Científicos, arqueólogos y maestros cerveceros elaboran con levaduras de hasta hace 5.000 años la bebida favorita de los antiguos egipcios
Un equipo interdisciplinario de investigadores, arqueólogos y maestros cerveceros israelíes ha resucitado levaduras de hasta 5.000 años de antigüedad para elaborar una cerveza, de tipo ale, similar a la bebida favorita de los faraones del antiguo Egipto. A tal fin han tenido que secuenciar el genoma de seis muestras de restos del fermento, halladas en fragmentos de vasijas recuperadas en varios yacimientos del actual Estado de Israel.
Restos de recipientes para recuperar levadura de cerveza antigua, el miércoles en Jerusalén.
En la antigüedad la cerveza era un ingrediente básico en la dieta diaria de la población de Oriente Próximo, niños incluidos, ya que la fermentación garantizaba su salubridad frente al agua contaminada, sostiene un informe de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que ha difundido los resultados del hallazgo. Junto con el inmemorial hidromiel de alta graduación alcohólica, los egipcios y otros pueblos sometidos a su dominio, como israelitas y filisteos, usaban en sus ritos religiosos una bebida a la que asignaban propiedades curativas.
El microbiólogo de la Escuela de Odontología de la Universidad Hebrea Ronen Hazan ha dirigido la investigación que condujo a localizar restos de levadura en los nanoporos de ánforas y de otros recipientes. A su vez, el profesor Isaac Paz, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, coordinó el equipo de arqueólogos que seleccionó los fragmentos de cerámica más adecuados para desarrollar el proyecto. Algunos de los restos están datados en el reinado del faraón Narmer, hace cinco milenios, mientras que los más recientes proceden el siglo IV antes de Cristo.
La investigación encontró finalmente un gran parecido de los hallazgos revividos con algunas de las levaduras que aún se siguen usando en bebidas africanas como la aguamiel tej de Etiopía. El maestro cervecero Shamuel Nakai, propietario de un bar en Jerusalén, fue el encargado de plasmar en forma de ale la resurrección de la bebida de los faraones, aunque con malta y lúpulo contemporáneos, claro está. Los análisis y las catas confirmaron su aptitud para el consumo y un adecuado paladar que puede ser apreciado por los aficionados a las cañas.
“Lo más extraordinario de todo esto es que las muestras de levadura hayan sobrevivido durante miles de años para que nosotros nos hagamos una idea de cómo era la cerveza que degustaban egipcios y filisteos, que, por cierto, no está nada mal”, ironiza el investigador Rosen Hazan en la presentación del hallazgo difundido por la Universidad Hebrea.
“Aparte del truco publicitario de beber la cerveza del faraón”, reconoce Hazan, “esta investigación ha sido muy importante en el campo de la arqueología experimental, que busca la reconstrucción del pasado”. Tras dar a luz una bebida con un contenido de alcohol del 6% y gran parecido a la cerveza de trigo, la investigación del equipo israelí puede servir para devolver la vida a antiguos vinos ya desaparecidos, cuyos restos permanecen todavía en ánforas recuperadas del fondo del mar.
El arqueólogo Isaac Paz destaca a su vez los esfuerzos de un equipo interdisciplinario que, según asegura, “por primera vez ha conseguido preparar una bebida de hace miles de años con una antiquísima levadura, es decir, con una sustancia original”. La investigación ha sido publicada en la revista mBio, editada por la Sociedad de Microbiología de Estados Unidos.
Otro miembro del grupo interdisciplinario, el arqueólogo de la Universidad de Bar Ilan Aren Meir, que ha excavado en la ciudad filistea de Gat, la mítica cuna del gigante Goliat, se ha atrevido a equiparar, en el portal informativo israelí YetNews, la resurrección de la cerveza de los faraones con la recreación de los dinosaurios en Jurassic Park. “La única diferencia es que en la película el experimento se come a los científicos”, aventura, “mientras que ahora somos los científicos los que nos bebemos el experimento”. El equipo, según asegura la prensa hebrea, se plantea comercializar el descubrimiento utilizando las técnicas milenarias de los cerveceros de los faraones.
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JUAN CARLOS SANZ
Fuente: El País
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