir en sus escritos (aunque no debemos tomarlos demasiado en serio). Son un pueblo rebelde y sin valor. Toma esto como una profecía: cuando los griegos nos cedan sus obras nuestro mundo se corromperá, al igual que si envían a sus médicos aquí. Han jurado matar a todos los bárbaros con sus medicinas y cobran recompensas por hacerlo a fin de que trabajen de forma más eficiente. Los griegos por supuesto nos consideran bárbaros además de sucios oscos. Te prohíbo ser jamás atendido por uno de ellos (Catón el Viejo, Máximas dirigidas a su hijo)
En De Agri Cultura (Sobre la Agricultura), Catón escribe desde su propia experiencia de agricultor terrateniente, de una manera sencilla y en opinión de muchos expertos algo arcaica. El texto no sigue un plan sino que es bastante aleatorio, cargado de supersticiones mezcladas con consejos prácticos, pero es fundamental para conocer cómo era la vida rural en la época de la República Romana.
Supuesto busto de Catón el Viejo / foto dominio público en Wikimedia Commons
Catón aprovecha para criticar otras actividades como el comercio y la usura y compararlas con las bondades de la vida agrícola. Desprecia el comercio por los peligros que supone, y la usura porque la ley romana la considera peor que el robo. Según Catón solo la agricultura puede formar buenos ciudadanos y soldados, y proporcionar los valores morales adecuados.
Es cierto que a veces es más rentable obtener dinero por el comercio, sin que sea muy azaroso; igualmente el préstamo dinerario, sería igual de honorable. Nuestros antecesores tuvieron esta perspectiva y la incorporaron a sus leyes, que requerían que el ladrón fuese multado y el usurero cuadruplicado; a qué ciudadano consideraban menos deseable, al usurero o al ladrón, uno lo debe juzgar por sí mismo. Y cuando honoraban a un hombre valioso, los honores tomaban esta forma: «buen labriego, buen granjero»; el que era honorado así se tenía haber recibido la más grande condecoración. Considero al comerciante como un hombre enérgico, e inducido a hacer dinero; pero, como decía antes, es una carrera peligrosa y susceptible al desastre. Por otra parte, es desde la clase labriega que los hombres más bravos y los soldados más rudos tienen su origen, su voz es la más respetada, su sustento está más asegurado y se le ve con menos hostilidad, y aquellos determinados en esa búsqueda están menos inclinados a quedar insatisfechos. Y ahora, para volver a mi tema, lo anterior servirá como una introducción a lo que me he comprometido. (Catón el Viejo, De Agri cultura I)
Tracta romana / foto Pass the Garum
Receta de vino griego: Tome las uvas de apicio cuando estén completamente maduras; mezcle dos cuadrantes de agua de mar vieja o un poco de sal con el mosto. Cuélgalo en una bolsa y déjalo reposar en el mosto SI quieres tener un vino brillante, toma medio apicio y medio vino gris, y añade una trigésima parte de vino viejo cocido. Como regla general: en cualquier tipo de vino artificial, poner una trigésima parte de vino cocido en él (Catón el Viejo, De agri cultura 24)
Otras partes del manuscrito recogen rituales religiosos, que debían ser realizados por los agricultores para asegurar el éxito de las cosechas. Y también recetas culinarias como las del savillum (pastel de queso), el libum (pastel parecido al panetón actual, a base de harina, queso, huevos y miel, adornado con hojas de laurel), y la placenta.
Placenta romana / foto Pass the Garum
La placenta es un plato tradicional de la antigua Roma, hecho con varias capas de tracta intercaladas (la tracta era una especie de masa de pastelería usada en la cocina griega y romana) con una mezcla de quesos y miel, todo ello aromatizado con hojas de laurel, horneado y vuelto a recubrir de miel. Algo así como una lasaña extremadamente dulce.
Dar forma a la placenta de la siguiente manera: colocar una sola hilera de tracta a lo largo de toda la longitud de la base. Luego se cubre con la mezcla[queso y miel] del mortero. Colocar otra fila de tracta encima y seguir haciéndolo hasta que todo el queso y la miel se hayan agotado. Termine con una capa de tracta….coloque la placenta en el horno y ponga una tapa precalentada encima de ella…. Cuando está listo, se vierte miel sobre la placenta (Catón el Viejo, De agri cultura 76)
No obstante, como hemos visto, aunque Catón denostaba todo lo heleno, los investigadores están casi seguros de que copió la receta de la placenta de un libro de cocina griego. De la versión griega del postre derivarían los actuales tiropita y baklava, e incluso en la isla de Lesbos se sigue llamando placenta a un postre tradicional de capas con nueces, que se hornea y se recubre con miel.
De Agri cultura es la única obra de Catón que ha sobrevivido completa. Una edición, realizada en 1541 en Venecia, se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Fuentes: De Agri Cultura (Catón el Viejo) / Around the roman table (Patrick Faas) / Ensayos sobre Historia del Pensamiento Económico (Varios autores) / Breve historia de Roma (Francisco Eugenio Díaz) / Wikipedia.
Fuente: La Brújula Verde
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