El famoso horno que tiene una puerta de tan solo 60 cms. está en la boutique de Villa Ortúzar y es el encargado de surtir a todos los demás locales, hoteles y restaurantes. Es alimentado con leña, lo que le da ese sabor aún más particular al pan.
En principio, Lepi funcionaba como proveedora de panes y viennoiserie para los más prestigiosos hoteles y restaurantes de Capital Federal. Sin embargo, después de varios años de perfeccionar su producto, le abrieron las puertas al público. Actualmente suman 3 sucursales.
El panadero detalla que ellos no son creadores de algo nuevo, sino que producen y crean “algo que se hizo toda la vida y se perdió en el tiempo. Volvimos a ponerlo de nuevo a la moda en Buenos Aires”. Explica que es todo un ritual hacer el pan y la denomina como una tradición muy linda y antigua.
También es resaltable el espíritu formador que hay dentro de la panadería. Trabajan con mucha gente joven y se encargan de formarlos y enseñarles el oficio del pandero. “Es muy bonito que con la harina, la manteca, productos nobles, podemos enseñarle un oficio a alguien. No son productos pre elaborados o pre mezclas y esto les permite aprender el oficio de panadero como debe ser”, dijo Guillot.
Llevar a cabo esta labor es un trabajo bastante arduo. Solo con ver la pequeña puerta del horno, entiendes que no es fácil estar allí amasando y cocinando varias horas al día. Al visitar la panadería, pudimos ver de cerca cómo trabajan los chicos; se nota el placer con el que lo hacen y el amor que le ponen a sus panes. Este sin duda es el ingrediente secreto que ha garantizado el éxito de Lepi.
Sus coordenadas son:
Jessica Martínez Albero
Periodista
Twitter: jessialbero
Instagram: jessicalberm
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