Hoja de kale. Foto: Shutterstock.
Pero hay algo curioso: hay novedades que no son sino regresos. Echa uno la mirada atrás a aquellos años y recuerda a personas aún mucho mayores, que ya no están por desgracia con nosotros y que crecieron en el Madrid de la preguerra, y recordaban, al ver los primeros brécoles o bróculis -es lo que pasa cuando algo llega del extranjero, que los nombres fluctúan- de aquellos años 60, que en los 30 se comía algo muy parecido llamado brecolera. Luego alguno apuntaba que antaño también hubo rúcula, aunque se llamaba ruqueta. Y algún erudito informaba de que en la España del siglo XIX se consumían alfónsigos, que luego desaparecieron y regresaron mucho más tarde como pistachos.
¿QUÉ ES LA COL CRESPA?
Lo nuevo puede, pues, no serlo tanto. Y lo mismo se aplica sin duda a algunas de las "novedades" mucho más recientes. Uno recuerda que nos explicaban que la brecolera de antes de la guerra era más espigada, más estrecha que el bróculi que ahora conocemos. Y se puede uno hacer la pregunta: ¿No suena eso a algo muy parecido a lo que nos ha llegado hace poco como 'bimi'? También, al buscar información sobre ese otro supuesto portento como alimento sano que es el (¿o la?) kale, menciones en libros españoles de una "col crespa" que también aparecía por nuestros mercados hace decenios... y nos preguntamos si no serán la misma cosa.
Y sí, los mercados y los cultivos tienen bastante más de moda de lo que solemos pensar: los productos llegan, desaparecen, vuelven...
FERNANDO POINT
Fuente: El Mundo
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